¿Tenías Que Ser Tú?

Madrid, España.

Saúl.

Estaba muy estresado, y la única persona que podía soportarme está mi secretaria, creo que se merece una bonificación por aguantarme tanto tiempo.

—¿Qué pasó ahora, señor Graviotto?— me pregunta Emery con una calma que envidio.

—¡Problemas Emery, como siempre!— digo, queriendo tranquilizarla. Ella fue la única mujer que no intento acostarse conmigo o viceversa. Creo que ella es inmune a mí. Pues mi amigo nunca se emocionó al verla. Pienso que me estoy volviendo viejo.

—Así que hoy recibiste la llamada de la señorita Fernández— dice haciendo referencia a Sara. Yo gimo en silencio. Esta mujer en verdad se ha convertido en una plaga.

—¿Qué dijo ella?— pregunto.

—¿Qué por favor, la puedas llamar?— dice Emery, mientras se encoge de hombros, como si pensara que eso es normal en ella.

—¡Regreso más tarde!— digo. Me importa un carajo esa mujer loca. Realmente cumplió su promesa de hacer mi vida un infierno. Ahora la loca dijo que pensó que la había dejado embarazada.

—Bueno, tienes una reunión con una nueva agencia de fotos, en un rato por Skype, ellos desean que seamos nosotros quien nos encarguemos de su publicidad — Estoy escuchando a Emery, mientras pienso cómo deshacerme de Sara.

— Maldición, me olvidé de eso por completo— le digo, ya estresado por eso, no es fácil ser el CEO de una agencia publicitaria, ya que a cada rato hay nuevas marcas con las que debemos asociarnos.

—¡Pero yo no! — dice Emery con una sonrisa en su rostro.

—¡Ok, ¿Qué más tenemos hoy?— pregunto deseando estar de vuelta en mi cama.

— Ya he arreglado todo el buffet, para la cena de aniversario de "SG pubblicità" — Comenta mi secretaria.

—¡Grave!— pregunto con asombro.

— En serio todo está organizando para el aniversario número cinco de SG pubblicità, ya tengo todo bajo control, sigue hablando Emery de lo que tenía para hoy. Todavía estaba en shock con ella por haber resuelto todo más rápido de lo que mi antigua secretaria lo hubiera hecho.

—¡Dios mío mujer, si no fueras mi secretaria me casaría contigo!.

—¡No gracias!— bromea, y me río. Sé que Emery tiene una relación con un médico.

—¡Valla, me rompiste el corazón!— bromeó, guiñándole un ojo.

— Oh, lo sé— ella se ríe, y continúa — No soy de tu tipo, soy muy feliz con mi esposo.

—Wow, no hay forma de competir así! — bromeó de nuevo.

Emery era la única mujer que me gustaba que no quería abrirse de piernas por mí.

—Emery, ¿cuánto tiempo tienes trabajando para mí?.

—Mmm — se ve pensativa y luego muestra una gran sonrisa — Ha pasado un año y medio¿por qué?.

—¡Por nada! Solo por pura curiosidad. ¿Entonces vas a traer a alguien de tu familia para el aniversario?.

— Sí, mi hermana ya está aquí, la estoy tratando de convencer para que conozca la agencia — ¿te molestaría si la llevo? ¿Me gustaría mucho que la conocieras?— Argumenta Emery.

—¡Claro! Me gustaría mucho conocer a tu hermana— comento.

— Espero que quiera venir, es un poco tímida — menciona Emery.

—¡Bueno, avísame, haré que le preparen un obsequio especial por ser nuestro aniversario.

—Oh gracias Saúl, eres muy generoso.

—¡Bueno, me voy a mi mesa, y tú haces las llamadas pronto, antes que nuestros nuevos clientes se molesten contigo!— vuelvo a jugar con ella. Emery se va dejando me tranquilo.

Abro mi Skype, y no tarda en aparecer la nueva empresa que desea nuestros servicios. Empezamos hablar de las ventajas y desventajas del anuncio publicitario, gracias a Dios tenemos muchas ventajas.

Algunas horas después...

Me estiró en la silla. Estaba todo adolorido. No había comido nada, y no pasó mucho tiempo antes de que Emery viniera con mi almuerzo. Se me hace agua la boca de solo ver la comida.

—¡Emery, necesito casarme contigo!— vuelvo a bromear. Cuando veo que ha pedido arroz blanco con pollo acompañado por un delicioso sushi.

—¡Ya te dije que no me quiero casar contigo!— responde ella irónicamente, dejando la comida. Vuelvo a la mesa, ataco mi almuerzo, Dios esto se ve tan bueno.

No toma mucho tiempo que he terminado con mi comida, me levanto voy al baño me arreglo un poco mi ropa.

Vuelvo a mi escritorio y sigo trabajando hasta el final del día. Emery me interrumpe para informe que ya se va.

—¡Yo también me voy!— le digo. Me quedó en la oficina un poco más. Cuando decido marcharme, en lugar de ir atrás de una mujer decido ir a casa, hoy no ha sido un día fácil...