Sipnosis
En la cosmopolita ciudad de Busan, tres vidas se entrelazan en un inesperado triángulo de emociones. Joon-Ho, un humilde maestro de matemáticas, lucha por equilibrar su pasión por la enseñanza con las limitaciones de su origen. Durante una conferencia, su vida da un vuelco al conocer a Han Soo-Yeon, una encantadora profesora de arte y dueña de una acogedora biblioteca. La conexión entre ellos es instantánea, aunque sus mundos parecen demasiado lejanos para unirse.
Mientras Joon-Ho intenta conquistar el corazón de Soo-Yeon, no se percata de los sentimientos de Mi-Ra, una de sus estudiantes, hija de una familia adinerada y atrapada en un amor no correspondido por su maestro. Desde hace meses, Mi-Ra guarda en secreto lo que siente, pero la creciente cercanía entre Joon-Ho y Soo-Yeon pone a prueba su paciencia y valentía.
Entre las lecciones de la vida y las barreras que impone la sociedad, "Oh, ¡Maestro! Quiéreme" explora los conflictos del amor prohibido, las
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Un encuentro inesperado.
Era un día soleado cuando las dos universidades se reunieron para un evento deportivo anual. El ambiente estaba lleno de emoción, con estudiantes de todas las facultades animando y disfrutando de diversas competencias. Las gradas estaban abarrotadas de jóvenes de ambos lados, todos buscando distraerse de los estudios y disfrutar de la sana competencia.
Joon-Ho había sido invitado por un colega de la facultad de ciencias para asistir como espectador, aunque no estaba demasiado emocionado por los deportes. Sin embargo, las oportunidades de conocer a nuevas personas, especialmente entre los profesores de otras áreas, eran siempre útiles para ampliar su círculo social y profesional.
Fue en ese contexto cuando vio a Soo-Yeon. Ella estaba sentada en las gradas, observando la competencia con un interés genuino, con una sonrisa tranquila en su rostro. Estaba acompañada de una amiga, pero era fácil notar que la mayor parte de su atención estaba centrada en los estudiantes que competían. La joven profesora de arte era conocida por su enfoque relajado y su actitud amable, algo que, en el mundo académico, no se encontraba tan fácilmente.
Joon-Ho la reconoció al instante. Aunque no se habían visto mucho desde su encuentro en la discoteca, él sabía quién era. Ella, sin embargo, pareció no notar su presencia hasta que él caminó hacia su asiento, decidido a acercarse.
—Hola, Soo-Yeon. —saludó Joon-Ho, con una sonrisa amigable, sorprendiendo a la joven profesora que levantó la mirada.
—¡Joon-Ho! Qué sorpresa verte aquí. No sabía que te interesaban los deportes. —respondió ella, sonriendo con amabilidad.
Joon-Ho se sentó a su lado, disfrutando de su compañía. Durante la conversación, no pudo evitar notar lo natural que resultaba hablar con ella, cómo su tono de voz era relajado y cómo parecía escuchar con genuino interés.
—La verdad es que no soy muy aficionado a los deportes, pero me gusta apoyar el espíritu universitario de vez en cuando. —respondió él con una sonrisa sincera.
Soo-Yeon rió, asintiendo con comprensión.
—A veces es bueno salir del mundo de las clases y las investigaciones.
A medida que el evento avanzaba, ambos intercambiaron varias bromas y comentarios, disfrutando del ambiente y de la compañía mutua. Era claro que había una química espontánea entre ellos, algo que Joon-Ho no había anticipado. Aunque no estaba acostumbrado a este tipo de interacción fuera del aula, algo en la actitud relajada de Soo-Yeon le resultaba muy atractiva.
Mientras caminaban hacia la salida, Joon-Ho decidió dar un paso más. Había algo en Soo-Yeon que le hacía sentir cómodo, y, por primera vez en mucho tiempo, se sintió interesado en alguien que no estuviera relacionado con su situación económica o de trabajo. No era solo una mujer atractiva, sino que su manera de ver la vida le intrigaba. Además aunque había tenido aquel encuentro con su estudiante sabe que el fuego quema y aquello no tenía futuro aunque económicamente le iba mejor.
—¿Te gustaría que siguiéramos en contacto? —preguntó con cierta timidez, un poco fuera de su zona de confort.
Soo-Yeon lo miró por un momento, sorprendida pero contenta.
—Claro, me encantaría. Aquí tienes mi número. —dijo, sacando su teléfono móvil de su bolso y dándole el número a Joon-Ho.
Con una sonrisa, él guardó el número en su teléfono. Aunque la situación era algo nueva para él, no pudo evitar sentirse emocionado por esta pequeña victoria personal.
