Yohei huye de su país y del aplastante peso de su familia, sin saber que allí encontraría a alguien a quien amar, pero aquello de lo que escapa lo terminará encontrando.
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Capítulo 11
Reece
Estoy confundido, totalmente confundido. Así que le pregunto a mis amigos por consejo.
-¿Alguno de ustedes ha estado enamorado de una persona y deseando a otra?- pregunto, cuando Sophie no está alrededor.
-¿Cómo qué? ¿Una celebridad? Entonces sí- dice Jack.
-No una celebridad, sino otra persona que conozcan- aclaro.
-¿No es normal estar caliente por todo el mundo en la adolescencia?- pregunta James, como si fuera normal. –Somos hombres, qué esperas. Me pasa siempre que estoy con alguien y tiene algunas amigas atractivas.
Quizá no es tan raro.
-En mi caso no, si no es una celebridad o algo por el estilo, entonces no. Amo a Sophie y la deseo sólo a ella- responde Jack.
-Entonces deberías decirle y dejar de discutir con ella todo el tiempo- me quejo.
-De ningún modo. Si me confieso primero pierdo, que lo haga ella- dice, terco como siempre.
-Idiota- murmura James y ahí queda la conversación, porque llegan personas a sentarse cerca.
Pienso en Yohei y en que lo he estado besando en la mañana antes de salir y en la noche antes de irse a dormir, porque no puedo tener suficiente de su sabor.
Me está volviendo loco no hacerlo mío. ¿Estará bien terminar mi relación por algo que puede que sea una calentura pasajera? No estoy seguro, así que me recuerdo que follarlo está fuera de discusión, por más que quiera hacerlo. Porque eso sería demasiado. Ya estoy haciendo demasiado.
-¿Eres Reece Williams?- pregunta una persona en ese momento, sacándome de mis pensamientos.
-Lo soy- digo, mirando al hombre y percatándome de que se trata de alguien con rasgos asiáticos.
-¿Podemos hablar en privado un momento?- pregunta y asiento, levantándome y siguiéndolo, dejando atrás las miradas interrogantes de mis amigos.
Cuando estamos a solas en un lugar del patio, se vuelve hacia mí.
-Eres el compañero de Yohei Asahi- dice y doy una respuesta afirmativa, preguntándome si se trata de algún familiar. –Queremos ofrecerte un trato que será beneficioso para ti.
-¿De qué se trata?- pregunto con la guardia en alto ahora.
Esto no huele bien.
-Tómalo- dice, pasándome un sobre. Lo abro y dentro hay mucho dinero en efectivo. –Te daremos esta cantidad todos los meses, si haces lo que te pedimos.
-¿Y eso sería?- pregunto.
-Tienes que llamar a un número e informar si el joven Yohei se llega a reunir con algún hombre en privado- explica.
-¿Cómo pareja quieres decir?- pregunto y él asiente. -¿Nada más que eso? ¿Sólo tengo que avisarles si él tiene algún tipo de relación con un hombre?- me aseguro.
-Exacto. No nos interesa si se reúne con mujeres, sólo si es hombre y podrás tener esa cantidad por el tiempo en que sean compañeros.
-Es fácil. Quiero hacerlo- digo, repasando el dinero. Si tan sólo supieran lo que está haciendo el pequeño conmigo o lo que estoy haciendo con él, sería más preciso.
-Este es el número al que debes llamar- dice, tendiéndome un papel con un número en él.
-¿Por quién debo preguntar?- pregunto.
-Por nadie, simplemente di lo que sabes y ya- responde. Asiento, sabiendo que presionar por la persona que está detrás de esto, lo hará huir. Él asiente también, quedando satisfecho y se va dejándome solo.
Me pregunto quién está detrás de la vida personal de Yohei.
Me guardo el dinero, sabiendo que si yo no aceptaba, hubieran buscado a otra persona o cambiado de método y que aceptar es la mejor manera en que puedo protegerlo.
Más tarde, cuando llego y le cuento el encuentro a Yohei, para él no hay duda de quién está detrás.
-Mi madre, no pude ser nadie más que ella. Si el resto de mis familiares supieran de mis gustos, podría ser cualquiera, pero por lo que sé, aún mi abuelo y mi madre son los únicos que saben de ello- explica. –Aunque no me extraña, nunca pensé que quisiera tenerme controlado en un lugar tan lejano.
Él suena triste y quiero decirle algo que lo anime, pero fuerza una sonrisa antes de que pueda descubrir qué decir.
-Entonces, ¿Cuánto dinero te dieron?- pregunta. Le digo y esta vez se ríe. –Asegúrate de sacar lo máximo que puedas de ellos.
-Este fin de semana deja el domingo libre, tú y yo iremos a cenar a un lugar ridículamente caro y disfrutaremos de una parte del dinero- digo, queriendo distraerlo.
-Está bien, hagamos eso- dice, sonriendo con malicia. Una expresión que le queda muy fuera de lugar, pero con la que se ve tierno por eso mismo.
Me adelanto y lo beso y él me devuelve el beso sin ninguna reserva.
Creo que me podría volver adicto a sus besos…
Nunca pensé que me gustaría tanto besar a alguien y no lo había hecho, no hasta conocer el sabor de Yohei.
Nos alejamos y Yohei me sonríe. –Somos amigos que se besan- dice, como si estuviera recordándonos a ambos que esto está bien.
-Sí- afirmo.
Yohei se va a su escritorio, diciendo que aún le queda trabajo por hacer y yo no puedo despegar mi mirada de él por un rato más.