Todo tiene su final hasta los sentimientos.
Los hermanos Hayes eran demasiados diferentes, el uno era como un volcán a punto de erupcionar mientras que el otro era tan frío como el hielo.
Emily había estado enamorada toda su vida de Iason Hayes, el chico soleado, un rompecorazones total. Ella creyó que era especial para él, por lo que, cuando le dicen que se debe casar con uno de los dos hermanos ella lo elige a él. Sin embargo, luego de tres años de matrimonio llenos de amargura y malentendidos, Emily se da cuenta de que quizás había tomado la decisión equivocada y solo tal vez había elegido al hermano equivocado.
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Capítulo 23
Emily no pudo evitar sentirse absurda ante las acciones que estaba haciendo Iason.
— ¿Qué diablos sucede con él de todos modos? — se preguntó en voz alta mientras conducía.
Ella realmente quería saber qué era lo que pasaba con el cerebro de Iason porque no se estaba comportando como siempre, el comportamiento que estaba mostrando ahora hacía que Emily se sienta nerviosa.
— Debería escuchar su explicación para que me deje en paz — musito en voz baja con un tono de voz reacio.
Emily sabía muy bien en su interior que aunque Iason tuviera una excusa demasiado justificable para su comportamiento tan atroz, ella de igual manera no iba a regresar con él.
Iason había herido sus sentimientos de una manera irreparable que ya nada podía ser igual, ella ya lo había superado por completo, ahora quería continuar con su vida, cumplir sus sueños.
Así que ahora que él se estaba comportando como si siempre la hubiera amado, como si sus múltiples infidelidades, su desprecio, sus burlas e incluso sus irrazonables acusaciones no significarán nada para él cuando significaba demasiado para ella.
Por lo que si pensaba que Emily lo iba a perdonar estaba demasiado equivocado. Ella nunca lo haría, no podía hacerlo porque sería una traición hacia su yo del pasado.
Incluso él debería estar agradecido de que no buscará venganza por todo lo que le había hecho, sin embargo, si seguía así, Emily no podía estar segura de no hacer nada al respecto, sobre todo si seguía acosándola y tratándola como si ella le debiera algo.
Emily frunció los labios mientras seguía conduciendo, sus pensamientos eran indescriptibles en este momento.
Cuando llegó a la casa de la abuela, esta ya se había recostado, así que Emily regresó a aquella habitación en la que siempre se quedaba.
Sonrió mientras habría la maleta y contemplaba las cosas que había dentro, al ver los obsequios que le había traído a su hermano no pudo contener la sonrisa mientras planeaba con algo de expectativa su próximo reencuentro.
Y bajo este dulce pensamiento se acostó en la cama y tuvo una noche sin sueños.
A la mañana siguiente, mientras desayunaba con la abuela, empezaron a charlar.
La abuela, que había recibido aquella botella de vino que había añorado durante mucho tiempo, se veía de buen humor.
— ¿Qué piensas hacer mi niña? — cuestionó haciendo que Emily dejará de comer por un momento antes de estampar una sonrisa en su rostro.
A diferencia del pasado en dónde ella no estaba segura de sus decisiones, esta vez parecía alguien que no le tenía miedo al futuro e incluso al fracaso, que sabía lo que quería.
— Empezaré a trabajar, te hice caso y terminé mis estudios de negocio en el extranjero, además saqué un título en el área de educación infantil, antes de venir aquí me postulé en algunas escuelas, por lo que, desde el lunes empezaré a trabajar, además, abuela, solamente me quedaré contigo por un par de días debido a que conseguí un departamento cerca de mi lugar de trabajo.
La abuela miró con asombro a Emily. Su boca se encontraba abierta debido a que no sabía que decir en cuanto a todo lo que había escuchado. Parecía que su pequeña niña había crecido y se sabía valer por sí misma.
Además de sentirse anonadada, ella también se sentía feliz de que su chica había crecido y se había convertido en la maravillosa mujer que estaba delante de ella. A pesar de eso, tampoco pudo evitar sentirse triste, después de todo, su niña se iba a alejar de ella, de nuevo, justo cuando recién la había recuperado.
— Así que te vas — murmuró con pesar antes de sonreír — Debes visitarme los fines de semana, definitivamente, no se te permite abandonarme.
Emily soltó una carcajada al escuchar su tono vigoroso, luego se acercó a la abuela y le dio un beso en la mejilla.
— Abuela, no te preocupes, no te abandonaré, ya sabes, no soy el tipo de persona que después de cruzar el río corta el puente, así que aquí me tendrás siempre — le dijo mientras miraba fijamente los ojos de la abuela.
La abuela, que había sido atacada y seducida por la belleza, se llevó una mano al pecho mientras daba suaves golpes en la cabeza de Emily a modo de regaño.
— ¡Cielos! ¿Dónde aprendiste a hablar así? ¡Casi siento que mi corazón se paraliza! — proclamó haciendo que Emily se riera.
Emily se apartó de la abuela antes de empezar a hablar.
— Volveré en la tarde, abuela, iré a reunirme con mi hermano — anunció — Muero por ver si es verdad que ha crecido en estos últimos tres años, dice que ya está a punto de superarme.
Ante la voz llena de agravios de Emily, la abuela resopló mientras miraba los tacones de diez centímetros que ella estaba usando.
— Así que por eso te pusiste esas armas mortales en el pie, ¿acaso estás tratando de intimidar a tu hermano?
Emily se rio ante la voz llena de regaño de la abuela.
Cuando terminó de desayunar, tomó su bolso y se dirigió hacia su nuevo departamento para ultimar detalles, luego cuando vio que eran cerca de las doce condujo hasta la escuela de su hermano.
Emily no tuvo que esperar demasiado tiempo, en menos de diez minutos empezaron a salir todos los estudiantes, ella se bajó del auto sintiendo un poco de anhelo por el reencuentro, sin embargo, cuando vio a su hermano no pudo evitar sentirse amarga.
David le había mentido, él era mucho más alto de lo que le había dicho. Emily no podía aceptar que su hermano, que ahora tenía cerca de 14 años sea mucho más alto que ella e incluso estaba usando tacones.
Al final, frunció los labios mientras se acercaba a aquel joven de ojos color miel y con una altura similar a un poste que se encontraba jugueteando con sus amigos.
— ¡David! — exclamó llamando su atención.
David, al ser llamado al azar por una voz que conocía, no pudo contener su emoción y corrió hacia el encuentro de su hermana, a la que no pensó en ver durante mucho tiempo.