LAZOS DE SANGRE

Arturo ya se había adaptado a dirigir el negocio de Asela, al inicio sentía que estaba fuera de lugar por tratarse de ropa en su mayor parte de mujer, moda, desfiles, modelos, claro esto último es lo que si le gustaba, estar rodeado de mucha mujer bonita, con las cuales llegaba a tener una que otra salida para pasarla bien, solo que siempre tenía encima a Sira que lo mantenía a raya, ya que le dijo que si volvía a meterse en problemas no volvería a hacerse pasar por su novia para salvarle el pellejo, por lo que incluso las mismas modelos y demás trabajadores a veces pensaban que ellos eran pareja y por eso trabajaban juntos y Sira siempre lo tenía vigilado y le andaba llamando la atención.

Luis, su asistente le ayudaba a mantener todo al día y que el trabajo tuviera en tiempo y forma, habían crecido mucho en los últimos años, por lo que se habían expandido a otras ciudades para su distribución y habían adquirido otra propiedad para tener la fábrica, porque donde estaban ya no cabían.

Desde que estaba ayudando a Asela había preparado 6 desfiles para mostrar los diseños de temporada y estaban por preparar otro, hasta el anterior, Asela participaba aunque fuera desde casa, daba ideas, les indicaba lo que esperaba, como podían hacerlo, pero esta vez estaba tan mal por la pérdida de su niño, que no quería saber de nada, incluido el trabajo, se había aislado, se la pasaba encerrada en su cuarto y solo salía para ir a su quimioterapia, el médico les había dicho de lo importante de que se animará porque si seguía igual, su cuerpo colapsaría.

Aun en contra de su voluntad, Federico la empezó a llevar a terapia, algunas veces la terapeuta venía a verla a domicilio, porque ella no quería salir, comer ni bañarse, cada día era más desesperante para Federico y los padres de ella verla dejarse caer. Hasta que un día muy enojado, Federico la enfrentó al ver que no quería recibir a la psicóloga que había ido a darle terapia.

Ya estuvo bueno Asela, entiendo que te duele la perdida de mi hijo, a mí me duele igual, también era mi hijo, mi adoración, él se fue, sí, pero nosotros nos quedamos, seguimos aquí, necesitamos seguir adelante, no podemos cambiar lo que paso, pero sí podemos aprender a vivir con ello.

Eso lo dices porque tú no lo cargaste en tu vientre, no te duele igual, yo lo lleve en mi vientre, lo cargue en mis brazos, lo cuide, lo amaba, y ahora no solo no podré verlo crecer, tampoco podré tener otro, me quede sin matriz, no volveré a tener hijos, estoy inservible, perdí todo… decía llorando con desesperación.

Yo perdí a mi hijo, lo vi crecer en tu vientre, jugué con él mientras crecía… no lo cargue, pero estuve a tu lado, lo ame, y ahora te estoy perdiendo a ti, dices que eres inservible por no tener más, yo no necesito más, te necesito a mi lado para ayudarme a superar esto, yo también sufro, sufro por no tener a nuestro hijo a mi lado, sufro por verte destruirte cada día, te amo, y si quieres más hijos podemos usar los óvulos que están congelados, si no quieres más te apoyaré, pero ya para de seguir destruyéndote, porque a su vez me estás destruyendo a mí.

Yo… esto duele mucho, dijo con voz débil.

También me duele, te entiendo más de lo que piensas, sufro tanto como tú, dijo abrazándola y pegándola a su pecho.

No sé si pueda seguir sin mi bebé.

Yo no quiero seguir sin ti, estoy tratando de vivir sin él, pero si también tengo que vivir sin ti, no sé si lo pueda soportar.

Asela quería entender lo que su esposo decía, pero el dolor le nublaba los pensamientos y no la dejaba salir de su dolor, sus padres y su esposo estaban sufriendo por ella, y ella sufría por su hermoso bebé, deseaba que ya no doliera, pero tampoco se ayudaba para soportarlo y empezar a entender su pérdida y superarla, era su niño, la personita que la motivaba, la animaba y alumbraba su camino, pero esa luz se había apagado y sentía que estaba en una densa oscuridad que no le permitía ver el camino, entonces la insistencia y la manera en que Federico le había hablado era como si empezará a adaptarse a esa oscuridad permitiéndole notar por donde debía ir, no dejaría se doler su pérdida, pero debía aprender a vivir con ella como le había dicho la terapeuta en visitas anteriores.

