Emma Raducanu, es una joven que sufre un terrible trauma por culpa de su novio. Lo que la lleva a padecer un gran rechazo hacia los hombres.
Emma se prometió a ella misma, no volver a enamorarse, ni confiar nuevamente en un hombre otra vez.
¿Qué pasará cuando Emma conozca al jefe de su hermana?.
NovelToon tiene autorización de Blue para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
¿Dormir?.
Madrid, España.
Emma Raducanu.
La noche llegó tan rápido que ni me di cuenta. Después del espectacular almuerzo organizado por el ama de llaves de Saúl, fuimos a la sala, donde había una de esas televisiones gigantes, nos sentamos, y me abrazó, mientras veíamos la serie que me quería mostrar, y al final yo terminé volviéndome adicta a ella. El espectáculo fue realmente bueno, pero creo que estaba tan cansada que terminé quedándome dormida en sus brazos. Eso estuvo muy bien, el día fue muy agotador.
Cuando me despierto, no sé dónde estoy, y veo todo oscuro. Termino teniendo miedo, sin saber si estaba soñando o despierto. Me siento con la espalda recta en lo que imagino que es una cama y empiezo a buscar algo para encender, palpando para ver si puedo encontrarlo. Cuando encuentro un cable, me doy cuenta de que podría ser la lámpara, y sigo tocando hasta que encuentro el botón para encenderlo. No toma mucho tiempo, logro encenderlo, y suspiro de alivio al ver que estoy de vuelta en la cama de Saúl.
Mi corazón empezó a latir normal otra vez, eso me tranquilizó. Escucho un suspiro, me doy la vuelta y me enfrento a un Saúl totalmente relajado, durmiendo tan plácidamente a mi lado.
Yo estaba un poco confundida en cuanto a cómo llegamos allí. Lo último que recuerdo es que estábamos viendo el programa de tv, y luego debo haberme desmayado.
Debe ser bastante tarde, y Emery debe estar preocupada. Trato de recordar dónde puse mi teléfono celular; la última vez estuvo en manos de Saúl, después de eso me olvidé por completo de él. Escucho un ruido de mi celular y me doy cuenta de que está sobre una mesa que ni siquiera había notado. Cuando voy a levantarme, siento que la cama se mueve y noto que Saúl se mueve y se sienta. Lo que me llama la atención es ver que está sin camisa, y yo estoy sin aliento, es magnífico.
— ¿Qué pasa, mi princesa, no puedes dormir?.
— Creo que dormí, no recuerdo haber tenido un mal sueño — Me estremezco de frío, y Saúl se da cuenta y nos echa la manta encima. Nos quedamos así, juntos, calentandonos.
— Entonces trata de dormir un poco más — Me dice, Saúl.
— Estoy preocupada por el tiempo — menciono.
— Bueno, debe ser temprano en la mañana.
— ¿Qué quieres decir con 'debe ser temprano en la mañana? — digo exaltandome.
— ¡Mi princesa, es el amanecer! — Argumenta, Saúl.
— ¡Saúl, tengo que irme a casa!.
— Tómatelo con calma, mi princesa — dice, encogiendose de hombros.
— ¿Qué quieres decir con mantener la calma?—
— Sí, no te preocupes, tu hermana ya sabe que hoy duermes aquí.
— ¿En serio?
— ¡Sí, lo digo muy en serio!
— ¿Y qué dijo Emery?.
— Dijo, que debo cuidarte.
— ¡¿Enserio?! ¿Y qué más?.
— Dijo, que si no te cuido bien, cortará a mi amigo — comenta, Saúl haciendo una mueca de desagrado .
— ¿Amigo? — cuestiono.
— ¡Sí, este amigo! — Señala su regazo, y pude ver que estaba elevado, lo que significa que Saúl estaba un poco animado.
— ¿Y te tomaste bien esa amenaza?— Bromeo , curiosa por verlo nervioso.
— Oh sí, me lo tomé muy bien, nadie le hará nada a mi presiosa.
— Oh, tu amigo es bastante precioso ¿no?.
— Sí, él es tu posesión más preciada, porque mi posesión más preciada eres tú! — en ese momento mi corazón casi deja de latir al escuchar esas palabras.
— ¡Dios mío, hombre! — expreso, sonrojada por su comentario.
— ¿Dije algo malo? — pregunta.
— ¡Dijiste la cosa más hermosa!— digo con entusiasmo, y me doy cuenta de que la tensión en su rostro se ha ido.
— ¡Oye, no llores! — Se sienta en la cama y me toma en sus brazos, donde me acuesto contra su pecho, usándolo como almohada.
— No lloro de tristeza, lloro por la forma en que me tratas.
— Espero, que digas que no te trato mal — bromea, y me río.
— ¡No!, tengo tanta suerte de haberte encontrado en mi camino.
— Tenía miedo — , confiesa de repente Saúl, y levanto la cabeza, sintiendo cómo pasa sus manos por mi espalda acariciando.
— ¿Por qué?.
— Sé que tienes problemas para dormir — dice con cautela, y apoyo mi cabeza en su pecho, escuchando los rápidos latidos de su corazón
— Bueno, lo tengo — confieso, con algo de vergüenza.
— Sé que esta es la primera vez que duermes con un hombre extraño en una cama.
— Sí, es verdad — digo, pasando mi mano sobre su pecho,
— ¿Y no me tienes miedo? — pregunta.
— ¿De ti? Eres una persona especial que tuve la suerte de tener en mi vida
— ¡Te amo! — dice, con una convicción que admiro.
