La historia gira en torno a dos amigos-enemigos que por errores del pasado tuvieron un futuro casi desvanecido.
Advertencia, la novela contiene decripción explícita sexual.
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Capítulo 13: Culpas.
Aidan continuaba durmiendo, sus sueños eran algo confusos por lo que terminó despertando de los brazos de Morfeo. Abrió los ojos con algo de dificultad, se puso a mirar las paredes que no eran de su habitación, ¿de javú?. Recordó que el resort le había pasado algo igual por tanto que bebió. Tampoco era la habitación de Sayer, él conocía muy bien esas paredes color verde, ¿dónde estaba?.
De pronto se abrió la puerta, Aidan miró con sorpresa a Indigo, el castaño traía una bandeja con el desayuno además de unas pastillas para el dolor de cabeza.
—Buenos días— le dijo Indigo cerrando la puerta. Se acercó a la cama y dejó la bandeja en la mesita de luz—. Supongo que no recuerdas nada de anoche.
Aidan trataba de hacer memoria, pero no podía recordar nada más que verse bailando en la pista feliz de la vida con un completo desconocido. Se miró bajo las sábanas notando que sólo llevaba ropa interior, ¿qué carajos había pasado?.
—¿Dónde está Sayer?— preguntó tratando de recordar algo de lo que había pasado la noche anterior.
—Si te refieres a tú amigo y la moto, se los llevó Odris. Al menos anoche Sayer fue más responsable que tú. ¿Enserio te emborrachaste de esa manera?. ¿Acaso pensaste en tú amigo?— lo increpó Indigo.
Aidan frunció el ceño molesto, él sabía que se había equivocado con el asunto de emborracharse, pero también confiaba en que Sayer sabía manejar bien a Rayo. Sin embargo el pelinegro desconocía por completo lo que había pasado.
—Sayer sabía que íbamos a beber, y si yo quedo muy borracho él manejará a Rayo— le respondió Aidan con un deje de indiferencia.
—Eres un irresponsable. Dime entonces, ¿qué hubiese pasado si esos tipos se los violan?— le preguntó con tono molesto Indigo.
Esas palabras lograron dejar en blanco al pelinegro, el chico lo miró sin entender.
—Claro, imposible que te acuerdes porque ibas regalada como una puta— le dijo el mayor con tono seco—. Estabas inconsciente en alcohol y Sayer te gritaba mientras a él lo manoseaba un maldito, y su amigo pervertido te llevaba a ti a su auto.
Aidan se quedó en shock después de escuchar aquellas palabras, ni para reclamarle por llamarlo "puta" le dio. Poco a poco comenzó a recordar ciertos parajes de la velada pasada y unos brazos que lo cargaban a lo desconocido. También la angustiosa voz de su amigo gritando su nombre, luego que caía al suelo y de ahí no recordaba nada más. Seguramente el golpe lo había mandado a dormir con más ganas. La vergüenza comenzó a invadir su cuerpo y una culpa por haber sido una tremenda carga para su mejor amigo.
—¿No dirás nada?.
—Lo siento— dijo Aidan bajando la mirada, debía hablar con su amigo Sayer y pedirle disculpas—. Gracias por ayudarnos.
Indigo miró al pelinegro, el chico realmente no hayaba donde meterse.
—La moto te la entregará Odris el lunes, te irás a clases conmigo— le dijo el castaño.
—Tengo que ir por Sayer a su casa.
—Odris lo pasará a buscar— dijo Indigo—. Ahora desayuna y luego te das una ducha.
Aidan miró a todos lados, su ropa no estaba.
—Se está secando— le dijo el castaño adivinando lo que buscaba.
—No tengo ropa interior— dijo el chico con un hilo de voz.
Indigo fue a su cajón y buscó un par de slip, se los pasó.
—Están usados— le dijo Aidan.
—No lo están, no los he usado porque son una talla más chica— le aclaró el mayor.
—¿Y qué te hace pensar que a mí me quedarán bien?.
