Y llegaste tú, y me sorprendió el poder que había en tu interior y llegaste tú...
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Capítulo 7
Molesto y compadeciéndose de sí mismo, Emmanuel se encaminó sin ganas hacia el gimnasio particular de la casa principal. Su diseño reflejaba el estilo eficaz de Patricio, cosas que, en ese momento, Emmanuel detestó con amargura.
El canal de noticias sonaba de fondo en la pantalla plana mientras Patricio, con un Bluetooth de audio en la oreja, pedaleaba millas en la bicicleta elíptica. Emmanuel miró con el ceño fruncido la máquina de musculación y se quitó la sudadera. Desenrolló una colchoneta, se sentó en ella con la intención de hacer unos estiramientos para calentar y terminó tumbándose.
- Buenos días. - Patricio lo miró sin dejar de pedalear.- ¿Dormiste bien anoche?
Emmanuel - ¿Cuánto te falta para terminar?
Patricio - ¿La quieres usar tú? Casi estoy terminado.
Emmanuel - En este momento no estoy de humor para esta rutina.
Patricio -Te encontrarás mejor después de haber pedaleado un par de kilómetros.
Emmanuel - No lo creo.
Patricio - ¿Qué te pasa, compadre?
Emmanuel - Hoy no me encuentro en mis cabales, así que por favor no molestes.
Patricio - Eso se nota, así que habla. Estás irritado, y eso es raro en ti. ¿Qué pasó?
Emmanuel - Nada, solo estoy molesto, y eso le puede pasar a cualquiera.
- No. - Patricio cogió una toalla, se secó la cara y bebió un poco de agua.- Casi siempre estás de buen humor y optimista, algo te pasa, así que suéltalo voluntariamente no me hagas sacartelo.
Emmanuel - Si es así. Entonces debo ser bien hipócrita.
- No es cierto.- Patricio se fue a la máquina de musculación y empezó unos ejercicios de brazos y pectorales.
Emmanuel - Estoy cabreado. Esta mañana estoy que mato a alguien. Anoche...
Emmanuel se interrumpió cuando vio entrar a Luis de manera desenfadada y vistiendo un mono deportivo.
Luis - Voy a quitar el canal de noticias, porque me importa un cuerno lo que digan, les informo.
Cogió el mando a distancia, apagó el televisor y puso la cadena de música con rock duro y retumbante.
- Baja eso al menos.- ordenó Patricio.- Emmanuel iba a contarnos por qué está tan cabreado esta mañana.
- ¿Emmanuel cabreado?. ¿De verdad estamos hablando de la misma persona? - Luis cogió una colchoneta y la desplegó en el suelo. - Es el principe azul de todas las mujeres.
- ¿Lo ves? - Emmanuel, como ya estaba en el suelo, decidió que se apuntaba a unos estiramientos.- Son mis hermanos del alma y durante todos estos años no me han dicho que soy un hipócrita con la gente.
- Probablemente, los únicos que lo notamos somos nosotros.- dijo Luis empezando una serie de abdominales.- Pasamos el día entero contigo.
Emmanuel - Eso es cierto. En ese caso, jódete. ¿Los dos hacen esto todos los días, en serio?
Luis - Patricio viene todos los días, porque es un obseso. Yo soy más bien de tres veces por semana, cuatro si llevo las pilas cargadas. Lo de hoy es extra, porque he dado con el diseño perfecto para los quince años de la hija de la madre Arpía y eso me ha dado alas.
- ¿Tienes algo que mostrarme? - preguntó Patricio.
- Ves, te lo dije.- Luis se puso a hacer unos estiramientos.- Luego. Ahora quiero escuchar la historia de este cabreo.
Emmanuel - Hoy no estoy de humor para soportar sus bromas. Así que bájenle dos.
- No te culpo. Imagino, por tu resentimiento hacia nosotros el día de hoy, que hay una mujer involucrada.- siguió diciendo Luis.- Así que te exijo que sueltes la sopa. No me hagas obligarte a hablar.
Emmanuel - En realidad...
- Guao! ¿Qué hay aquí hoy? ¿El día de las solidaridad masculina en el Gimnasio de los Mendoza? - exclamó Marcos entrando en la sala y quitándose la sudadera con capucha.
