De Regreso a Mis Días de Escuela

Actualmente, Clarissa y sus amigas están cocinando. En realidad, esta tarea ya se había delegado a los chicos, pero no quisieron.

Se justificaron diciendo que buscarían leña para la fogata de esta noche. Mientras que la que se usaría para cocinar ya estaba disponible.

"¿Qué vamos a hacer con el pescado?"

"Asarlo. Es más sencillo y sin complicaciones", respondió Andin aconsejando.

"Es verdad... Pero, ¿y los condimentos?"

"Lo de los condimentos es fácil. Ya lo tengo todo preparado".

"¿Así que trajiste condimentos para asar el pescado?"

"No son condimentos preparados. Solo traje ajo, cebolla, cilantro, jengibre, cúrcuma, nueces de la India, chile, tomate, azúcar, sal y sazonador".

"Qué completo".

"Aprendí de la experiencia. Es mejor estar preparado que comer comida insípida".

"¿Y sabes cómo hacer los condimentos?"

"No".

"Pensé que sabías cocinar. ¿Cómo te sabes los nombres de todos estos condimentos?"

"Pues los memoricé".

"Pensé que solo memorizabas las lecciones, también memorizas los condimentos".

"Ja, ja, ja, ja".

En este momento, solo hay chicas. Hay seis niñas en total, incluida Clarissa.

"¿Qué tal si dividimos las tareas?"

"¡De acuerdo!"

"Bien... Aisyah y Nana cocinan el arroz. Clarissa y yo asamos, y el resto prepara los condimentos y los demás platos", sugirió Andin.

"Perfecto, entonces. ¡Empecemos ahora!" propuso Aisya.

"¡De acuerdo!" respondieron las demás al unísono.

Se pusieron en marcha para realizar sus respectivas tareas. Clarissa y Andin hicieron brochetas para asar el pescado.

Cada persona en el grupo de amantes de la naturaleza trajo diferentes equipos. Algunos trajeron tiendas de campaña, utensilios de cocina, ingredientes para cocinar, esteras y otras cosas.

Después de preparar los condimentos, Clarissa y Andin comenzaron su tarea. El pescado limpio se untó con condimentos antes de asarlo.

"Mmm... Huele muy bien", dijo Clarissa mientras olía el aroma del pescado que estaba asando.

"Tienes razón, afortunadamente pudiste pescar este pescado. Aunque todavía me sorprende. ¿Cómo pudiste pescar esos peces tan fácilmente?", dijo Andin mientras asaba el pescado.

"Ni te imaginas... Yo tampoco lo entiendo", respondió Clarissa con sinceridad.

"..."

Andin miró a Clarissa con una mirada inquisitiva. Hasta que no se dio cuenta de que el pescado que estaba asando se había quemado.

"No te quedes soñando despierta. ¡Mira... tu pescado ya está quemado!", bromeó Clarissa señalando el pescado que estaba asando Andin.

"¡Eh!"

Andin volteó inmediatamente su pescado. Clarissa negó con la cabeza al verla.

"¡Esto es por tu culpa!", gritó Andin fingiendo estar enfadada.

"¿Por mi culpa?"

"Sí, claro... Todavía estoy pensando en lo de antes, ¿verdad Sya?"

"¿Qué?", preguntó Aisya fingiendo no entender lo que decía Andin.

"¡No finjas que no te acuerdas!", dijo Andin con fastidio.

"Je, je, je... No te enfades así. Perderás tu belleza", bromeó Aisya sonriendo.

"Uf..."

"Cuidado, tu pescado se quemará de nuevo", bromeó Clarissa.

"Sí, sí", respondió Andin haciendo pucheros.

Cocinaron mientras charlaban. Clarissa sintió una calidez que nunca antes había sentido.

Desde siempre, Clarissa siempre se había limitado a la hora de hacer amigos. Su única amiga era Aileen. Una amiga que acabaría llevándola a la miseria.

Después de terminar de cocinar, colocaron sus platos sobre la estera. Luego esperaron a los demás para poder comer juntos.

No mucho después, llegaron los que esperaban. Cada uno de ellos traía un manojo de leña seca.

"Aquí está la leña, ahora tenemos hambre".

"Si tienen hambre, coman... Además, el arroz y los acompañamientos ya están todos listos".

"¡Vaya... Parece delicioso!"

"Es verdad, mi estómago ya está empezando a rugir".

"El mío está bailando dangdut".

"¡Ya basta... Mejor comamos ahora!"

"¡De acuerdo, jefe!"

Comieron con avidez. Sus estómagos, que antes estaban vacíos, finalmente se llenaron.

El sol ya se había puesto en el horizonte occidental. La noche comenzaba a llegar.

Esta noche la luna brilla intensamente. Las estrellas también brillan en el cielo. Aumentando la belleza del ambiente nocturno desde la cima de la colina. Sin mencionar las luces de las casas que se pueden ver desde la cima de la colina.

Clarissa y sus amigos hicieron una fogata. Se sentaron alrededor de la fogata mientras bromeaban juntos.

Steven y sus dos amigos también se unieron a ellos. Se habían hecho amigos de los miembros del club de amantes de la naturaleza.

Clarissa se sentó junto a Andin. Disfrutaron de la melodía de la canción que estaba cantando Rangga.

"Es guapo, ¿verdad?", dijo Andin sin apartar la vista de Rangga.

Rangga realmente se veía genial. Cantaba la canción mientras tocaba la guitarra. Su voz tampoco era inferior a la de un cantante profesional.

"¿Te atrae ese chico?", preguntó Clarissa.

"¿A quién no le atraería?", preguntó Andin sin apartar la vista de Rangga.

"¡A mí!", dijo Clarissa con seguridad.

"Sí, claro... Tu novio es más guapo".

"¿Quién es mi novio?", preguntó Clarissa confundida.

"¿Quién más sino Steven?"

"Él no es..."

La frase de Clarissa se vio interrumpida cuando Rangga los invitó a cantar juntos.

Siguieron cantando hasta la medianoche. Después de eso, uno por uno comenzó a entrar en sus respectivas tiendas de campaña.

Sin embargo... habrá niños encargados de vigilar.