En esta versión, mí primera historia, "La herencia de la abuela", se explica desde los ojos de Max, explicando algunos interrogantes inconclusos
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capitulo 21: "El toro por las astas”
Al día siguiente acompaño a su esposa para que hable con Mini, Max, no sabe bien de que hablaron, ya que las dejo sola para que se pongan de acuerdo.
Cuando salieron solo dijeron que tendría que ayudar, o hacer de chófer.
Al fin, llegó el día de la dichosa junta. Había llevado a su esposa a hacer trámites, así que llegaban tarde. Todos estaban esperando a se presente Camí, cuando entro a la sala, todos se la quedaron viendo, muy imponente, con un traje muy delicado de pantalón y blazer, con unas carpetas en la mano.
-Al fin has llegado...- comento Rafael en tono sarcástico, ella solo lo miro y Sonrió.
-Lo siento.- pronunció Camí en general, ignorando al "Tío” -Estaba finalizando de hacer unos trámites...- continuo regresando su mirada hacia el hombre, luego les entrego a todos una carpeta -En sus manos tienen la constancia en donde dice que la señora Herminia me ha obsequiado un 10% de sus acciones, y... Otro 10% que se lo pagaré con un porcentaje de mí ganancia mensual... pero eso es algo solo entre ella y yo.- prodigio mirando directo a Rafael -Eso me hace dueña de un 40% de las acciones de la empresa... Al igual que tú.-
El hombre se paró rápido y la miro de frente.
-¡Esto tiene que ser falso!- exclamó.
-Se ve que Mini tenía dudas de tu desempeño "Tío”.- respondió ella sin bajar la mirada -Además, me ha hecho representante de su 20% de las acciones restante.- continuo mirando s Ingrid, quien seguía ahí, sentada, observando todo.
-¡Esto no puede ser!- exclamó nuevamente Rafael -¡Ve tu s saber con qué clases de artimañas lo has conseguido...!-
-Lo he decidido yo, con el uso total de mis facultades, querido.- tercio Herminia entrando a la sala, acompañada de Max.
Rafael miró a la mujer desorbitado, luego nuevamente a Camila.
-Sorpresa...- dijo ella aludiendo a lo que una vez le contó a Max que el tío le había dicho en una discusión.
-Eso la convierte en la nueva presidente de la empresa.- aclaro mini, sentándose en una de las puntas de la mesa.
A Rafael no le quedó más remedio que cederle la punta opuesta de la mesa a Camila, quien se sentó con su pecho erguido.
-Tengo muchas ideas...- comenzó a decir Camila, una vez sentada -Lo primero sería conseguir nuevos inversores...-
Max miraba toda la escena desde una esquina, cómo le agradaba ver a su esposa toda poderosa, era un espectáculo.
La reunión fue todo un éxito. Camila tenía que mudarse a la oficina principal, pero primero acompaño a su esposo y a Herminia a la salida.
-¿Está segura que no quiere quedarse un ratito a tomar un té?- pregunto Camí.
-No pequeña...- respondió la mujer -O salía desde hace tiempo y estoy cansada.-
-"Pequeña" así me llama mí hermana.- continuo su esposa.
-¡Oh! ¡Me gustaría conocerla...!- estaba diciendo Herminia, pero justo llegó Ingrid e interrumpió el tema.
Max miró automáticamente a Camí, quien se le transformó el semblante.
-Solo quería despedirme antes de que te marches...- le dijo a Herminia, besando cada mejilla de la mujer -Adiós, Max.- agrego provocativa.
¡ Ay no! ¿Por qué había hecho eso? ¡Esta mujer no de daba por vencida!
-Como te decía, quiero conocer a la hermana de la que tanto habláis...- quiso seguir la mujer.
-Cuando usted lo desee iremos a visitarla.- dijo Camí -Si me disculpan, ahora regreso...-
¿Y ahora? ¿Qué pensaba hacer?
-Cami...- la llamo su esposo.
-No te preocupes...- lo tranquilizó ella y se fue por el mismo camino que Ingrid... Eso no ayudaba mucho, pero debía de llevar a Herminia a su casa.
Max estaba esperando a su esposa en casa, veía el reloj, su nuevo puesto le conllevaba más horas de trabajo, por lo visto. Quería merendar con Camí, pero un poco más y ya cenarían así que estaba preparando pizza casera, le había preguntado a su cuñada Abby como se amasaba, ella era la ama de casa perfecta.