Más bien es el derrumbe de iceberg en el País de los Infiernos - comentó Luis.- ¿Llegas tarde?
Marcos - No sabía que había reunión temprano.
- Luis - Según fuentes oficiales hay alguien que tiene que desahogar la rabieta de niño mimado está mañana.
Marcos - ¿Quién está de mal humor?
Patricio le dio unas palmaditas a Marcos.- Veamos si, con suerte, esta es la última interrupción. Emmanuel, empieza a cantar.
- Por favor que no lo haga.- pidió Marcos.
Luis - Silencio. Nos iba a contar algo. Emmanuel se ha despertado furioso esta mañana porque...
Emmanuel - Anoche fui a reunirme con Adrian y Vialeria. Ya conocen a los Macgegan.
Patricio - Si. Claro. La joven pareja que se caso el año pasado despues de graduarse de la universidad.
¿Quién de los dos te llamó y te convenció para salir? - preguntó Luis, torciendo el gesto al iniciar la primera tanda de ejercicios.
Emmanuel - Me llamo Adrian.
Luis - Y por tu mala leche, parece que no querías ir. ¿Y porque fuiste sino estabas de ánimos?
Emmanuel hizo un gesto de negación a Luis.- No era que no queria ir, más bien esa era una razón para distraerme y dejar de pensar tanto en Samantha y la misteriosa mujer que me escribe los sábados en la noche.
- Entonces no logro entender porque estás a punto de querer matar a alguien.- añadió Patricio.
Emmanuel - El problema fue que cuando fui a reunirme con ellos, en el camino, me llamo de nuevo Adrián y me pidio que nos reuniéramos en el Club Deportivo Merida. Ya que anoche, era el encuentro de la facultad y él y su esposa eran los anfitriones, y saben quién estaba en la dichosa fiesta.
Patricio - ¿Quién?
Emmanuel - Estaba Samantha y fue acompañada de un idiota.
Marcos - Ah, ya entiendo, estás que te lleva la furia que cargas porque Samantha estaba con otro tipo que no eras tú.
Luis - Y tu como lo sabes.
Marcos - Porque fui a esa fiesta con Carla, porque ella era una de las invitadas.
Patricio - Ok. Pero todavía no entiendo cual es el problema. Si te dijimos muchas veces que si no te adelantabas alguien más lo iba hacer por ti.
Luis - ¿Quién es el imbécil que se atrevió a ir a esa fiesta con Samantha?
Emmanuel - Cuando yo llegue ya el idiota estaba allí. Samantha llegó después.
Luis - Repito. ¿Quien fue el imbécil que se encontró con ella en ese club anoche?
Emmanuel - Samuel, el asesor de ventas, Y de hecho no fue una cita, por lo que pude observar.
Patricio - Y entonces ¿Por qué estás molesto?
Emmanuel - Porque pase toda la noche desvelado pensando en lo que pasó en la carretera cuando venía de regreso a casa.
Luis - ¿Y?
Marcos - Vamos Emmanuel, habla. ¿Que paso? No hagas que te saquemos toda la información como sabemos.
Emmanuel Suspiro y les contó lo sucedido en la carretera.
Mientras eso ocurría en la casa de los Mendoza.
Samantha en su apartamento con su amiga Carla, le contaba lo que le había pasado la noche anterior.
Carla - A ver ¿Cuál es la prisa de que viniera hoy temprano a verte?
- Gracias a Dios Marcos no estaba en casa cuando llamaste, ya había salido para la casa principal a encontrarse con los chicos y a hacer ejercicios un rato en el gym.
- Dime qué te pasa, porque estás así.
Samantha - Le avisaste que venías para acá.
Carla - No. Ahorita lo hago. Después de que me cuentes que te pasa y estés más tranquila.
Samantha - Anoche cuando venía a casa del trabajo, había decidido no salir, quise relajarme hacerme una buena cena y acostarme a dormir. Pero no pude hacerlo, porque Samuel me llamo para invitarme a cenar.
Carla - ¿El ejecutivo de ventas? El guapo. Con el que andabas anoche en el club.
Samantha - Si. El mismo. Oye, tu y que no tienes ojos para ningún otro hombre, que no sea Marcos?
Carla - Claro que sí. Pero debo reconocer que el chico es guapísimo.
