Estoy en lo más alto de mi edificio, viendo a la gente como hormiga ir y venir pensando que tan grande es el mundo y nosotros tan pequeños, soy Ana Leal una reconocida diseñadora de moda, famosa y con el título de bruja de hielo, por ser despiadada y no tocarme el corazón para destruir a nadie, solo que a veces vienen a mi mente recuerdos de mi pasado y la antigua yo quiere volver a salir, es entonces cuando recuerdo que no obtuve nada por ser buena y amable, en ese tiempo solo recibí malos tratos y maldad, por nada del mundo vuelvo a ser así de frágil...
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Capitulo XIX La verdad
Ana
Estamos de vuelta y eso me pone un poco nerviosa, es como si algo malo fuera a pasar y no quiero que mi vida como está ahora cambie, llegamos a la casa e inmediatamente subimos a nuestra habitación, Gabriel caminaba de un lado a otro como si quisiera decirme algo, no sé qué le pasa, pero lo que sea lo enfrentaremos juntos.
Gabriel: Ana hay algo que debo decirte.
Ana: dime amor, lo que sea lo enfrentaremos juntos.
Gabriel: solo déjame decirte las cosas y luego tú decides, te parece?
Ana: me estás asustado mejor dime las cosas de una vez.
Gabriel estaba a punto de decirme algo cuando llamaron a la puerta, él se molestó mucho y grito desde adentro que nadie nos molestará, pero la persona afuera insistió que era urgente.
Gabriel abrió la puerta y le gritó a la otra persona, que era tan importante como para interrumpirnos.
La muchacha del servicio le dijo algo y este solo me dijo que esperara un momento que ya regresaba, pero no pude quedarme quieta, así que salí de la habitación y a lo lejos vi a la mamá de Gabriel la señora Fabiana mi contenta, no sabía de qué se trataba y mi curiosidad me gano, me acerque lo suficiente para escuchar lo que decían.
Fabiana: eres un genio hijo, te casaste con esa mujer solo para vengar a tu hermana, sabía que no me defraudarías.
¿No estaba entendiendo nada, de que estaban hablando? ¿Cómo que por medio de mí se vengarían y de quién se vengarían?
Seguí escuchando la conversación y lo que dijeron luego me trajo de vuelta a la realidad y fue entonces cuando entendí el porqué ese empeño de Gabriel por retenerme a su lado, cada palabra que esa bruja decía era como un puñal para mi corazón, solo fui un medio para hacer daño, y enterarme de que mis padres no eran mis padres, sino que soy la hija pérdida de los Marcano, eso me explica el porqué de mi parecido con Catalina, debo salir de este lugar no puedo permitir que me usen así, no permitiré que destruyan a esas personas, no entiendo que fue lo que ellos les hicieron, pero yo no voy a estar en medio de todo esto.
Debido a la presencia de esa señora en esta casa la seguridad había bajado, ya que todos estaban pendientes a los hombres de ella, logré salir de la casa y tome un taxi, no sabía a dónde ir lo único que sabía era que tenía que buscar a mi familia, le pedí al conductor que me llevará a esa casa, pues ellos son muy conocidos en la ciudad y, por tanto, todo el mundo sabe dónde viven, el taxista me ayudó al verme en el estado en el que me encontraba, el mismo llamo a la puerta y le pidió a la señora del servicio que salió que le entregará una nota a la señora Catalina de Marcano, así está lo hizo, esperamos aproximadamente diez minutos ya había perdido la esperanza que ella saliera, le pedí disculpas al señor del taxi y le dije que le pagaría con mi anillo de casada.
Taxista: espere un momento, estoy seguro que la señora saldrá.
Ana: gracias señor, es usted un ángel que se atravesó en mi camino.
Taxista: no querida niña el ángel es usted, sabes tenía una hija que tendría tu edad en este momento, solo que un desgraciado me la quito y por eso jure que si alguien como ella necesitaba mi ayuda, yo la ayudaría.
Ana: siento mucho lo de su hija, no hay palabras de consuelo para un padre que ha perdido a su hija.
Mientras hablaba con el señor del taxi las puertas de la mansión se abrieron y un carro negro salió de la casa y se estaciono al lado de nosotros, la ventanilla del auto se abrió y ahí estaba Catalina Marcano, la vi a los ojos y ví una lágrima salir de ellos.
Catalina: Ana ven a mi auto ya le cancelo al señor.
Ana: señor Rudolfo muchas gracias por su ayuda.
Rudolf: aquí tienes mi número y si algún día necesitas ayuda no dudes en buscarme.
Ana: muchas gracias.
Baje del auto y me subí al de Catalina, ella condujo hasta llegar a un lugar solitario donde no había existencia de nadie alrededor.
Catalina: hija en verdad eres tú? Que preguntas hago, claro que eres tú, mi corazón me lo grito aquella noche cuando te vi, no lo puedo creer después de tantos años al fin te tengo frente a mí.
Ana: aún no entiendo que está pasando, ¿por qué si ustedes son mis padres yo no crecí con los Marcano y por qué me abandonaron?
Catalina: no hija, nunca te abandonamos, tú eres mi más preciado regalo, te he buscado por años y todo era en vano.
Ana: entonces por qué no crecí con ustedes?
Catalina: es una larga historia, por los momentos debo sacarte del país, corres peligro su te quedas, te prometo que te lo contaré todo, pero ahora debes irte yo te alcanzaré.
Catalina me ayudó a salir del país, pensé que es lo mejor, no podía quedarme si Gabriel me encontraba me obligaría a volver con él y eso no lo podía permitir, él no me lastimaría nunca más.