**Saga Vannecelli**
Uzziel Vannecelli, futuro líder de la organización italiana, es un hombre carente de empatía, caracterizado por rasgos psicopáticos. Su único vínculo emocional verdadero radica en su familia. Desde su infancia, ha sentido una conexión especial con Ángela Müller, hija del sublíder alemán. La inocencia y pureza de Ángela lo obsesionan, llevándolo a desear despojarla de su esencia pura. Por otro lado, Ángela anhela consagrarse a Dios y, en dos meses, tiene planes de convertirse en monja. La pregunta que prevalece es si Ángela logrará cumplir su vocación religiosa o si Uzziel interpondrá su camino. ¿Quién prevalecerá en esta contienda: el bien o el mal?
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Capítulo 18 Noche de tormenta.
Bruno Vannecelli
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-Al día siguiente, al despertar, noto cómo se abre la puerta. La veo sonriendo mientras se acerca con una bandeja de desayuno. Se sienta a mi lado, me entrega la bandeja y me dice-¡Buenos días!
-Le doy un beso y le respondo- ¡Buenos días!
-Ella me sonríe y agrega-Desayuna, debo irme a la universidad.
-Le contesto- Por favor, quédate conmigo hoy. Quiero pasar todo el día juntos.
-Ella responde-Está bien. Bruno, ¿hablaste con Uzziel? ¿Cuándo regresarán?
- Aún no ha olvidado el asunto, le dije.- Mi querida, él tiene la intención de regresar pronto. Debes comprender que está enamorado de ella; solo intenta conquistarla y necesita tiempo.
- Ella me miró con dudas y dijo- Bruno, sabes muy bien que lo que hizo Uzziel es extremadamente grave, y tú, Gabriela, al ser su cómplice, estás en la misma situación. Estamos hablando de que ella es hija de Anthony. No debiste haber apoyado a tu hermano en esa locura. No creo que eso sea amor; más bien, lo que siente Uzziel se asemeja a una obsesión enfermiza.
-Soy consciente de que tienes razón, pero ya no hay manera de cambiar la situación. Solo espero que Uzziel pueda conquistar a Ángela, ya que estoy seguro de que él siente algo por ella. Ojalá que Ángela pueda corresponder a esos sentimientos. Espero que esta locura no se convierta en un caos. Respondo- Lo sé, mi niña. Te pido que no digas nada al respecto; dejemos que ellos busquen estar juntos y que Uzziel tenga la oportunidad de enamorarla.
- Ella suspira y dice-Haremos lo siguiente: le daré tres semanas con ella, pero en esa fecha quiero hablar con ella. Lo que ella me comunique se llevará a cabo. Si hay alguna oposición por parte de uzziel, se lo comunicaré al líder.
- Le acaricio el cabello y le respondo-Así será.
Ángela Müller
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-Desde el día en que salí de su habitación, he intentado persuadirlo de que debo olvidar lo que sucedió. No puedo sacar de mi mente lo que me hizo; es un pecado. He rezado para que Dios me perdone y me ayude a escapar de esta situación, ya que ese demonio quiere dañar mi mente, pero no permitiré que lo logre. Mientras estoy recostada, miro hacia la ventana y comienzo a ver cómo empieza a llover. En pocos minutos, la lluvia se intensifica y se puede escuchar el fuerte estruendo de las olas golpeando la orilla. Recuerdo con claridad que cuando era pequeña, mi madre solía llevarnos a la cocina para preparar chocolate en los días de lluvia intensa. Ella decía que Dios estaba limpiando el mundo y que no debíamos tener miedo. Me gustaría poder llamarla, la extraño mucho. Me levanto de la cama y me dirijo hacia la cocina, donde saco leche y chocolate para preparar un poco. Al comenzar a hacerlo, noto cómo se ilumina el entorno, y segundos después, un fuerte trueno resuena, provocando que grite de los nervios. La casa se encuentra sumida en la oscuridad y solo puedo ver la llama de la estufa. Respiro con dificultad mientras me toco el pecho. Ese trueno me ha asustado; de repente, siento cómo alguien me toma del brazo. Esa voz es de Uzziel, quien me pregunta-¿Estás bien?
-Le respondo-Sí, el trueno me asustó. Puedes soltarme.
-Él, sonriendo, comenta-Vaya, así que la monjita le tiene miedo a los truenos.
-Me libero de su agarre y aclaro-No es que les tenga miedo, solo que me tomó desprevenida.
-Él me pregunta-¿Qué haces en la madrugada aquí? ¿Tienes hambre?
-Yo le respondo- No podía dormir, así que decidí prepararme un chocolate.
-Con su linterna, me ayuda a ver que el chocolate está listo, por lo que decido apagarla. Noto que el lugar se inunda de luz, anticipando un estruendo inminente. Mis nervios aumentan con los truenos, y él me toma de la cadera, girándome para recostarme en su cuerpo. De repente, el sonido se intensifica mientras, atrapada entre los destellos de los truenos y la luz de la linterna que descansa sobre la mesa, lo observo. Su mirada penetrante se posa sobre mí, aprieta mis caderas y parece buscar una respuesta en mí. Él dice-Tómate tu chocolate para que podamos irnos a dormir.
-me sirvo mi chocolate. Le ofrezco un poco y lo acepta, disfrutándolo de inmediato. Minutos después, subimos las escaleras. Al acercarme a mi habitación, él me toma del brazo y me dirige hacia su cuarto. Mis nervios comienzan a aumentar; me pregunto si intentará hacer lo mismo que hizo hace unos días. Entonces le digo-Me iré a mi habitación, suéltame.
-Él dice- No, a partir de esta noche dormirás conmigo. No te servirá de nada intentar persuadirme.
-Me lleva como si fuera un saco de papas hasta su habitación, donde me recuesta en la cama. Luego se acuesta a mi lado y me abraza. Siento miedo de que algo malo cruce por su mente, pero al cabo de unos minutos me doy cuenta de que se ha quedado dormido. Intento escapar de sus brazos, pero su agarre es firme y todo intento resulta en vano, por lo que decido rendirme y, finalmente, me quedo dormida.-