He reencarnado en Carlisle, un hombre cuya historia tuvo un final absurdo, tenía una buena vida, una esposa leal, pero lo cambió cuando su antigua amor regreso pidiendo ayuda y al final, quedaron juntos, pese a que ella lo había traicionado antes. Pero yo, no pienso seguir esa historia, así que la cambiaré a mi favor...
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Capítulo 10.
El salón principal del palacio real, no tardo en llenarse de los asistentes a la boda, todos hablaban sobre lo bella que era la princesa con su vestido de novia, las mujeres halagan su suerte por casarse con un hombre atractivo y de gran poder, claro, no faltaban las envidiosas que decían que la princesa solo se pudo casar con el Duque porque él esta interesado en su estatus.
Cuando la pareja entro al salón, las miradas fueron directamente a ellos y los nobles aprovecharon para acercarse a saludar y felicitar a la pareja. Carlisle trataba de ser cortes con todos, aunque era un fastidio tener que fingir una sonrisa amable y por lo que puede notar, la princesa también forzaba su sonrisa, en especial cuando las señoritas le hacían cumplidos por su vestido, y no era difícil notar cuan hipócritas eran esas palabras.
—alteza, la felicito por su matrimonio, ya se empezaba a creer que se volvería una doncella del templo.— menciona una mujer pelirroja con una sonrisa burlona.
—tenía esperar al esposo correcto, digo, por tener prisas podría tocarme uno infiel...usted sabe.— responde a su burla.
La pelirroja puede escuchar las risillas de las otras chicas y es que, la mayoría sabe que el esposo de esa mujer anda de mujer en mujer, incluso lo han visto entrando a burdeles. La chica apretó los labios para no gritarle, solo se dio la media para caminar y perderse entre la multitud.
—se lo merecía, siempre tirando veneno como si su vida fuera perfecta.— comenta otra joven.
—no deje que su comentario amargue su noche alteza.— le aconseja otra.
—no se preocupen, nada va a arruinar mi noche.— dirige su mirada hacía Carlisle quien habla con un par de nobles.
Arya siguió hablando con las chicas, hasta que llego el momento del baile, por lo que busco a Carlisle para ir juntos a la pista.
—antes que nada, debo decir que soy un hombre de guerra, no se baile.— se excusa.
—solo déjese guiar y nadie lo notará.— responde la rubia.
—cederle el control a mi esposa, no esta nada mal, me gustan las mujeres dominantes.— guiño.
—entonces se ha casado con la mujer correcta, me gusta dominar.— responde la chica.
Carlisle mantiene su sonrisa, sin duda la princesa era una mujer que ha captaba su interés, su forma de pensar era liberal, muy diferente a todas esas señoritas de sociedad, lo que se espera de una princesa que estuvo en el campo de batalla y pudo ver que, tejer y sonreír bonito, no es lo único que puede hacer una mujer.
Ambos dan inicio al vals, mientras que Carlisle sigue los paso de la rubia. Lo cual era verdad, no era difícil seguirla o es porque él tiene la facilidad de aprender todo rápidamente, gracias a eso se pudo adaptar rápido a ese mundo, lo único que le preocupa, es la maldición, porque últimamente ha estado sueños donde aquella figura lo sigue llamando, aunque esta vez si han sido sueños y no se devorado otro corazón humano.
—¿en que piensa alteza?, se ve perdido en sus pensamientos.— pregunta Arya.
—solo cansancio debido a un mal sueño...o pesadilla, quizás.— responde.
—claro, para quienes hemos estado en la guerra, a veces las atrocidades del campo de batalla nos acechan en los sueños.— baja un poco la mirada.
—no es por el campo de batalla, pero no es nada de lo que deba preocuparse.— le consuela.
El baile acaba y Carlisle toma la mano de su ahora esposa para besar el dorso de esta. Hecho esto, ambos se apartan de la pista para que los invitados puedan bailar. La pareja va hacía la mesa en busca de una copa, pero, justo al llegar, alguien se gira de manera repentina tirando el vino en el vestido de Arya.
