Cristian de la Fuente y Mía Ferrer se conocieron desde niños gracias a la relación cercana de sus familias. Mía es la ahijada de Victoria, la madre de Cristian, lo que los hacía pasar mucho tiempo juntos. Desde el primer día, Cristian se convirtió en el niño más popular de la clase: atlético, carismático y siempre rodeado de amigos. Mía, en cambio, era una niña tímida y reservada, con una gran pasión por la lectura y el arte, pero con sobrepeso, lo que la convirtió en el blanco fácil de las burlas de los demás niños, incluido Cristian.A pesar de su conexión familiar, Cristian se unió a los demás en hacer comentarios hirientes y bromas pesadas sobre el peso de Mía, sin darse cuenta del profundo impacto que sus palabras tenían en ella. Mía siempre se sintió dolida, especialmente porque esos comentarios venían de Cristian, a quien admiraba secretamente.
NovelToon tiene autorización de Araceli Settecase para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 18 : La Noticia Inesperada
El sol se colaba a través de las cortinas, anunciando el inicio de un nuevo día. Mía se desperezó lentamente, disfrutando de la calidez de la cama y de la cercanía de Cristian, que dormía plácidamente a su lado. Era un sábado tranquilo, sin planes ni compromisos, y ambos estaban ansiosos por disfrutar de un día juntos.
Mía se levantó con cuidado, tratando de no despertar a Cristian, y se dirigió al baño. Durante las últimas semanas, había estado sintiéndose un poco extraña: náuseas matutinas, una fatiga inusual y un cambio en su apetito. Al principio, pensó que era estrés o quizá una gripe leve, pero ahora, mirando su reflejo en el espejo, comenzó a sospechar que tal vez podría ser algo más.
Decidió que era el momento de averiguar la verdad. Había comprado un test de embarazo días antes, pero no había encontrado el valor para usarlo. Con el corazón latiendo con fuerza, tomó el test y lo realizó. Los minutos que siguieron fueron los más largos de su vida, y su mente no dejaba de imaginar todas las posibles respuestas.
Finalmente, el resultado apareció en la pequeña ventana del test. Dos líneas. Positivo. Mía sintió una mezcla de emociones arrolladoras: alegría, sorpresa, nerviosismo y una profunda felicidad. Se quedó mirando el test, tratando de asimilar la noticia. Iba a tener un bebé. Ella y Cristian iban a ser padres.
Decidió que tenía que compartir la noticia con Cristian de una manera especial. Volvió a la habitación, donde Cristian todavía dormía, y se sentó en la cama a su lado, mirándolo con amor. Su respiración era lenta y regular, y se veía tan pacífico que casi le dio pena despertarlo.
Con una sonrisa, se inclinó y besó suavemente su mejilla. “Cristian, amor, despierta”, susurró.
Cristian abrió los ojos lentamente, parpadeando ante la luz de la mañana. “Buenos días, hermosa”, murmuró, sonriendo mientras se desperezaba. “¿Qué pasa?”
Mía tomó una profunda respiración, tratando de contener su emoción. “Tengo algo muy importante que decirte”, dijo, tratando de mantener la calma. “Es algo que cambiará nuestras vidas para siempre.”
Cristian se incorporó, mirándola con curiosidad y un poco de preocupación. “¿Estás bien, Mía? ¿Qué sucede?”
Mía sonrió y tomó su mano, colocándola suavemente sobre su vientre. “Vamos a tener un bebé, Cristian. Estoy embarazada.”
El rostro de Cristian pasó por una gama de emociones: sorpresa, incredulidad y, finalmente, una profunda alegría. “¿De verdad? ¿Vamos a ser padres?” Su voz temblaba ligeramente mientras procesaba la noticia.
Mía asintió, con lágrimas de felicidad en los ojos. “Sí, amor. Vamos a tener un bebé.”
Cristian la abrazó con fuerza, riendo y llorando al mismo tiempo. “¡No puedo creerlo! ¡Esto es increíble! ¡Te amo tanto, Mía!”
“Yo también te amo, Cristian”, respondió Mía, sintiendo una oleada de amor y gratitud. “Vamos a ser una familia.”
Pasaron los siguientes minutos abrazados, compartiendo su alegría y planeando su futuro. La noticia de que iban a tener un bebé los llenaba de una felicidad indescriptible, y ambos sabían que estaban listos para enfrentar este nuevo capítulo juntos.
Después de un desayuno rápido, decidieron que era momento de compartir la noticia con sus familias. Mía llamó a su madre, mientras Cristian se encargaba de avisar a Victoria. Las reacciones fueron de pura alegría y emoción. La madre de Mía no podía dejar de llorar de felicidad, mientras que Victoria ya estaba haciendo planes para ser la mejor abuela del mundo.
“¡Vamos a ser abuelos!” exclamó Victoria con entusiasmo al teléfono. “No puedo esperar para mimar a mi primer nieto. Tienen todo nuestro apoyo para lo que necesiten.”
La casa de Mía y Cristian pronto se llenó de llamadas y mensajes de felicitación de amigos y familiares. Todos estaban emocionados por la noticia y ansiosos por apoyar a la futura mamá. Pero la pareja sabía que, además de la alegría y la emoción, también había mucho por hacer para prepararse para la llegada del bebé.
