Kallias ha vivido creyendo en la promesa de un amor eterno con su alfa destinado. Sin embargo, su mundo se desmorona cuando descubre que su alfa ha sido infiel durante mucho tiempo. Su compañero de alma, también herido por la situación, se encuentra atrapado en el mismo sufrimiento.
En medio de esta crisis, el alfa sufre un accidente y entra en coma, lo que lleva a Kallias a una encrucijada. Decidido a no seguir atado a un lazo roto, toma la difícil decisión de romper el vínculo que los une. Con el corazón destrozado, se embarca en un viaje en busca de sanación y autodescubrimiento. En su travesía, buscará conocer el amor propio, la confianza y la fortaleza.
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Capitulo 5: Tempestad y reflexiones [Parte 1]
Se sentía bien, relajante, fresco, aunque no sabía cómo llegó allí, a ese gran abismo negro, sin colores, sin sonidos, con la soledad de compañera, tampoco estaba poniendo mucho de su parte, ¿para qué forzar un recuerdo cuando se sentía así?, tan relajado, en paz, sin preocupaciones. ¡Oh, sí! Qué dicha, cuanto me gustaría que Kallias estuviera aquí conmigo, un momento, ¿quién es Kallias ?, un destello de luz plateada apareció invadiendo la oscuridad, como un gran faro, grande, brillante, llamativo y vivaz, pero a la vez, débil, ¿por qué está débil?
Esa pequeña, pero a la vez gran mota de luz se expandía, contraía y alargaba para finalmente desaparecer, siendo reemplazada por un hilo igual de brillante, un lazo.
El hilo tomó vida propia, moviéndose en su dirección, debería estar asustado o algo así, pero no, al contrario, tenía mucha pereza de moverme, pero el lazo se veía tan bien, brillante y cálido y, ¡oh!, no se equivocaba, era cálido, aunque no lo suficiente, se sentía débil, como una fogata extinguiéndose ante el frío de una nevada. No sabía qué pasaba, pero si sabía una cosa, no quería que eso pasara.
-¿Qué ironía no? - Una voz proveniente de todos lados, pero de ninguno en específico, le habló.
Frunció el ceño, el lazo brilló y se relajó casi de inmediato.
— Ustedes, tan egoístas… — La voz se dirigió hacia él nuevamente, pero esta vez no sentía nada más que la abrumadora sensación de paz y calidez que le estaba embriagando. — Piensan que por ser lo que son pueden pasar por encima de nosotros…
Silencio.
— Pero...— La voz en modo de susurro llegó por su izquierda, pero él no se inmutó, no sentía temor alguno. — Nosotros somos más… Somos belleza, somos paz, somos pasión, somos amor, somos luz… Nosotros somos Omegas —
Omegas, esa palabra retumbó en su mente, Omegas, Kallias también es Omega, mi Omega, de pronto la calidez que le embriagaba desapareció, siendo reemplazada por algo frío, duro, y la imagen de Kallias con los ojos llorosos en el marco de esa puerta se enterró en lo más profundo de su alma.
Yo lo lastimé…
…
Kallias suspiró feliz, después de haber hablado con su hijo sobre ese asunto, se quedaron un rato más allí, en silencio, disfrutando de la compañía del otro, como madre e hijo, cálidos, envueltos en un abrazo, hasta que el estómago del Alfa sonó realmente fuerte indicando la hora de la comida, solo con eso decidieron levantarse a buscar el almuerzo.
Y velos ahí afuera con el resto de su familia, incluido su hermano, disfrutando de un sabroso almuerzo preparado por su madre, todos envueltos en una agradable burbuja de calor y familiaridad, con chistes, anécdotas y bromas por aquí y por allá, nada del otro mundo.
Pero la felicidad no dura mucho, siempre hay algo que la interrumpe y en este caso ese algo venía en forma de llamada telefónica.
Un teléfono desde el interior de la casa sonó con un timbre agudo e incesante y fue Jimmy quien se levantó a atenderlo, mientras que los adultos se quedaron allí afuera hablando de ningún tema en particular.
— Mamá — Desde la puerta el aludido llamó a Kallias quien interrumpió lo que estaba haciendo para prestarle atención a su hijo — Es una llamada para ti — Continuó el menor.
— ¿Quién? — Preguntó el Omega a lo que Jimmy se encogió de hombros sin saber realmente de quién se trataba.
Kallias se puso en pie y se dirigió a donde su hijo le tendía el celular; lo agarró y se lo llevó al oído.
Pero una cosa era segura, no estaba listo para una noticia así…
…
— Oye Derek – Mario, su secretario y uno de sus mejores amigos, ingresó a la habitación en donde se encontraba el Alfa leyendo algo en su celular.
— ¿Sí? — Respondió este sin despegar la vista de su teléfono.
— Ya casi es hora — Informó el otro.
Es entonces que Derek deja lo que estaba haciendo para prestar mayor atención a lo que el otro le decía.
Suspiró.
— Ya casi es hora — Repitió en un susurro cando se halló solo.
...
Jimmy veía raro el cómo su papá había dejado caer el teléfono, pero tan pronto como le vio empezar a hiperventilar salió corriendo dejando con la palabra en la boca a su abuelo, quien le estaba hablando del colegio y del cómo había sido uno de los mejores estudiantes de su época.
Llegó hasta donde estaba su mamá y le hizo señas para que respirara igual que él.
Con cada exhalación el Omega se sentía mejor, aunque eso no incluía el remolino de pensamientos que pasaban por su cabeza.
— ¿Qué pasa? — Preguntó Jimmy, todavía preocupado viendo a su padre a la cara.
Kallias sintió sus ojos aguarse, incapaz de ver a su hijo a los ojos, suspiró temblorosamente antes de, finalmente, levantar la vista.
— Tu padre está en el hospital… —
…
Todo era un caos, personas corriendo para aquí y para allá, otras gritando a los cuatro vientos, el horrible olor a cloro, enfermedad y miseria y los desgarradores gritos de un par de personas.
Kallias no podía estar más que ansioso sentado, es esa fría silla de hospital con su hijo dormido en sus piernas y esperando alguna clase de noticias acerca del estado de Jerry.
Pero nada, todo lo que le decían cuando preguntaba era: "Está en observación, espere", y la verdad estaba que le jalaba los mechones de pelo teñido a la estúpida recepcionista que lo veía todo con aberración, ¿cuál era la obsesión de las mujeres por teñirse el pelo de Rubio? No le importaba, pero necesitaba ocupar su mente en algo que no fuese el hecho de su marido infiel en urgencias y el de sentir su cuerpo enfermo a causa de la lejanía con su pareja.
Suspiró en un intento por calmarse cuando una cabeza cayó en su hombro, por tercera vez en la noche, y la empujó hacia arriba, ¿para qué?, para que esta volviera a caer nuevamente.
Estaba irritado, preocupado, furioso, triste, con hambre y sueño y estaba que le lanzaba los papeles que tenía en la mano a la estúpida recepcionista.
Solo un poco más, aguanta. Pensó
Solo un poco más.
del papel también está en tu imaginación para poder entender también