Los días siguientes fueron un torbellino de mensajes. Joon-Ho y Soo-Yeon se escribían frecuentemente, compartiendo pensamientos y experiencias sobre su día a día, sus clases y, eventualmente, cosas más personales. Soo-Yeon, que era naturalmente extrovertida, comenzó a abrirse más a él, hablándole sobre su amor por el arte, sus sueños y las dificultades que había enfrentado al equilibrar su vida profesional con sus deseos personales.
Joon-Ho, por su parte, compartió con ella sus propios desafíos, incluyendo su trabajo extra como tutor de Mi-Ra, aunque no le contó que casi se la foll@, ni lo enamorada que parecía estar su estudiante de él. Había algo liberador en poder hablar de sus problemas sin temor al juicio, especialmente con alguien como Soo-Yeon, que parecía comprenderlo. Con el tiempo, las conversaciones se alargaron más allá de los límites de lo académico, y comenzaron a tocar temas más personales. Joon-Ho comenzó a sentirse más cómodo, más relajado al hablar con ella.
Lo que no sabía era que, poco a poco, se estaba acercando a ella de una forma que nunca había planeado. El trabajo extra de tutoría con Mi-Ra comenzó a generar una mejora significativa en la situación financiera de Joon-Ho. Aunque él evitaba sitios cerrados, no siempre se salía con la suya. Mi-Ra se aprovechaba de cada momentos a solas, lo besaba o acariciaba en sus partes por encima de la ropa. El dinero adicional le permitió no solo pagar algunas de sus deudas, sino también disfrutar de ciertos lujos que antes le eran imposibles. Tenía dinero para invitar a Soo-Yeon a cenas elegantes, algo que él nunca se habría permitido antes.
Una tarde, después de recibir otro pago por su trabajo de tutoría y ver cómo Mi-Ra se acariciaba frente a él quien terminaba dándose autopl@cer, Joon-Ho decidió invitar a Soo-Yeon a una pequeña cena en un restaurante de lujo. Quería mostrarle que podía disfrutar de la vida sin que el dinero fuera siempre una preocupación.
—Hola, Soo-Yeon, me preguntaba si te gustaría acompañarme a cenar esta noche. He encontrado un lugar que me gustaría que probaras. —le escribió por mensaje.
Soo-Yeon respondió rápidamente.
—¡Me encantaría! ¿A qué hora?
Esa noche, Joon-Ho la recogió en su apartamento. Ella llevaba un vestido sencillo pero elegante, que resaltaba su belleza natural, y Joon-Ho no pudo evitar sentirse nervioso al verla. Había algo en su presencia que lo calmaba, y al mismo tiempo lo hacía sentir que estaba saliendo de su zona de confort.
El restaurante era íntimo y acogedor, con un ambiente sofisticado que reflejaba el nuevo nivel de vida de Joon-Ho. Durante la cena, hablaron sobre sus planes futuros, sus metas profesionales y, por supuesto, sobre sus sueños personales. Joon-Ho se sintió relajado, como si estuviera en casa, y por un momento olvidó las preocupaciones que siempre lo rodeaban.
Al final de la noche, él pagó la cuenta con una sonrisa satisfecha. No solo estaba disfrutando de la compañía de Soo-Yeon, sino que también estaba disfrutando de la sensación de que sus esfuerzos por mejorar su vida estaban dando frutos.
Los días siguientes estuvieron llenos de pequeños gestos que fortalecían aún más su conexión. Joon-Ho comenzó a regalarle a Soo-Yeon pequeños detalles: un libro que había encontrado en una librería cercana, unas flores que él mismo eligió, y hasta una pintura de un lugar que ella había mencionado que le gustaría visitar. A medida que avanzaban los días, Joon-Ho se sentía más seguro en su relación con Soo-Yeon, disfrutando de la compañía de alguien que le devolvía una sensación de normalidad que tanto había anhelado.
Soo-Yeon, por su parte, comenzó a abrir su corazón de una manera más plena. Aunque no lo decía en voz alta, sus sentimientos por él también comenzaban a crecer, alimentados por los gestos de cariño y atención que él le brindaba.
Joon-Ho comenzó a darse cuenta de que no solo estaba mejorando su vida financiera, sino también su vida personal. Las cosas con Soo-Yeon avanzaban lentamente, pero con cada pequeño gesto de su parte, Joon-Ho sentía que se acercaba más a ella. No solo había encontrado a alguien con quien compartir su tiempo, sino también a alguien que lo aceptaba tal como era, sin juzgarlo por su pasado ni por las dificultades que enfrentaba.
Y aunque aún quedaban obstáculos por superar, Joon-Ho comenzó a sentirse más esperanzado sobre el futuro, sabiendo que tal vez había encontrado algo más valioso que solo dinero o estabilidad: había encontrado el amor. Así que empezó a maquinar como se quitaría de encima a su estudiante, porque sabía muy bien que si se enteraba que la maestra de otra universidad llamaba su atención, no se la pondría facil ni a él ni a Soo-Yeon.