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La Capo De La Camorra

La Capo De La Camorra

Status: Terminada
Genre:Completas / Mafia / Equilibrio De Poder
Popularitas:310.6k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Yesenia Stefany Bello González

Mia Saviano sabe lo quiere desde que era una niña, ser la Capo de la Camorra y no dejará que nada intervenga en su camino, menos el hombre que es su enemigo número uno y al cual deberá matar eventualmente.
Leo Saviano quiere ser presidente de los EEUU y no dejará que ningún escándalo arruine su oportunidad.

NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Salsa de naranja

Leo

Mientras escucho las proyecciones y los resultados de las distintas encuestas, que anuncia mi jefe de campaña junto a su equipo, lo único que hago es concentrarme en la sonrisa de Gabby, quien se encuentra al otro lado de la pared de vidrio hablando por teléfono.

Lo que haría por esa sonrisa.

–¿Nos estás escuchando? –pregunta uno de los periodistas.

–Alto y claro –miento.

–¿Qué vamos hacer con eso? –devuelve y me tiene. No tengo idea de que está hablando.

–No puedo atrasarlo más. Mañana saldrá en la prensa la historia de su prometida –dice Miriam, la nueva contratación de mi jefe de campaña–. Hemos hecho hasta lo imposible, pero la historia va mañana.

–Mierda –mascullo.

Cuando dije que me casaría con Gabby no pensé en las consecuencias. Y claramente no pensé en ella y cómo podría afectar su vida.

Fui egoísta y pensé solamente en mí. La posibilidad de tener a Gabby en mi vida, aunque solo sea por un tiempo limitado, me nubló la mente, y desde que esa idea germinó en mi cabeza no pude pensar en nada más.

Miro a mi prometida, quien está arrugando su ceño, pero luego vuelve a sonreír. ¿Cómo es posible que no vea lo hermosa que es?

Cierro los ojos y recuerdo el episodio que tuvimos afuera del baño. Como ella desabotonó su blusa y me enseñó sus marcas. La evidencia de años de maltrato de parte de la loca de su madre. Y quisiera pensar que estuve a la altura de la situación, pero lo único que podía mirar era la perfección de sus pechos y vientre.

Es hermosa. Y lo que la hace más hermosa es que no lo sabe.

–Hablaré con ella –digo mirando a mi equipo–. No es algo que podamos ocultar.

–Estoy pensando ofrecer una entrevista al Times. Tenemos que lograr que la gente empatice con la próxima primera dama. Un familiar enfermo es algo con lo que la mayoría puede empatizar –dice mi jefe de campaña, como el tiburón de la prensa que es.

–Hablaré con ella –insisto.

–La prensa está desesperada por tener la foto de un beso entre ambos –dice Miriam–. Hasta ahora no aparecen besándose en ningún medio y eso está volviendo loco a todo el mundo.

Asiento. Hemos sido seguidos por los medios desde que anuncié nuestro compromiso.

–No me gustaría ser fotografiado mientras beso a mi prometida. Es algo nuestro.

–Lo necesitamos –dice mi jefe de campaña–. Una buena historia de amor es lo que puede darte la presidencia en este momento –agrega antes de ponerse de pie. –Hablaremos más tarde de la entrevista con el Times –declara antes de salir seguido de su equipo.

Suspiro en cuánto estoy solo. Todo esto es un castillo de naipes que puede derrumbarse en cualquier momento, y la peor parte es que puede caer sobre la persona más importante para mí.

–¿Todo bien? –pregunta Gabby cuando entra a mi oficina–. Te ves preocupado.

–Lo estoy.

–¿Quieres hablar?

–Sí, pero no aquí. Vamos a comer a tu restaurante chino favorito.

–Genial. Estoy hambrienta.

Sonrío y me levanto. Tomo su mano y salgo con ella del edificio. Ambos somos conscientes que todos los ojos están sobre nosotros.

Afuera somos recibidos por cientos de flash de cámaras y periodistas que se acercan. Uno de mis guardias, que siempre sigue mis pasos, aleja al enjambre de periodistas y camarógrafos.

Subo rápidamente al auto con Gabby.

–Al Chinese Palace –le pido al chofer, quien acelera, librándonos de la atención por ahora.

–Quieren tomar la fotografía de nuestro primer beso –le cuento.

Sus ojos se abren dos veces su tamaño. –Mierda –susurra pálida.

El auto se detiene frente al restaurante y ambos bajamos rápidamente. Por supuesto se ve a lo lejos las Van de los distintos medios de comunicación. Tuvieron que seguirnos.

Suspiro mientras una mesera nos lleva a una mesa, lo más lejos de las ventanas, a petición de Gabby. Toma nuestra orden rápidamente. Somos clientes frecuentes de este restaurante y la mayoría de las veces pedimos lo mismo.

–Tendremos que hacerlo alguna vez –digo cuando estamos solos.

–Lo sé. Es solo que pensé que no era algo por lo que tenía que preocuparme, ya sabes, al menos no hasta nuestra boda.

Me rio. –Creo que es algo que simplemente tendremos que hacer.

Comienza a jugar con la servilleta sobre su regazo, nerviosa.

–No soy muy buena en eso –susurra–. Ya ni recuerdo cómo era. Ha pasado tanto tiempo. Y ni siquiera sé si fui buena alguna vez.

–¿No has tenido nada desde que terminaste con ese idiota en secundaria? –pregunto sorprendido y aliviado.

Nunca vi a Gabby con nadie desde ese imbécil, pero creo que siempre tuve miedo de que estuviera enamorada de otro hombre y me lo ocultara.

