Elena es la primera princesa del imperio Viton, su padre la ama sobre el resto y le permite hacer cosas que se consideran de hombres así reciba quejas por esto.
Gracias a esto sus hermanas la envidian y la engañan una vez, permitiéndoles dañarla grandemente haciéndola desaparecer.
Elena no muere aunque era lo que querían pero su rostro fue destrozado y le impide regresar.
Vive con el médico que la salvo y a su cabaña llega la solución a sus problemas, un rostro nuevo, una vida nueva, pero tendrá que pagar por eso al ayudar a su nuevo esposo a completar también su propia venganza. Intentando en el camino de superar dejar atrás todo lo que vivió ¿podrán amar de nuevo?.
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Cap 7
En la cabaña de la montaña Elena ya se había acostumbrado a mirarse en el espejo sin que doliera tanto y la inflamación en su rostro había disminuido.
Solo le faltaba algo y sabía que en cualquier momento Max llegaría.
Se levantó de la cama y se sentó una vez más frente al espejo de la mesa de maquillaje. Acaricio su cabello por unos minutos mientras lo miraba.
“Espero cuando todo acabe, poder usarte nuevamente”.
Aunque Javier en un inicio pensó en que usaría una peluca, recordó que no sería bueno en el ambiente hostil en el que estaría, Juan por su puesto se molestó por el viaje perdido pero entendió a lo que se refería.
Como tenían que buscar suministros aprovechó de comprar unos tintes negros, estos aunque no eran duraderos serían de mucha ayuda.
Elena acepto, solo tenía que estar al pendiente del crecimiento de su cabello y todo resultaría, no tendría que cortarlo ni preocuparse de perder la peluca en algún momento.
Javier era demasiado atento a cada detalle, aún Elena no entiende porque la ayuda tanto, sin embargo, le alegra eso.
—Deberías ir conmigo —le dice Elena a Javier quien está de pie a su lado tiñendole el cabello.
—No, estoy bien aquí, este es mi hogar.
—Pero, estarás más cómodo en la mansión.
—No estoy para conflictos, tú no vas a esa mansión de paseo, vas a luchar, por eso creo que lo mejor es que te prepares emocionalmente para eso.
—Vendré a visitarte y a pagarte por todo lo que has hecho.
—No necesitas hacerlo, pero espero logres hacer pagar a quienes te dañaron. —Elena se quedó en silencio, Javier hizo lo mismo y aunque se encontraba concentrado en lo que hacía, aún pensaba en lo que realmente le pasó a esa chica y lo que él tuvo que hacer mientras estába inconsciente.
Tal y como Max había dicho a los días llegó a la cabaña. Al ver el carruaje en la distancia la nueva Andrea supo que era el momento de regresar, se quedó sentada en el kiosko en compañía de Javier y Juan cuando Max se detuvo en la entrada.
Al descender del carruaje y ver a su esposa mirando en su dirección apretó los puños y bajo la cabeza.
“No es mi esposa, es solo una sustituta” —suspiro pesadamente y levantó levemente la cabeza acercándose a ellos.
—Su alteza —dijo haciendo una reverencia a Elena quien se levantó.
—No deberías hacer eso.
—Es lo correcto, siempre que estemos solos cumpliré con el protocolo. —Elena suspiró y negó con su cabeza.
—Bien, haz lo que quieras. —él se levantó pero le esquivó la mirada.
—Señor, me llevaré a la princesa hoy.
—Por mí está bien —Javier miró a Elena —¿Qué dices?
—¿Tienes algo que contarme? —Max sin mirarla se sentó frente a ellos, Elena volvió a sentarse y este le habló de la situación en el palacio.
Elena se enteró que aunque el emperador era renuente a aceptar su muerte terminó por doblegarse ante los funcionarios, terminó realizando los ritos funerarios a un ataúd vacío.
La más interesada en esto era la emperatriz ante la cercanía del matrimonio de Martha, saber que Martha se iría solo ocasiona que Elena no tenga objeción en regresar ese día. Debe detenerla y evitar que ese matrimonio se concrete.
La tristeza del emperador es evidente para todos, ni hay forma que él pueda ocultar el dolor de tener que despedir a su princesa Elena.
—Vamos —dijo Elena levantándose de la mesa, ya había escuchado suficiente —ya no puedo esperar.
—Iré primero a ver a mi esposa —dicho esto, Max se levantó y salió de la cabaña hacia el lugar donde estaba sepultada Andrea.
Conversó con ella largo rato para así darle tiempo a Elena de arreglar todo y regresó. Elena se encontraba dentro de la cabaña por lo que se despidió tanto de Javier cómo de Juan y se montó al carruaje justo en el lugar donde iría el cochero.
Elena cambió su ropa y salió, realmente en la cabaña no había nada que le perteneciera, solo la ropa con la que llegó y no es más que basura. Se despidió de Javier y Juan prometiendo volver a pesar de la negativa de estos y subió al carruaje.
Tal y como se esperaba el viaje hacia la ciudad fue silencioso, Max llevando las riendas del carruaje y Elena pensando en lo que haría con Martha, siendo ella a la primera que quiere destruir.
Cuando estaban por llegar a la mansión, Max se detuvo y entró al carruaje, sin verla fijamente y se sentó a su lado, aunque Elena creyó que no se moverían el carruaje continuó su movimiento.
—Es el cochero, pase a buscarlo —Elena solo asintió y siguió mirando la cortina que cubría la entrada de carruaje —debemos fingir al llegar.
—Lo sé.
Tras estas simples palabras o indicaciones, el silencio regresó.
Al detenerse nuevamente sabía que habían llegado, al mirar por la ventanilla ya el sol se había ocultado, Elena suspiro al saber que no tendría que convivir con esa mujer, por lo menos no ese día.
Max bajó primero y tal y como pensó en la entrada estaba su madrastra, junto a su padre y hermanos, estos miraban expectantes el carruaje.
—Hijo —dijo la arpía él solo la ignoro.
—Andrea —ella al escucharlo suspiro y salió, solo para recibir la mano de Max quien la ayudaría a bajar.
La expresión de Mariana era aún de incredulidad al ver bajar a la nueva Andrea del carruaje, pero no había forma de que fuera otra persona.
“Es ella” —pensó, en cuánto Andrea le dirigió la mirada —”¿Cómo la salvaron?”
Max sin soltarle la mano caminó con ella hasta estar frente a su padre.
—Padre, madre, yo seguiré a la habitación con mi esposa, ella está agotada y aún tiene que recuperarse.
—Mi niña ¿Cómo te sientes? —dijo Mariana acercándose e intentando agarrarle la mano, Andrea solo la levantó hacia su boca y fingió toser.
—Yo… lo siento madre, aún me siento un poco mal, quisiera descansar.
—Bien, vayan, debes recuperarte.
—Gracias madre —Andrea camino hacia el duque e hizo una leve reverencia —padre, me despido.
Máx continuó al lado de Andrea y entró con ella a la mansión, aunque Mariana sonreía y fingía felicidad por dentro maldecía la llegada de Andrea.
nota...
De ahora en más solo usaré el nombre Andrea, debido a que será estresante pasar de un nombre a otro o mantener el Elena, este último solo lo usaré en momentos específicos. quizás es una forma que sea menos engorrosa la escritura.
Muchas bendiciones 🙏 para ti y familia 😇 éxito en todo y nos vemos en la próxima