Adrik es un mujeriego, arrogante y adinerado que no logra ser feliz. Naim quiere ser feliz pero no sabe cómo lograrlo. Un día la vida permite que ambos se conozcan de la forma más explícita posible y así, tanto el adinerado como el exprostituto, mezclaran sus vidas para complementarse mutuamente. Ficción romántica Boys Love
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Y SIENTO
Quise comprar sourvenirs. El vuelo salía a las tres de la tarde y calculé que si me daba tiempo salir a caminar a un pequeño lugarcito donde vendían lo que yo buscaba.
Adrik se había quedado dormido, no quise despertarlo.
—¿Hablas español? Tengo en promoción estos imanes para el refrigerador —me dice la vendedora.
Me causó gracia que me preguntara si yo hablaba español. ¿Apoco sí daba apariencia de ser extranjero? ¡Que pasado!
Hice caso a las ofertas de la chica y entré a su negocio. Había llaveros, artesanía, ropa típica y playeras con el estampado de Cancún en letras fosforescentes. ¡Variedad de sourvenirs y recuerdos!
Entonces, mi vista fue atrapada por un imán que hacía referencia a Isla Mujeres. Una palmera, mar azul, un velero y una tortuga.
—Ese es muy bello —su voz me hace darle mi atención. Hacemos contacto visual.
Marco tiene un semblante sereno y siento que su mano está tocando mi mano. ¿En qué momento me tomo?
—¿Tú…?
—Te vi entrar a este negocio y quise saludarte. ¡Buenos días!
Con mucha seguridad, inclina su rostro a mí y siento que su mejilla me roza la mejilla derecha. ¡Un beso! Un beso que me hizo recordar los tiempos de atrás.
—¡Buenos días! —Correspondo a su saludo.
—¿Y tu amigo?
—Está en el hotel.
—¿Ya desayunaste?
—No. Quise salir a comprar sourvenirs.
—¿Te vas de Cancún?
—¿Quieres saber?
Sonríe.
—Claro. El otro día que nos vimos parecía que estabas un poco insensible a mí.
¿Insensible? ¿Herido? ¿Nostálgico? ¿Qué era lo que yo sentía al ver a Marco?
—Me sorprendió mucho volver a verte.
—¿Nunca creíste que fuera posible que volviéramos a vernos?
—Yo…
Su mano me toma la mano, su rostro se acerca a mi rostro y siento su olfato en mi oreja izquierda. ¡Es increíble! Siento una sensación curiosa y ligeramente, me estremezco por sentir que me olfatea.
—¿Qué estás haciendo? —Me animo a preguntarle.
Siento que sus labios resbalan por mi piel.
—¿Puedo invitarte a desayunar? Digo, estás por irte de Cancún y hace años que no nos vemos.
Su mirada tenía esa oscuridad y al tocar mis pupilas, mi corazón latía con tranquilidad. ¿Eran buenas sus intenciones para conmigo?
—Está bien. Solo deja que pague por esto —y señalo el imán de Isla Mujeres.
Marco suelta mi mano.
...🩶🩶🩶...
Pedí una orden de salbutes, jugo de naranja y fruta picada. ¡La bebida estaba deliciosa!
—¿Y cómo has estado? —Marco se anima a preguntarme.
—Bien. He aprendido a seguir adelante y ahora tengo mi rutina establecida.
—¿Vives con tu amigo?
—No. Vivo solo.
Parece complacido con mi respuesta.
—¿Y me extrañaste?
—¿Tú me extrañaste?
—Sí.
—Yo también te extrañe. El primer año pensé mucho en ti, pero al pasar el tiempo, me fui olvidando de ti —le digo con sinceridad.
—Es mi culpa que me hayas olvidado.
No puedo evitar sonreír por sus palabras.
—¿Y ahora a qué te dedicas?
—Atiendo esta zona del país.
—¿Aún extorsionas a la gente?
Sonríe, no baja la mirada y no parece apenado.
—Soy un narco. ¿A que otra cosa podría dedicarme?
Marco el narco siempre fue directo en sus palabras, nunca se anduvo con rodeos y hoy, años después de no habernos visto, seguía siendo el mismo.
—Podrías dejar de extorsionar a la gente.
Se limita a mirarme y tenuemente sonríe.
—Algún día lo dejaré de hacer.
Doy un bocado de comida, degusto, mastico y trago.
—¿Estas soltero? —Se anima a preguntarme.
—No.
—¿No?
—No.
—¿Tienes novia o novio?
—Adrik es mi hombre ahora —le hago saber con mucha seguridad.
La sonrisa de sus labios parece estar llena de incredulidad e ironía.
—Eso no lo sabía, pero que bueno que me lo confirmas.
—Es bueno que lo sepas. He seguido aprendiendo a vivir la vida con dolor y amor.
—¿Amor?
—¡Lo que no me supiste dar!
No parece sorprenderse por mis palabras, tampoco baja la mirada y yo siento que mis latidos son intensos.
—¿Por qué querías amor de mí?
—¿Aún no te has dado cuenta? Después de tanto tiempo, ¿aún no eres capaz de tener aunque sea una idea mínima del por qué?¡No jodas!
—Soy un animal. Sabes que no sé nada sobre amor.
—Es cierto, eres un animal. Pero hasta el perro más bravo del mundo alguna vez le mueve la cola a su amo por el afecto que este le tiene. Eso es amor en un animal.
—¿Me sigues amando?
—No. Ya no. Cuando me dejaste libre me prometí que no volvería a enamorarme.
—¿Y que hay de tu novio?
—Las cosas cambian y a veces lo que decimos puede pasar al olvido.
—¿Y si regresas conmigo?
Su pregunta fue tan inesperada que mi reacción más natural fue sonreír.
—No. No puedo.
—¿Por tu novio?
—En parte sí.
—¿Y por qué con él?
Me mira con fijeza, sé que él piensa que aún tiene dominio sobre mí, pero yo ya no le tengo el mismo respeto que antes. ¡El ya no es mi jefe!
—Adrik no es un animal y yo, no sólo quiero enamorarme, también quiero saber que es tener que experimentar el amor y así poder ser feliz.
No responde enseguida, solo me mira y suspira. Bebe un poco de agua.
—¿Yo nunca te hice feliz?
—¿Con qué intención me preguntas esto? ¿Qué quieres lograr?
—¡Quiero que vuelvas conmigo!
—Marco, eso no…
—Todos estos años te he estado extrañando mucho y la neta es que aún no te supero. ¡No supero tu ausencia en mi vida!
—Pues eso depende de ti.
—Se bueno conmigo.
—Fui todo contigo y tú no lograste cumplir tu promesa. ¿Cómo esperas que siga siendo bueno después de lo que hiciste?
Mi celular timbra y eso hace que mi atención sea para Adrik. ¿Debo responder? Mi mente está inundada por muchos recuerdos que no me dejan pensar con cordura.
—¿Es tu novio?
La llamada termina y yo no conteste.
—Tengo que irme.
—¡No te vayas!
—¡Gracias por la invitación!
Me pongo de pie y comienzo a caminar hacia la salida del restaurante.
—¡Nam! —Su voz me hace girar atrás.
Marco se acerca a toda velocidad, sube sus manos a mi rostro y me toma de las mejillas. ¡Me besa! ¡Con fuerza! ¡Con deseo! ¡Él me besa!
Y siento que estoy en el pasado…