— ¡Yo también te amo! — declaro, sintiéndo como mis ojos se llenan de lágrimas otra vez.
— Te dije que no quiero que vuelvas a llorar.
— Te prometo que no lloraré — le digo, sonriendo, y él me toma de nuevo entre sus brazos y me besa con tanta ternura, las lágrimas todavía fluyen libremente y no puedo controlarlas.
— ¡Eres la mujer más importante de mi vida!— Expresa.
— ¿Y tu madre?.
— Oh, ella también es muy especial en mi vida, es solo que quiero casarme contigo pronto.
— ¡Saúl, tómalo con calma! — le digo para hacer que entre en razón.
— Por supuesto que nos lo vamos a tomar con calma. Por la expresión de tu cara, te asusté.
Me río nerviosamente y confieso, un poco avergonzada:
— ¡Sí!
— Sé que todo es nuevo para ti y no quiero obligarte a nada — dice.
— Lo sé. Y es por eso que te amo tanto —declaro, recostándome en sus brazos.
— Lamento mucho haberte asustado — dice, Saúl.
— ¡Es todo nuevo, nunca imaginé que encontraría el amor! — Respondo.
— Dios mío, ¿cómo puedes pensar así?.
— Saúl, no creo que sea digna de tu amor.
—¡Nunca digas esas tonterías! — dice, en un tono molesto.
— No es una tontería, Saúl, he hecho cosas que me avergüenzan.
— No tienes que avergonzarte de nada.
— ¡Oh, lo hago! Y creo que cuando te lo diga, no me verás con buenos ojos.
— Nada de lo que me digas hará que te mire de manera diferente. Yo también tengo algo que decirte.
— ¿Algún problema? — pregunto, prestando atención a sus palabras.
— ¿Recuerdas esa vez que me recogiste en el pasillo y yo estaba hablando por teléfono?.
— Oh, sí, lo recuerdo, dijiste que no era nada.
— Sí, dije eso — dice, torpemente.
— ¿Y de verdad quieres decírmelo?.
— ¡Sinceramente mi princesa! Quien me llamó fue Sara.
— ¿Estás hablando de tu ex-novia?.
— Sí — afirma,.Saúl.
— ¿Y qué quería ella? — Pregunto , curiosa y también muerta de celos de mi hombre.
— Hablando de la misma m****a.
— ¿Y esa mi**da sería...? — indago.
— Dijo que está embarazada de mí — suelta la bomba, y yo lo miro escandalizada, quien al verme sobresaltada dice rápidamente: — ¡Mi princesa, no está embarazada de mi!.
— ¿Qué quieres decir con que no está embarazada de ti?— Pregunto , sorprendida y sin entender todo el maldito asunto. Estaba muerto de miedo de que todo fuera real, y ella si estuviera esperando un hijo de Saúl.
— Ella no puede estar embarazada de mí porque siempre usamos condones — dice, con una confianza que me asombra. Pero eso no me tranquiliza.
— ¿Estás seguro?.
— ¡Por supuesto que sí, mi princesa!. Nunca fui un santo, pero en todas mis relaciones sexuales siempre exigí un cordón.
— ¿Entonces, no hay posibilidad de tener algo de Saúlcito en la barriga de tu ex?
— ¡No mi bella princesa, la única persona que puede generar nuestro Saúlcito y nuestra Emmacita eres tú! — declara
— ¡Qué susto, Saúl!.
— No podía ocultártelo — se defiende.
— Está bien, eso es cierto. No tienes nada más que decirme, ¿verdad?.
— No, no te preocupes — Suspiro de alivio.
— Bueno, yo tampoco quiero estar reuniéndome con tus 'ex-p*tas.
— Um… — dice, esbozando una sonrisa.
—Eh— ¿qué?.
— ¡Estás celosa!.
— ¡No lo estoy! — Miento.
— No, mi princesa, no puedes mentirme.
— ¡Cabrón! — Solo respondo eso y me acuesto de espaldas a él. Siento sus brazos a mi alrededor abrazándome. Yo me moría de celos de él y todavía tenía miedo de que la “ex-p*rra” lo persiguiera.
— Te amo, mi princesa, no necesitas estar celosa, ¡soy tuyo! — declara , y me tira a sus brazos.
— ¡Lo siento! — digo, con algo pena por mi actuar.
— ¿Perdón por qué?
— Me muero de celos y también de miedo.
— No tienes que estar celosa de mí. Yo también estoy muy celoso de ti y tengo miedo.
— ¿Tú, celoso y asustado? — me sorpende su declaración.
— Sí, estoy tan celoso de los hombres que siguen mirándote y codiciándote — dice, en su tono posesivo.
— Nunca los he mirado — le advierto, sorprendida y emocionada por la forma en que me mira.
— No hace falta, solo sal a la calle o incluso abre tu hermosa sonrisa, que ya hace que los hombres te deseen.
— Así que nos parecemos mucho — le digo, comparandonos.
— No nos parecemos, somos almas gemelas — declara, y me tira de nuevo a sus brazos, besándome apasionadamente. Mi corazón, pobrecito, sigue latiendo a un ritmo loco, como si me fuera a dar un infarto, con tantos sentimientos y sensaciones surgiendo.
- ¡Te amo, Saúl! — lo confieso nuevamente.
— Yo también, mi princesa. Ahora, vamos a dormir, mañana va a ser un día largo — dice dandome otro beso, y allí, en sus brazos, finalmente caigo en un sueño profundo y pacífico como no había tenido en meses.