–Su nombre era Aron, y me sorprende que todavía lo llames idiota. Era un chico muy amable. Pero después de lo que pasó con papá… –calla y niega con su cabeza–. No era una buena compañía para nadie.

–Aron –mascullo–. Odiaba a ese tipo y tú lo sabías. Nunca confié en él.

Se encoge de hombros. –Nunca confiaste en ningún chico que se me acercara.

En eso tiene razón. Solía odiar a los idiotas que babeaban a su alrededor.

–Eres demasiado buena para ellos –digo tomando su mano.

Pone los ojos en blanco. –Creo que tienes una idea equivocada de quién soy y de lo que realmente valgo.

–No la tengo –replico de inmediato–. Ellos no te merecían, Gabby.

–¿Y quién lo hace?

Quisiera gritarle que yo, pero no lo hago.

–Aun no nace el hombre que te merezca.

La mesera aparece con lo que ordenamos y mientras comemos arroz frito sé que tengo que decirle lo de su mamá.

–Mañana saldrá en la prensa lo de tu mamá.

Gabby se congela con los palos chinos en el aire.

–¿Qué?

–No podemos hacer nada.

Deja los palos sobre su comida y cubre su rostro.

–No quiero que esto afecte a mamá –pide en un susurro.

–Gabby, ella no lo sabrá. No la dejan ver ni leer noticias. No hay manera de que se entere.

–¿Esto afectará tu campaña? –pregunta preocupada.

–Quizá ayude –confieso–. La gente podrá sentir empatía por nosotros. Todos tienen un familiar enfermo después de todo.

Asiente antes de volver a comer. –Hablé con su enfermero. Me dijo que estaba mejorando.

Pongo los ojos en blanco, pero no digo nada.

–Sé que no crees que es posible, pero hoy la sacaron a dar una vuelta al jardín y no necesitó salir con sujeciones. Las nuevas medicinas están funcionando –insiste–. Mamá se recuperará, lo sé.

Meto más comida a mi boca para evitar hablar. Si Gabby supiera la verdad no sé si esperaría que su mamá mejorara. Si supiera la verdad quizá no querría verla nunca más.

A lo mejor mi tío Stefano tiene razón y tendré que decirle algún día.

Gabby prueba el pollo con la salsa de naranja y un poco de esta queda en su labio inferior. Miro las ventanas a unos cinco metros de nosotros y en ellas están los buitres con sus cámaras.

Ahora o nunca.

Me levanto, tomo su barbilla en mi mano, y la beso.

La beso en un restaurante chino con docenas de cámaras sobre nosotros.

La beso porque es lo que he querido hacer desde que la conozco.

Gabby jadea sorprendida mientras saboreo la salsa de sus labios.

Me retiro con una sonrisa satisfecha. Es verdad, apenas fue un un topón, pero me gustó demasiado.

–¿Qué? –pregunta jadeando por aire con desesperación, como si hubiese estado bajo el agua todo este tiempo.

Sonrío. –Hay que darle al público lo que quiere –susurro–. Tienes los labios más suaves que he besado alguna vez –digo sin poder evitarlo.

Gabby se sonroja y quisiera volver a besarla. Meter mi lengua en su boca y saber a qué sabe, pero sé que debo ir despacio.

Me devuelvo a mi asiento. –La salsa sabe mejor en tus labios –digo logrando que sus mejillas se vuelvan color granate.

Por fin estoy disfrutando de los beneficios de que Gabby sea mi prometida. Y espero disfrutar mucho más.

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Leticia Sepulveda
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
total 1 replies
🌹Pao🌹
Qué desconfiado , hasta de su sombra 😳😳
🌹Pao🌹
😂😂😂😂😂😂
🌹Pao🌹
jajajaja jajajaja 🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Ramona Martinez
esta tía es de las duras vamos mía no te dejes pisotear
Eloisa Leyva
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
total 1 replies
Rocio Garcia Blanco
Felicidades y enhorabuena chicos por la boda y por el bebé
Que seáis muy felices mis amores 🥰
Rocio Garcia Blanco
Uhhh mia que cochinota jajajajaja
Rocio Garcia Blanco
Espero que en las pruebas salga todo bien
GRACIAS VALENTINA
Rocio Garcia Blanco
Biiieeeennn gabby despertó
Gracias señor por ayudar a esta pareja y su bebé
Rocio Garcia Blanco
Por un lado a él tiene un peso menos sobre los hombros
Por otro lado mia pensando en cómo organizar la boda y el vestido y los invitados
Hay mucho trabajo por delante
Rocio Garcia Blanco
Ánimo leo que las oraciones que hicisteis son escuchadas
Rocio Garcia Blanco
Espero que el chute experimental ayude a gabby a mejorar
Y de paso ayuda tb a leo con la recuperación al saber que su mujer está mejorando
POR FAVOR UN MILAGRO 🙏
Rocio Garcia Blanco
Leo el que te pongas nervioso no te ayuda a recuperarte
Paciencia amor 🥰
Rocio Garcia Blanco
Esperemos que la oración sea escuchada y gabby despierte
Rocio Garcia Blanco
Ojalá salga todo bien y se vuelvan a encontrar los tres
Rocio Garcia Blanco
Jajajajaja chicos que prisas
Rocio Garcia Blanco
El que no arriesga no gana Mia
Date una oportunidad para ser feliz
Rocio Garcia Blanco
Que te pasa gabby
Rocio Garcia Blanco
Nena te mientes tú sola y lo único que vas a conseguir es sufrir por no admitir que lo amas 🤪
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