Indigo lo quedó mirando y bajó sus ojos, sonrió.
—Créeme que te quedarán bien— le dijo el castaño. Salió de la habitación dejando a Aidan solo.
—Idiota— dijo tomando las pastillas para el dolor de cabeza. Dio un suspiro, realmente se había portado como un patán—. Espero que Sayer no se enoje conmigo.
Comenzó a desayunar, estaba bastante rico el té con leche y los sándwich naturales. Luego de comer se levantó para meterse al baño, en todo ese tiempo Indigo no fue a molestarlo. Se dio una ducha tranquilo, su mente estaba tratando de relajarse cuando recordó a sus padres. Abrió los ojos como plato, más aún le extrañaba que su madre no lo haya llamado. Salió de la ducha y fue al lavamanos, notó entonces que había un cepillo de dientes nuevo. Lo abrió.
—Supongo que puedo usarlo— se lavó los dientes mientras se miraba al espejo. Estaba algo demacrado, realmente no debía volver a beber de esa manera. No siempre tendría a alguien que lo protegiera. De pronto se quedó pensando en sus propias palabras, básicamente Indigo había salvado su dignidad, su trasero en palabras reales. Botó la pasta dental y se enguajó—. Fui un completo desastre— dio un suspiro y salió del baño hacia la habitación.
Ahí encontró sus ropas lavadas y dobladas sobre la cama, frunció el ceño al no ver a Indigo. Se vistió rápidamente, al terminar tomó su celular para llamar a su madre, fue entonces que vio un mensaje en WhatsApp.
"Indigo fue muy amable en avisarnos anoche que te quedarías con él. También nos avisó que hoy irán a dar un paseo, espero lo disfruten y puedan discutir del matrimonio. Cuídate hijo, hablamos😘."
Aidan abrió los ojos como plato, ¿desde cuándo Indigo tenía el número de su madre?. ¿Y de qué paseo estaba hablando su progenitora?. Espabiló de la confusión, guardó sus cosas y salió de la habitación, miró a todos lados en el pasillo pero no vio a nadie. Caminó entonces hasta las escaleras y las bajó tratando de no ser visto.
—Aidan— Evelyn la madre de Indigo lo asustó de pronto.
—Hola— le dijo el chico con una sonrisa. Los nervios le tomaron la voz, ¿qué podía decir?.
—Indigo está en la cocina preparando la merienda— le sonrió la mujer.
Aidan asintió sin entender que quería decir con eso, pero mejor fue a la cocina donde le indicó Evelyn. Ahí estaba Indigo preparando unos potes con comida, además de unas botellas con agua.
—¿Estás listo?— le preguntó el castaño mientras terminaba de empacar todo.
Aidan lo miraba confundido, pero con lo que le dijo su madre más la señora Evelyn era mejor seguir el extraño juego.
—Sí, estoy listo— le dijo sin entender.
Indigo tomó los alimentos y le dio un beso a su madre en la frente.
—Que se diviertan— les sonrió Evelyn.
Aidan se despidió y salió junto al castaño de la casa.
—¿Qué fue todo eso?. ¿Cómo tienes el número de mí madre?— le preguntó todo confundido el pelinegro.
Indigo puso las cosas en el maletero y cerró.
—Sube al auto, y tendrás respuestas.
—Pero.
El castaño no dijo nada más y se subió al piloto, Aidan resopló y se subió al copiloto. ¿Cómo podía ser tan idiota de hacerle caso a su rival con tanta facilidad?. Ambos se pusieron los cinturón de seguridad.
—Le pedí el número de tú madre a la mía, sabía que tú nunca me lo darías y podía haber alguna emergencia como lo de anoche— le dijo con simpleza Indigo colocando el auto en marcha.
La respuesta había sido bastante clara, prefirió cambiar el tema.
—¿Dónde vamos?— preguntó Aidan desconfiado.
—Es sábado, iremos a dar un pequeño paseo.