Flora, una doctora que trabajaba en un Instituto, fue transportada por un extraño libro, ingresando de forma 'accidental' en una novela que le resultaba desconocida.
Una voz sonaba en su cabeza de vez en cuando ¿Ayudar al protagonista? ¿Hacer que la protagonista lo vea y que ambos se reconcilien?
¡No puede quedarse con el hermoso protagonista ¿Porqué debería ayudarle a su hermana mayor?!
Es la villana de la novela, la tipa cruel a la que todos odian, sin embargo ¿Porqué el protagonista la busca tanto y parece interesado en ella? ¿No debería pasar tiempo con la persona que amaba?
¡Sus tareas se están saliendo de control!
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Mi nombre es Tao.
Flora solo pudo quedarse quieta al final, pues el joven se rehusó a bajarla con la excusa de que podría caerse y su salvadora se lastimaría.
Esa excusa la chica no se la creyó en lo más mínimo, sin embargo, no pudo hacer nada. Dejo de sacudirse y se quedó quieta cuando él le lanzó una mirada fría y peligrosa.
Era como sí dijese Sí te sigues moviendo te dejaré caer al suelo.
Cuando la chica sintió sus piernas bien despiertas, se apresuró a salir huyendo del patio del Cuarto Príncipe, ya que este le había dicho que el carruaje ya la esperaba fuera del Palacio Imperial para llevarla a casa.
Por supuesto, solo después de asegurarse de que el Cuarto Príncipe le enviaría el Loto de Fuego. Él tenía que cumplir su palabra.
El joven levantó las cejas mientras veía a la chica en retirada, tal como si la estuviesen persiguiendo.
Al perderla completamente de vista, su rostro se tornó frío, volviendo su mirada hacia su sirviente, quién aún estaba inconsciente debajo del árbol de durazno y transformado en lobo.
Ya le daría su merecido cuando se despertará.
-Mario...- Llamó en voz baja con los ojos cerrados. Unos segundos después, el General Tong apareció detrás de él, medio arrodillado en el suelo.
-¿Sí, Su Alteza?- Pregunto con respeto.
-¿Sabes quién lo hizo?- Preguntó Antonio con un tono tranquilo, sus ojos se abrieron ligeramente, cayendo sobre las hierbas en su jardín.
-Respodiendo a Su Alteza, fueron los hombres del Príncipe Heredero, ellos planearon la emboscada a los pies de la montaña, mi Señor.- Respondió con respeto, permitiendo que una luz fría brillara en sus ojos.
-Bien, encárgate de castigarlos a todos como es debido.- Ordeno el Cuarto Príncipe antes de regresar a su habitación.
-¡Cómo ordene, Su Alteza!- Dijo Mario con una reverencia profunda luego desapareció del jardín sin dejar rastro.
Mientras caminaba, Flora tenía un humor ligero, a pesar de sentirse algo enojada con Antonio ¿Cómo podía haber alguien tan guapo en el mundo? ¡Él claramente debería estar preso por ser tan atractivo!
Pero al menos, sentía que había ganado un poco el aprecio del Cuarto Príncipe. Flora fue llevada a la salida del Palacio Imperial por dos sirvientas, las cuales, la habían esperado especialmente para guiarla.
Cuando Flora salió del Palacio Imperial, vio un carruaje estacionado justo al frente de las largas escaleras.
Sus cejas se levantaron con curiosidad, volviéndose con curiosidad hacía las sirvientas, les preguntó -¿Es este el carruaje preparado por Su Alteza?- Su voz sonó algo fría, con un deje de enojo.
Eran las mismas sirvientas que la molestaron esta mañana, era normal que aún estuviese un poco enojada.
Las sirvientas se asustaron y asintieron al unísono, era la orden dada por el General Tong después de todo, y detrás de sus órdenes estaban las del Cuarto Príncipe ¿Cómo se atrevían a mentirle?
La chica apartó sus ojos rubíes de ellas, y tocando uno de sus mechones blancos, se encaminó al carruaje y subió con la ayuda del conductor que vestía con ropa de sirviente del Palacio Imperial.
'¿Hice algún avance en el tercer tarea?' Preguntó Flora mentalmente, un poco preocupada por eso. Temía desagradarle al Cuarto Príncipe por su comportamiento.
"Has avanzado un 5%, creo que esta bien en tu primer intento." Respondió la voz en su cabeza con cierta sorpresa.
Ciertamente pensó que Flora le desagradaría al Cuarto Príncipe por su comportamiento ligeramente avaricioso.
Sin embargo, tal parecía que su valentía y valor le ayudaron en algo.