Samantha - Bueno en eso no te quito razón. Pero en fin.
Carla - ¿Que paso?
Samantha - Me pidió que lo acompañará a la fiesta que estaban dando los Macgegan, como anfitriones del encuentro de la facultad, que fuéramos a cenar y de allí a la fiesta.
Carla - Y entonces... Todavía no encuentro el motivo para que estés así tan inquieta.
Samantha - Como no quise ir a cenar con él, le dije que tampoco viniera a buscarme, pero sí, cedí en lo de la fiesta y quedamos en vernos allí.
Carla - Ah! Fue por eso que fuiste al encuentro. Pero no le habías dicho hace dos semanas, que no te acostaría con él, que se lo habías dejado clarísimo.
Samantha - Claro que lo hice pero dudo que se lo creyera. En fin, vi a Angie en la fiesta. Una prima mía, por parte de padre. Un encanto, justo su tipo. Hice las presentaciones y se cayeron muy bien.
- Si. Pude verlo. Tendríamos que hablar con los chicos para que ofrezcan un paquete de cómo encontrar pareja.- propuso Carla - y que tú fueras la chica que encabezara y organizara el encuentro. Pero solo con los chicos que quieres quitarte de encima, podrían duplicar los beneficios y nosotras obtendríamos el 50% de las ganancias. Jajajaja.
Samantha - Ja. Ja. Yo no me quito a los hombres de encima. Eso suena fatal. Yo simplemente le pongo en el camino a su pareja ideal. En fin, adivina a quién me encontré en la fiesta.
Carla - ¿A quién?
Samantha - A Emmanuel.
Carla - ¿A nuestro Emmanuel? - Pregunto, tratando de que Samantha no notara que ella sabía que él, estaba allí.
Samantha - Sí, y como que nuestro. No entendí.
Carla - Ay Samantha, no te pongas celosa. Que ese hombre es solo tuyo.
Samantha - Todavía no es mío.
Carla - Pues es una lástima. Porque está soltero, es el hombre perfecto para cualquier mujer y si te sigues alentando, te lo van a quitar.
Samantha - Ya lo sé. Pero bueno. No puedo hacer nada.
Carla - Claro que puedes. ¡Dile la verdad!
Samantha - No creo que sea lo mejor.
Carla - Sami, ese hombre está loco por ti. Que estás esperando.
Samantha - No lo sé. Carla. Cada vez que intento decirle que soy yo la chica que le escribe los sábados por la noche, pasa algo y me hecho para atrás.
Carla - Y porque no lo haces por mensajes. Así conseguiste acercarte a él. Dile la verdad. Y allí sabrás cuál será su reacción.
Samantha - Ok, voy a pensarlo.
Carla - Bueno dejemos de pensar en eso y cuéntame qué pasó con él anoche en la fiesta.
Samantha - fue una suerte que me lo encontrará alli, porque no tardé en irme y, a mitad de camino, mi coche se averió. Empezó a hacer un ruido raro y como pude logré estacionarme en la orilla de la carretera, y luego se apago. Fuera caía una pequeña llovizna y para completar traía nieve y la noche estaba súper oscura, la luna ni las estrellas quisieron alumbrarme el camino anoche. Estaba congelándome, y ese tramo de la carretera estaba desierto.
Carla - Ay amiga lo siento. ¿Llamaste a emergencias víal? Verdad.
Samantha - No.
Carla Tienes que instalar el sistema 0800vías en el auto de una vez por todas. Eso te permite una conexión directa con los proveedores de servicios de emergencia. Voy a hablar con Patricia para que te pase la información.
Samantha - ¿No te parece un sistema de seguridad algo siniestro? -preguntó, resoplando mientras se terminaba su taza de cereal con leche.- Permites que sepan exactamente dónde estás. Creo, y lo digo en serio, pueden oírte. Te escuchan todo el rato. Estoy segura.
- Ay Sami, tú y tus historias, pero si fuera así, creo que es porque les encanta escuchar cantar a los conductores sus canciones favoritas. Jajaja. Pero bueno hablando en serio ¿A quién llamaste?- le preguntó Carla a Samantha.
- Al final no tuve que llamar a nadie. Emmanuel apareció antes. Echó un vistazo y me dijo que era la batería. Logró que arrancara. Y lo besé. Ah, y me dejó su chaqueta, que olvidé devolverle.
