Mi Ángel

La noche estaba en silencio, un silencio pesado que parecía presagiar lo que estaba por venir. Liana y Valen se encontraban en un rincón olvidado del Instituto, un lugar que había sido sellado con magia antigua y que ahora se erguía como una sombra en el borde del conocimiento. La bruma de la noche rodeaba el lugar, intensificando la sensación de que estaban a punto de cruzar una línea que no podía ser deshecha.

Liana miraba el viejo mural que cubría la entrada al área prohibida. Había encontrado el lugar en uno de los libros antiguos que habían consultado, un libro que hablaba de un portal que conectaba los mundos, pero que había sido sellado hace mucho tiempo. Las inscripciones en el mural eran crípticas, pero Liana podía distinguir palabras clave que hablaban de "prohibido" y "peligro inminente".

—¿Estás seguro de que esto es lo que tenemos que hacer? —preguntó Valen, su tono mezclado con una inquietud que no intentaba ocultar. Su mano estaba lista para sacar una de sus armas, y su mirada se mantenía fija en el mural.

—Es lo que necesitamos —respondió Liana con determinación, aunque su propio corazón latía con una mezcla de anticipación y temor—. Si lo que vimos en el ritual es correcto, el portal es la clave para entender la verdadera naturaleza de la amenaza que enfrentamos.

Valen asintió lentamente, aunque no estaba del todo convencido. Sabía que enfrentarse a lo desconocido era peligroso, pero también sabía que la información que buscaban era esencial. Con un suspiro resignado, se acercó a Liana mientras ella comenzaba a recitar las palabras en la lengua antigua que había encontrado en los textos.

Las palabras salieron de sus labios con una fluidez sorprendente, como si la magia misma la guiara. El mural comenzó a resplandecer con una luz tenue, y un rugido bajo de poder antiguo llenó el aire, haciendo que las piedras alrededor temblaran. Con cada palabra, el mural parecía desvanecerse, revelando una entrada enmarcada por runas que parpadeaban con una luz dorada.

Finalmente, el mural se desintegró por completo, revelando una puerta de acero ennegrecido con símbolos que se movían y cambiaban como si tuvieran vida propia.

—El portal está abierto —dijo Liana, dando un paso hacia la puerta mientras su respiración se aceleraba.

—Pero, ¿qué pasa si no podemos volver? —cuestionó Valen, con un atisbo de preocupación en su voz.

Liana lo miró, su determinación imperturbable.

—Tenemos que arriesgarnos. Si queremos derrotar a la amenaza que se cierne sobre nosotros, necesitamos saber qué hay al otro lado de este portal.

Valen la observó durante un momento, y luego asintió. Con una mezcla de valentía y cautela, empujó la puerta, revelando un pasillo oscuro y estrecho que parecía extenderse hacia una profundidad interminable. La atmósfera dentro era opresiva, como si el aire estuviera cargado de secretos antiguos y promesas rotas.

Con una última mirada de complicidad, Liana y Valen entraron en el portal, avanzando por el pasillo con pasos firmes. A medida que avanzaban, el pasillo comenzó a transformarse, con las paredes y el suelo cambiando de una piedra áspera a un metal suave y brillante, como si se estuvieran adentrando en una dimensión completamente diferente.

Finalmente, llegaron a una cámara amplia y majestuosa, iluminada por una luz etérea que emanaba de un enorme cristal en el centro. El cristal flotaba a unos metros del suelo, y alrededor de él, un círculo de runas resplandecientes formaba un patrón intrincado.

—Este es el corazón del portal —dijo Liana, admirando el cristal con una mezcla de asombro y respeto—. Debe contener la clave para entender la conexión entre los mundos.

De repente, un estruendo resonó en la cámara, y una sombra oscura se desprendió del suelo. De la sombra emergió una figura alta y encapuchada, su presencia imponente llenando la cámara con una energía que parecía congelar el aire.

—¿Quién osa perturbar el santuario del portal prohibido? —La voz de la figura era profunda y resonante, cargada de un poder ancestral que hizo que Liana y Valen se quedaran sin aliento.

Liana se adelantó, manteniendo la mirada fija en la figura.

—Venimos en busca de respuestas. El mundo está en peligro, y necesitamos conocer la verdad que este portal guarda.

La figura encapuchada observó a Liana y Valen con una intensidad que parecía atravesar sus almas.

—Las respuestas que buscan vienen con un precio —advirtió la figura—. El portal no solo conecta mundos, sino también los destinos de aquellos que lo cruzan. Al buscar conocimiento, arriesgan sus propias vidas y almas.

Valen se movió para colocarse frente a Liana, protegiéndola instintivamente.

—Estamos dispuestos a pagar el precio —dijo con firmeza—. No podemos permitirnos quedarnos sin respuestas.

La figura encapuchada parecía considerar sus palabras durante un largo momento. Finalmente, levantó la mano y, con un gesto, hizo que el cristal flotante se acercara a ellos, emitiendo una luz aún más intensa.

—Entonces, están listos para enfrentarse a la verdad, sin importar cuán oscura sea —dijo la figura—. Entren al círculo de runas y enfréntense a su destino.

Liana y Valen intercambiaron una última mirada, sabiendo que el siguiente paso los llevaría a enfrentar las verdades más profundas y oscuras que jamás habían imaginado. Con un paso decidido, se adentraron en el círculo de runas, sintiendo cómo el poder del portal comenzaba a envolverlos, transportándolos a un lugar donde la realidad y el sueño se entrelazaban de manera inextricable.

La cámara se desvaneció a su alrededor, y el verdadero viaje hacia el corazón del misterio había comenzado.