En un momento escucho la puerta abrir. Fue directo hasta ella, con más harina en el resto de su ropa y cuerpo, que en su delantal. Camí lo miro cómica.
-¿Cómo te ha ido, cariño?- pregunto él y le dio un beso.
-Muy bien...- respondió ella, pero si esposo comenzó a inspeccionar su rostro -¿Qué haces?-
-Bien, tú no tienes ningún rasguño, pero ella ¿está viva?- bromeo.
-Hasta la última vez que la vi si.- respondió ella entre risas -¡Cariño! No me creas una salvaje...-
— No, claro que no, amor mío... Pero... ¿Que has hecho?- pregunto él.
-Nada... Le he dejado claro que mí esposo es solo mío.- respondió ella.
-¡Esa es mí esposa toda una fiera!- exclamó él abrazándola.
-¡Max! ¡Me llenas de harina!-
-¡Lo llevamos a la tintorería!- respondió Max, luego la tomo en brazos -Tenemos que esperar que la masa eleve.- continuo y la llevo hacia él cuarto entre besos y carcajadas.
Llego el día de la boda de su hermano y Max no podía dejar de ver a su esposa, estaba hermosa con su vestido de florecitas celestes, con tiras y un hermoso peinado suelto, que le quedaba muy bien. Nunca imagino amar tanto a alguien y no dejaba de pensar en el después, cuando estén de regreso en su casa.
Camila no dejaba de verlo también, aunque tenía saco, debajo se había puesto la camisa blanca y el chaleco que a ella tanto la enloquecía.
En el salón, cuando el flamante matrimonio llego, se acercaron a saludarlos, dejo a su esposa conversando muy animada con su cuñada y se alejó con su hermano.
-¿Has organizado lo que te pedí?- pregunto él.
-Si, en la mañana vine y ya estaba listo.- respondió Alex y lo abrazo.
Luego de un par de palabras más, se acercó y se llevó a su esposa de la mano, para que sigan saludando a la pareja.
Cruzo todo el salón hasta la puesta de atrás, en donde veía a su esposa de reojo y, claramente, no entendía nada.
-¿Qué haces? ¿A dónde vamos?- pregunto Camí.
-Ya veréis...- respondió él
-Espero que no te estés arrepintiendo de tu esposa y quieras deshacerte de ella.- bromeo y él lanzó una carcajada.
La llevo hacia él patio de atrás en donde había un camino de árboles dónde ella se quedó admirada, parecía que le había gustado. Le pidió que se quede ahí con los ojos cerrados. Y luego fue encender unas luces. Cuando ella volvió a abrir los ojos, los árboles estaban cubiertos de luces de navidad color blanco. La muchacha quedó boquiabierta.
-¡Es bellísimo, Max!- exclamó,, pero cuando volteo hacia él lo encontró arrodillado en el piso junto a ella -¿Qué ocurre?-
-Sé que estamos casados, pero nuestra boda no fue muy... Normal que digamos...- comenzó a decir.
-¿Max?-
-¡Espera!... Esto es más difícil de lo que pensé.- dijo él -No nos hemos casado por iglesia y creo que... Te verías bellísima con un vestido largo de novia.- continuo y saco un estuche con un anillo de su bolsillo.
-¡Ay, Max!- exclamó ella tapando su boca con ambas manos.
-¿Te quieres casar conmigo?... Por iglesia.- pregunto con una sonrisa pero ella solo lo miraba -Cami, responde algo, me pones nervioso.-
-¡Claro que sí, cariño!- respondió ella con una sonrisa.
-¡Ay, menos mal!- suspiro él y le puso el anillo en el dedo -Espero que te quede, es la sortija de mí abuela.-
-Sabía que la había visto antes.- dijo ella viendo su dedo -¡Si! ¡Me queda perfecta!- exclamó y luego lo abrazo.
Max la apretó contra su cuerpo y la beso muy dulcemente.
No sabía que depararía su futuro. Temía por su esposa, si tío no era más en presidente, pero conociéndolo, de seguro podría tomar alguna represalia, algo que lo volvía loco. Pero en ese momento, prefirió disfrutas de lo bello que estaba viviendo. Mañana será otro día, se dijo.
FIN.