Pasaron los siguientes días organizando citas médicas y buscando información sobre el embarazo. Mía tenía su primera cita con el obstetra la semana siguiente, y ambos estaban emocionados por escuchar el corazón del bebé por primera vez. Mientras tanto, comenzaron a pensar en los preparativos para el cuarto del bebé, los nombres y todo lo que necesitarían para recibir a su hijo o hija.
Una tarde, mientras paseaban por el parque, comenzaron a hablar sobre sus esperanzas y sueños para su bebé. “¿Qué te gustaría que sea nuestro bebé cuando crezca?” preguntó Mía, tomando la mano de Cristian mientras caminaban.
Cristian sonrió, mirando hacia el futuro con ilusión. “Me gustaría que sea una persona feliz y segura de sí misma. Que sepa que siempre estaremos ahí para apoyarlo, sin importar lo que decida hacer con su vida.”
“Yo también quiero eso”, dijo Mía, asintiendo. “Quiero que nuestro hijo crezca sabiendo que es amado y que puede alcanzar cualquier cosa que se proponga.”
“Y me gustaría que tenga tu bondad y tu fuerza”, añadió Cristian, mirando a Mía con ternura. “Eres la persona más increíble que conozco, y estoy seguro de que serás una madre maravillosa.”
Mía sonrió, sintiendo una profunda gratitud por tener a Cristian a su lado. “Y tú serás un padre increíble. Nuestro bebé será muy afortunado de tenerte.”
Con cada día que pasaba, su amor por el bebé crecía. Hicieron listas de nombres, discutieron sobre los colores para el cuarto del bebé y leyeron libros sobre paternidad. Cristian comenzó a aprender a cocinar comidas saludables para asegurarse de que Mía y el bebé estuvieran bien alimentados, mientras que Mía se inscribió en clases de yoga prenatal para mantenerse en forma y relajada.
La primera cita con el obstetra fue un momento mágico. Ambos se sentaron nerviosos en la sala de espera, tomados de la mano, mientras esperaban que los llamaran. Cuando finalmente entraron en la consulta, la doctora los saludó con una sonrisa cálida.
“Felicidades por el embarazo”, dijo la doctora mientras Mía se acomodaba en la camilla. “Vamos a hacer un ultrasonido para ver cómo está el bebé.”
Mía y Cristian observaron con asombro la pantalla del ultrasonido mientras la doctora movía el transductor sobre el abdomen de Mía. De repente, un sonido suave y rítmico llenó la sala: el latido del corazón del bebé.
“Ese es el corazón de su bebé”, dijo la doctora con una sonrisa. “Todo se ve bien hasta ahora. Es un momento muy especial, ¿verdad?”
Mía y Cristian se miraron, con lágrimas de felicidad en los ojos. “Es increíble”, susurró Mía. “No puedo creer que estamos escuchando el corazón de nuestro bebé.”
“Es el sonido más hermoso del mundo”, añadió Cristian, apretando la mano de Mía con fuerza. “Estoy tan agradecido de estar aquí contigo.”
Después de la consulta, salieron del consultorio con una nueva sensación de maravilla y alegría. El sonido del corazón de su bebé había hecho que todo se sintiera más real, y no podían esperar para compartir la noticia con sus seres queridos.
Decidieron organizar una pequeña reunión familiar en su casa para compartir el video del ultrasonido y las fotos del bebé. Invitaron a sus padres, hermanos y amigos más cercanos, y todos se reunieron en su sala de estar, ansiosos por ver la primera imagen del nuevo miembro de la familia.
“Estamos muy emocionados de compartir esto con ustedes”, dijo Cristian mientras preparaba el video. “Es un momento que nunca olvidaremos.”
Cuando el video comenzó a reproducirse, el sonido del latido del corazón llenó la sala, y todos se quedaron en silencio, conmovidos por la experiencia. Mía y Cristian se abrazaron, sintiendo una profunda conexión con sus seres queridos y con el pequeño bebé que crecía dentro de ella.
“Es un milagro”, dijo la madre de Mía, con lágrimas en los ojos. “Estoy tan feliz por ustedes.”
Victoria también estaba emocionada. “No puedo esperar para conocer a mi nieto. Ya lo amo tanto.”
Con cada día que pasaba, Mía y Cristian se sentían más preparados y emocionados por la llegada del bebé. Sabían que la paternidad no sería fácil y que habría desafíos, pero también sabían que tenían el amor y el apoyo de sus familias y amigos para ayudarles en el camino.
Comenzaron a preparar el cuarto del bebé, pintando las paredes de un suave color pastel y llenándolo con muebles y juguetes. Cada pequeño detalle era un recordatorio de la nueva vida que estaban a punto de comenzar, y se sentían más conectados y enamorados que nunca.
Una noche, mientras se acurrucaban en la cama, Cristian miró a Mía con una sonrisa. “¿Sabes? No puedo esperar para ser padre. Estoy tan emocionado por conocer a nuestro bebé.”
“Yo también”, respondió Mía, acariciando suavemente su vientre. “Gracias por estar a mi lado en todo esto. No podría hacerlo sin ti.