Carla Sorprendida, la detuvo en su historia, - ¿Cómo que lo besaste?
Samantha - Sí. Lo besé. Amiga y fue hermoso, fue como si hubiera encontrado mi lugar por fin en este mundo.
Carla - Y él que dijo.
Samantha - Que le gusto que lo hiciera, que si no estuvieramos en el medio de la carretera bajo la lluvia, me hubiera hecho suya, pero no podia permitir que me resfriara.
Carla - Ay que tierno, se preocupo por ti.
Samantha - Si, lo se.
Carla - ¿Le dijiste que tu eras la chica de los mensajes?
Samantha - No.
Carla - Y ahora que vas hacer.
Samantha - No lo se.
Carla - tienes que decirle la verdad. No puedes seguirle ocultando que tu eres la que le escribes.
Samantha - Tengo miedo de su reacción. Y eso me aterra.
Carla - ¿Que puedes perder?
Samantha - ¿A él?
Carla - Ay amiga, te entiendo, creeme que lo hago. Pero tienes que decirle, porque sino nunca lo sabras.
Samantha la miro con tristeza, porque sabia que su amiga tenía razón.
Carla - ¿Ahora que piensas hacer?
Samantha -. Ahora tengo que llevar el auto al consecionario de mi hermana y luego ir a la finca a la casa de Emmanuel a devolverle su chaqueta. Para acabar de empeorarlo, hoy estoy de trabajo hasta los teque teque y no voy a poder ir. Y estoy que me lleva la rabia, porque...- Samantha suspiro -. No he dormido bien pensando en cómo podría resolverlo todo hoy. Además, no he parado de meterme gasa por haberme dejado convencer para salir. - Dijo resoplando. - Y ahora que ya te lo he contado todo, me doy cuenta de que no vale la pena seguir lamentándose.
- Ay amiga, lo siento de verdad dijo Carla, - Tu molestia esta más que justificada.
Samantha - Emmanuel resalto que era culpa mía, y lo peor es que tiene razón, porque nunca he llevado a revisar el carro. Y eso me enfado más. Aunque Emmanuel me lo solucionó, y además me dejó su chaqueta. Luego me siguió hasta casa para asegurarse de que llegaba bien. En fin, ya ha pasado todo. Ahora tendré que procurar que revisen el carro y arreglen lo que deban. Mi hermana podría encargarse de todo, y aparte me tocará escuchar su sermón sobre cómo descuido el auto, etcétera, etcétera.
¡Ay amiga lo siento por ti! Pero te va a tocar.- Dijo Carla interrumpiendo su serie.- Hay que reconocer que tú hermana es buena en lo que hace, y aparte también le revisa el carro a Patricia.
- Tienes toda la razón, mi hermana es buena en su trabajo.- dijo Samantha. Y además Patricia Mendoza le ha dado su bendición.
Carla - Si Ami. Y Patricia por lo que he podido ver, es muy maniática con quien le revisa el carro. Consesionario Mariño es el mejor. En serio.
Samantha - Jajaja, si, mi hermana es la mejor. Intentaré llevarle el carro la semana que viene. Por otro lado. Ya que tú vas para la finca, ¿Podrías llevarle a su casa la chaqueta a Emmanuel? Hoy no puedo saltarme ninguna consulta.
- ¿Por qué no se la llevas el fin de semana? Total eres una de la invitada de la celebración del sábado.- le propuso Carla.- Te Vi en la lista de invitados a la gala del sabado por la noche.
Samantha - Cierto, lo había olvidado. Gracias amiga por venir y por escucharme. Ahora tengo que prepararme para irme a trabajar.
Carla - Y yo, me voy corriendo al instituto porque cierro jornada. Y sabes que siempre puedes contar conmigo.
Carla se fue directo al instituto y Samantha se quedó en su departamento preparándose para irse a trabajar, sin dejar de pensar en el beso que le dio a Emmanuel bajo el capo del carro y preguntándose si él estaría pensando en ella.
Decidio hacerle caso a su amiga Carla y decirle la verdad a Emmanuel y que sea lo que Dios quiera. Pero lo haría mas tarde porque estaba retrasada y tenia que salir en volandas a la clinica.