EN BUSCA DE LA FELICIDAD

Deje el trabajo unas horas más temprano, Estrella estaba haciendo tareas y al verme corrió a mis brazos, su sonrisa me alegra el día.

- Mama llegaste temprano.

- Si mi amor, que te perece si te preparo tu comida favorita y luego te cuento leo para que duermas.

- Yupi, mi mama es la mejor.

Le digo a la niñera que puede irse y me pongo hacerle su plato favorito, macarrones con queso, los come con tantas ganas que solo me dedico a mirarla comer, al terminar la llevo a bañarse, quedo con toda la cara llena de salsa.

- Mama puedes hacer burbujas.

- Claro, todas las que quieras.

- Me gusta mucho cuando me bañas tu mamá.

- Y a mí me encanta verte feliz.

Después del baño la llevo a la cama, toma su libro favorito para que se lo lea, no importa cuantas veces lo lea siempre le gusta el mismo cuento, ricitos de oro y los osos.

- Mami puedo tener un oso.

- Ya tienes varios, acaso no te gustan.

- No de peluche, un osito de verdad, prometo cuidarlo bien.

- Me rio de sus ocurrencias, cariño no puedes tener un oso, ellos viven en el bosque y no suelen ser amigables.

- Pero mami ricitos vivía con los ojos, yo quiero tener uno.

- Que te parece si te llevo al zoológico y miramos a los osos.

- Y podre traerme uno a casa.

- No, pero veras que los osos no pueden vivir en una casa.

Después de mucho tiempo logre que se durmiera, tiene cada ocurrencia, tendré que llevarla el sábado al zoológico a ver si deja la idea de tener un oso de mascota. A la mañana siguiente me desperté muy temprano para preparar el desayuno, revisé mi correo y Andrea me había enviado el nuevo acuerdo y de inmediato se lo envié a Sofia, con los nuevos cambios tendré que decirle a Estrella lo antes posible y decidí tentar el terreno con ella, puse la mesa y me senté a su lado para ayudarla a comer.

- Cariño, tengo algo que decirte.

- Que es mami, sabes que soy grande y me puedes decir lo que sea.

- Tan linda, mami sabe que ya eres grande, en unos meses cumples 6 años.

- Sí, tendré una gran fiesta, verdad mami.

- Por supuesto, todo lo que mi princesa quiera, pero lo que te quiero preguntar es que te parece si tu mamá regresa.

— A donde vas a ir mami.

— No hablo de mi cariño, es de tu mamá SOFIA.

- La señora de las fotos.

- Si ella, te gustaría verla.

- Bueno, cuando vuelve, se quedará aquí con nosotras, podre jugar con mi otra mami.

Me bombardea con preguntas, parece no disgustarle la idea.

- Calma cariño, ella llegará en un par de días y no vivirá aquí porque tiene su propia casa.

- Está bien mami, veré a mamá Sofía cuando vuelva.

- Esa es mi niña, ahora ve a lavar tus dientes debo dejarte en la escuela.

Todo el camino al trabajo estuve pensando en la mejor forma de presentarla y se me ocurrió que si Sofia firma el acuerdo podría ir con nosotras el sábado al zoológico, puedo aprovechar la oportunidad de nuestra salida y mirar la reacción de mi niña, solo espero no arrepentirme de esto. Llego al trabajo y al entrar a mi oficina me encuentro con una visita, mi padre y mis dos hermanas están sentadas esperando, ella al verme me abrazan tomándome por sorpresa.

- Te extrañamos hermanita, nunca vuelvas a desaparecer así, dice mi hermana Ana.

- Si, nos dejaste muy solas, porque nunca nos llamaste, dice Antonella.

- Perdón, pero entienda que si lo hacía mamá podría encontrarme y no quería eso.

- Te perdonamos con la condición de que no volverás a irte, dice Antonella.

- Se los juro.

- Perdón hija, pero ellas casi me obligaron.

- Tranquilo papa, ya se cómo son las mellizas.

Pasamos a mi oficina y conversamos de todo, ellas no paraban de hablar y quejarse de mi abandono, cuando deje la casa ellas estaban en la universidad y casi no pasaban tiempo en casa, por eso me fue fácil irme, pero me doy cuenta que cometí un error al alejarme de ellas, me mostraron fotos de sus hijos y esposos, Ana se caso primero y su hijo tiene 3 años, el de Antonella solo tiene 1 año, pero se nota que son felices, les conté un poco de Estrella y les mostré sus fotos, al igual que con papá les conté como la adopte omitiendo una parte, pero les conté que su madre volvió y ahora estoy tratando de no perder su custodia.

- Necesitas ayuda hermanita, conozco a un abogado muy bueno, dice Ana mirándome preocupada.

- No, ya tengo una, pero gracias.

- Es una bruja esa mujer, porque quiere llevarse a mi sobrina, debería estar agradecida contigo, dijo Antonella.

- Yo adoro a mi hija y no pienso dejar que me la quite, pero no puedo negarle la oportunidad que comparta con su madre.

- Eso está muy bien hija, pero debes tener cuidado, no todos tienen buenas intenciones y mucho menos serán buenos padres.

- Lo se papá, por eso firmaremos un acuerdo de visitas, no voy a dejar que nada le pase a mi hija.