—¡oh por los dioses!, alteza, lo lamento, me gire sin darme cuenta.— se excusa.
Cuando Arya levanta la vista, es aquella pelirroja quien se muestra preocupada. Arya frunce los labios, tenía tantas ganas de golpear a esa chica, porque quizás ni siquiera fue un accidente.
—disculpe alteza, juro que fue un accidente.— suplica.
Todos estaban atentos a la escena, por lo que Arya solo se da la vuelta para salir corriendo del lugar mostrando una expresión de tristeza por su vestido manchado. Carlisle miro a la pelirroja fijamente que esta se tenso ante su mirada.
—le juro que fue un accidente alteza.— insiste.
—¿es así?, porque antes del baile te vi hacer comentarios agresivos a mi esposa.— responde Carlisle.— y no es secreto que usted tiene algo en contra de ella.
Carlisle facilidad se había informado de esa mujer cuando la vio cerca de la princesa antes del baile y es que la gente habla tan fácilmente de otros a sus espaldas, las mujeres rápidamente le contaron que esa mujer siempre vio a la princesa con envidia, pues antes de la guerra, se hablaba de un compromiso de Arya con quien ahora es esposo de la pelirroja, pero, con el inicio de la guerra, Arya se marchó a la guerra y la pelirroja aprovecho para seducir a aquel hombre.
—n-no es así...le juro que fue un accidente...— agacha la cabeza e inclina su cuerpo hacia adelante.— se lo juro alteza.
—alteza me disculpo en nombre de mi esposa, me encargaré de que ella tenga un castigo apropiada para su falta.— se excusa el esposo de la chica.
—que así sea y espero que llegue al ducado una carta de disculpas de su esposa hacia la mía.— ordena Carlisle.
—así se hará alteza.— hace una reverencia.
El hombre toma del brazo a la pelirroja y se la lleva fuera del salón. Carlisle por su parte se disculpa y pide sigan disfrutando la fiesta, pues él, va en busca de su esposa. Los emperadores quienes observaron todo, se muestran satisfechos por la forma en la que Carlisle manejo todo.
Carlisle busco a Arya, miro cada sala, sin encontrarla, hasta que escucho su voz en el jardín. Arya estaba furiosa, maldecía a esa mujer por arruinar su vestido y su momento.
—juro que lamentaras haberte cruzado en mi camino, ¡perra!— grita furiosa.
Carlisle se quedo escondido escuchando sus quejas, y sonrió, ante todos, actuó como una señorita dolida al ver su vestido arruinado, pero en privado, saca todo el enojo que tiene. Eso le hace saber que si la princesa no cuidará su imagen, esa pelirroja seguramente habría perdido un par de dientes esta noche.
—esposa, aquí estás.— sale de su escondite.— lamento lo sucedido con tu vestido, pero ya he ordenado que esa mujer escriba una carta de disculpas.
—¿disculpas?, eso no quita que arruino mi vestido...— se deja caer en el suelo cubriendo su rostro.— se ha arruinado nuestra noche.
Carlisle se sienta a su lado y la hace levantar la mirada al sujetarla del rostro. Los ojos de Arya estaban apenas húmedos, al parecer se esforzaba por sacar un par de lágrimas.
—sus disculpas son solo el inicio de todo, me encargaré que ella se quede sin nada cuando su esposo la deje por una prostituta.— sonríe ladino.
—¿harás que su esposo la deje?, ¿eso se puede?— pregunta con una expresión confundida. Claro, solo fingía esa ingenuidad.
—se puede querida, jure ante el altar que te protegería y te haría feliz.— le habla con dulzura.— y si verla destruida te hace feliz, entonces eso haré.
Arya sonríe por las palabras del Duque y lanza sobre él para abrazarlo.
—que felicidad...te adoro esposo mío.— ríe.
Carlisle corresponde el abraza, acariciando el cabello de la rubia mientras deja ver una sonrisa llena de malicia. Pero, el chico se aparta para mirarla a los ojos y tras limpiar sus lágrimas, se inclina para unir sus labios en un beso.
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