Yaneli se casa enamorada a sus 16 años.
en el año de 1978 casarse a esa edad no era raro y más cuando las familias estaban de acuerdo.
Yaneli pensó que sería feliz, fue educada para hacer la esposa perfecta, pero nunca pensó que su infierno empezaría con ese matrimonio.
Antonio no era el hombre que esperaba y en el momento que lo encontró con otra mujer, no lo soporto, su orgullo, su dignidad, la hace abandonar a su esposo, su pueblo y renunciar a su familia.
ahora tiene que sobrevivir y darse a respetar ante una sociedad machista, de doble moral y sobre todo que juzga sin piedad.
te invito a conocer la vida de Yaneli, una joven que no está dispuesta a hacer el mueble de su esposo en una casa donde no tiene otra obligación que obedecer a su esposo.
¿ustedes creen que ella podrá ser feliz después de tener el estigma de una mujer separada?
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CAPÍTULO 18
Yaneli se empezó a sentir incómoda, realmente odiaba la infidelidad, eso era algo que iba en contra de sus principios; quiso dar media vuelta sin hacer ruido para que no se diera cuenta de que la había visto, pero en eso chocó con la puerta al querer salir rápido.
María, al escuchar, voltea y la mira en el suelo, se empieza a reír imaginándose lo que pensó; ella le explicó a Yaneli que era su hermano menor, que tenía 30 años, y que lo estaba abrazando para felicitarlo porque iba a ser papá.
Le dijo que cuando su esposo tenía que ir a visitar a su madre, su hermano y su cuñada se iban a dormir con ella, para que no estuviera sola. En ese momento, Yaneli se disculpó por pensar mal y David se presentó ante ella; se puso a su disposición, le presentó a su esposa, que era una joven de su edad, educada y amable.
Una vez que se presentaron María le pregunto por qué había salido de su casa a esa hora y ella le platicó lo que paso; le agrado saber que hizo esa compra y si conocía a la mujer que le estaba vendiendo las cosas, pero también tenía sus reservas con ella, así que le pidió a su hermano que las acompañara y cerro la tienda, para apoyarla.
Yaneli se adelantó a la casa, le dijo que ahí los esperaba, se fue directo a su habitación, sacó justo el dinero que iba a pagarle, $1420.00 pesos. Regresó el resto a su escondite, estaba feliz porque todo lo estaba saliendo bien.
A los 15 minutos llegaron los dos para acompañarla a esperar sus muebles, Yaneli les prometió que después los invitaría a comer para agradecer todo su apoyo, la esposa de David, que se llamaba Sofía también fue con ellos; estuvieron platicando un poco de todo, pero más que nada del bebé que pronto estaría con ellos David estaba emocionado por su primer hijo y no podía dejar de habar de su futuro hijo o hija.
Yaneli se sentía bien hablando con ellos, era la primera vez que podía hablar libremente, que podía estar en una conversación, porque cuando estuvo casa con Antonio, nunca le permitió estar en ninguna conversación; ni con las visitas que tenían en casa, siempre la mando a la cocina y nunca la llevo a las fiestas, siempre la mantuvo aislada de todos.
Fue una de las mejores noches que había pasado, solo le faltaba tener su pequeña casa amueblada para que la próxima vez pudiera atenderlos como se lo merecían; estuvieron ahí hasta las 11:40 pm, llegó una camioneta y la mujer que le vendió los muebles.
Con ella llego su esposo, uno de sus hijos que tenía 11 años y dos hombres más que eran amigos del esposo; empezaron a bajar los muebles, ella les indicó donde pusieran el refrigerador, que iba a quedar a un lado de la barra, la estufa la llevaron a la esquina del izquierdo pegada a la ventana que daba a la calle, en la esquina,
El cilindro de gas les pidió que lo dejaran adentro, ahí donde iría una sala, el comedor, lo pusieron enfrente de la barra de la cocina donde iba. La cama les pidió que la dejaran en la sala, no quería que entraran a las habitaciones, que esos desconocidos vieran cómo era dentro de su casa.
David no dejaba a los hombres que habían llegado, algo que no le gustaba de ellos, quería que terminaran para que se fueran y de la misma manera estaba Yaneli. Sentía incómoda la mirada de esos hombres, se apresuró a darle el dinero a la mujer y, una vez que le pagó, le dio las gracias, los acompañó a la puerta para despedirlos.
Estaban por irse cuando David dijo en voz alta. — Yaneli, compraste una buena cama, la reclamo para mí y mi esposa; la tuya se compra después.
Será mejor que te apresures a despedir a las personas, porque mi esposa está cansada, ya es hora de que se duerma.
David había dado a entender que él y su esposa iban a vivir con ella, que no estaría sola, y la mujer que le vendió los muebles, al escuchar lo que dijo David, rápido preguntó. — ¿Usted no vive sola?
María se acercó a ellas y al ver que Yaneli no sabía qué contestar, que por un momento se quedó callada, ella con una confianza le dijo. — Que no te dije, que mi hermano y mi cuñada iban a vivir con ella, será una renta compartida; mi cuñada está embarazada y ocupa que alguien la cuide, por esa razón van a vivir juntos y cerca de mí.
Después de decir eso, tomó del brazo a Yaneli, dijo buenas noches y cerró la puerta que daba a la calle. Después la metió a la casa, cerró bien la puerta; suspiró profundamente y algo molesta le dijo. — Yaneli, nunca digas que vives sola, yo estaré viniendo diario a visitarte.
Hay mucha gente mala y pueden tratar de asaltarte o hacerte daño; es mejor que te cuides mucho; también te recomiendo que no hagas compras tan grandes como lo hiciste hoy. Darás a entender que tienes dinero y alguien se puede meter a la casa a tratar de asaltarte.
Sofía se acerca a ella, toca su brazo y con dulzura le dice. — Yaneli, yo vendré de vez en cuando a hacerte compañía; solo soy ama de casa, mi esposo no me deja trabajar y la verdad no lo necesito, tengo un buen hombre que meda todo lo que necesito.
Durante el día tengo mucho tiempo libre y vivo en la siguiente cuadra, en la casa de mis padres; nosotros cuidamos de mi papá, porque mi mamá murió y no podíamos dejarlo solo, por eso decidimos quedarnos a vivir en la casa con mi padre.
Pero ya te contaré mi historia y tú me contarás la tuya. Vamos a hacer, buenas amigas, ya lo verás, ahora ¿quieres que te ayuden a meter la cama a tu habitación?
Yaneli le sonríe y tranquila le dice. — No hace falta lo mejor va a ser que vayas a descansar, es tarde y con tu embarazo no es bueno que te desveles; mejor que les parece si mañana los invito a comer. Tendré lista la estufa y podré prepararles algo especial.
María, mañana ya no tendremos que ir a ningún lado, pero te iba a pedir el favor de si me acompañas el fin de semana a comprar unas sabanas para la cama, una toalla, algunas cosas que aún me faltan.
María le dijo que sí, y después de eso se despidieron de ella. Los acompañó a la puerta; ellos esperaron a que cerrara las dos puertas con llave y después se retiraron.
Yaneli estaba feliz de poder tener unos muebles en casa, por fin iba a poder empezar su vida, un nuevo comienzo. Empezó a acomodar la base de la cama en su habitación, la coloco justo donde estaba escondiendo su dinero.
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