Poco a poco se fue dejando ayudar por la terapeuta, la cual le ayudo a seguir adelante, aunque no se sentía feliz, porque el vacío de su bebé se mantenía como una espina clavada, pero ya podía soportarlo más y aceptar que, aunque ya no estaba su pequeño, ella no se podía seguir derrumbando, por los que la amaban. La empresa la siguió dejando al mando de Arturo, que estaba haciendo un gran trabajo en ella, llevando su marca a otro nivel, organizando desfiles auténticos y espectaculares ante los asistentes, aumentando ventas y llevando a incrementar su planilla.

Asela iba a la empresa, revisaba las finanzas, la manera de trabajar del personal en diferentes áreas, pasaba tiempo con Sira para qué le mostrará como iban los diseños del departamento, como estaba el trabajo en la parte de fábrica y ventas, algunos otros días iba a la empresa de Federico a acompañarlo, otras simplemente salía a caminar por centros comerciales, con el pretexto de buscar algo que necesitaba, pero la realidad es que era para despejar su mente, darse un tiempo a solas, reflexionar sobre su vida, porque siempre llegaba con las manos vacías o con algo que ni ocuparía solo para que no dijeran que no compro algo.

Cuando veía niños jugar, aún se le salían las lágrimas de pensar que su hijo podría estar haciendo lo mismo de esos niños, algo que ya podría volver a hacer, estaba saliendo de la depresión con el apoyo de todos, aunque en otras recaía, torturándose al pensar tanto en su bebé. Lo que más le afectaba es que, aunque quisiera tener otro hijo, ya no podría tenerlo en su vientre, ya no lo podría sentir moverse, ya no sentiría esos dolores, que estaba dispuesta a sentir con tal de tener un hijo suyo, le daba coraje cuando veía niños en la calle y se preguntaba, ¿por qué esa gente que tiene niños descuidados, mal comidos, maltratados, los tiene ahí, sufriendo y yo qué daría todo por ellos ya no podré tener a mi pequeño?, ¿por qué se tuvo que ir mi niño?, se preguntaba Asela.

Federico se alegraba de ver que por lo menos, Asela ya no se la pasaba encerrada en su habitación día y noche, salía a su empresa, salía de compras, otras desaparecía y no sabía dónde estaba, pero por más que le regalará una sonrisa, él sabía que ella ya no se sentía feliz, eso lo preocupaba mucho, por eso platicando con Arturo y Sira, un día que fue a recoger a su esposa y está ya no estaba en la empresa de modas, se pusieron a ver diferentes opciones para ayudarla a que regresará la alegría, entendían que el dolor lo sentiría siempre, pero también podría buscar ser feliz  por medio de otras situaciones que le ayudaran a no sufrir tanto y desviar su atención hacia algo que llenará nuevamente su vida.

Arturo dio unas sugerencias que los dejó pensando en una en especial, esa era una posibilidad, pero debían consultarlo con la terapeuta, porque en alguna ocasión, escucho decir a la terapeuta que así llegaran más hijos, ellos no reemplazarían a Cristian, él era único y si pudiera tener más hijos, debía entender que no eran él, que sería un ser diferente a su primer hijo y que debía amarlo igual por ser su hermano, después fue cuando ella comentó lo de la extirpación y la terapeuta le hablo de otras posibilidades, solo que debía esperar un poco antes de pensar en esas opciones, primero debía superar su pérdida, antes de dar inicio a una nueva etapa como madre, para que no se confundiera e incluso se volviera demasiado sobre protectora generando un problema al nuevo bebé.

De la muerte del bebé ya había pasado un año y pensaba que debía consultarlo para ver si ya era posible dar paso a ello y luego hablarlo con su esposa, ya que ella la que debía ser partícipe de esa decisión, pues podría llegar a negarse y no quería importunarla al imponerle una situación que ella no deseará.