-Un 5%...- La expresión de Flora se volvió instantáneamente amargada, sintiendo que no avanzó nada en esa tarea. Su rostro increíblemente hermoso no podía ha r nada ante este tipo, y su actitud mucho menos.
-¿Por qué no puede ser como esos hombres de mi mundo? Solo basta sonreírle para que caiga rendido a mis pies. Mierda...- Se quejó un poco enojada la chica, cruzándose de brazos y cerrando los ojos.
"Algo así, pero al menos puedes estar segura de que nunca te engañara, su amor es incondicional hacia la persona que esté destinada a estar a su lado..." La voz en la cabeza de Flora se detuvo de golpe, como si hubiese dicho algo que no debía.
La curiosidad de la chica se activó en el modo chismoso. Era como si un chisme jugoso se hubiese presentado a su puerta.
-Pequeño metiche ¿Cómo te llamas? Aún no me has dicho tu nombre.- Preguntó Flora, dándose cuenta de eso, no pensó divagar en las equivocaciones del chico.
Después de todo, aún no sabía quién estaba detrás de él.
Una luz brilló delante de Flora, y un niño de unos 10 u 11 años apareció delante de ella, mirándola con ojos serios y una sonrisa aburrida.
Los ojos de Flora se tornaron sombríos de inmediato -¿Quieres decir que tú, un mocoso de 8 años, me ha estado dando órdenes? ¿Acaso me estás jodiendo?- Se quejó en voz alta, sin poder evitarlo.
Su voz expresaba claramente su descontento, sobre todo viendo la edad tan joven del lindo niño delante de ella.
El chico se cruzó de brazos y frunció el ceño con enojo, esta mujer lo había ofendido -¡Tengo el cuerpo de un niño de 12 años y no de 8! ¡Además, mi verdadera edad supera los 600 años, así que como tal, respétame!- Exclamo el pequeño con mucho descontento.
Se arrepintió de presentarse en su forma original ante Flora. Después de todo, el tiempo permitido para salir del Sistema era muy limitado.
Al verlo así, Flora sonrió y sin cuidado alguno, extendió los brazos y lo abrazó con fuerza, haciendo que el niño ya enojado soltara un grito de dolor. Un segundo después, sus brazos quedaron vacíos.
El pequeño había desaparecido.
"Mi nombre es Tao, no aparecere delante de ti de ahora en adelante ¡Eres molesta!" Un grito sonó en la cabeza de Flora, aturdiéndola un poco, sus dientes se apretaron con fuerza a causa del dolor en su cerebro.
Era como si él hubiese gritado justo sobre sus oídos ¡Es doloroso!
Cuando todo quedó en silencio, Flora frunció el ceño, ya sentía que nada en este mundo le sorprendía, y eso la tranquilizaba por alguna razón desconocida. Sobre todo cuando recordaba el hermoso rostro del protagonista.
-Pequeño Tao, tengo una duda, si se supone que soy la villana ¿Por qué quieres que me acerque al protagonista? ¿No es ese el trabajo de la protagonista principal?- Preguntó con claras dudas expresadas en su hermoso rostro.
"No me llames pequeño y sobre tu pregunta, son las tareas asignadas por el Sistema." Fue lo único que dijo antes de quedarse en silencio.
Flora suspiró, haciéndose más de diez conjeturas sobre cuál podría ser el caso.
Para sorpresa de Flora, el viaje en carruaje no duró más de 30 minutos. Cuando ella bajó del carruaje, miró las puertas de la Mansión con ojos entrecerrados, pensando seriamente en el siguiente paso.
"Tarea especial disponible: Cura al protagonista Principal en dos meses. Como premio, recibirás una bonificación." La voz de Tao sonó en la cabeza de Flora justo en el momento en que estaba a punto de ingresar por la puerta.
El hermoso rostro de Flora se oscureció -¡Espera, espera! ¿Cómo que salvarlo, acaso está demasiado enfermo? Ni siquiera sé que tipo de enfermedad tiene y que cambios sufre y ¿Tengo que facilitarle todo el trabajo a la protagonista principal?- Cuestiono con enojo, deteniéndose en seco.
Tao no había explicado en detalle que tipo de problema sufría el protagonista, además de que cada luna llena su cuerpo cambiaba y se transformaba en otra cosa, que resultaba ser extremadamente doloroso para él, no le había dicho mucho más.
Sus problemas de comunicación no eran algo serio, pues él conversó perfectamente con ella esta mañana, en cuanto a sus problemas mentales, no veía que él tuviese alguno.
El sistema estaba dando mala información al enano, de eso estaba segura.