La nobleza de Susan Fontaine era demasiado, tanto que por las relaciones familiares y el bienestar de su padre, ella le propuso casarse a Arturo Lacronte, el Presidente de la Multinacional más importante de la Región y prometido de su hermana, la dulce niña por cariño a su padre le propuso estar casados durante un año y es que una de las razones es que Arturo Lacronte según su madre no puede enojarse con la familia Fontaine de lo contrario sus empresas desaparecerán. El padre de Susan estaba muy enfermo, un infarto lo había dejado en cama, todo por descubrir a su hija mayor envuelta con su amigo que bien podría ser su padre, incluso Gabriela Fontaine se había escapado con su amante tres días antes de su matrimonio con Arturo Lacronte, pero Susan no podía permitir que su padre sufra más, por ende ella llegó a un acuerdo con Arturo Lacronte, por supuesto la familia había ocultado del poderoso hombre la verdadera razón por la cual se convertirá en la noble esposa del Presidente.
NovelToon tiene autorización de Charles Herebia para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPÍTULO 10
Aquel día Susan lo catalogó como el peor de día de todos, ni siquiera el día de su boda fue tan malo para ella, ella no salió de su habitación y cuando la noche cayó se había acordado de que Arturo le había mencionado sobre la evolución de su padre y la Cena, hoy ni siquiera tuvo ánimos de hablarle a su madre, es más ni siquiera recuerda que ha ocurrido de su teléfono celular, tampoco hay manera de que tenga noticias de Daniela, fue la puerta abriéndose que la hizo pegar un brinco del susto.
— ¿Estás lista? - Arturo se veía fastidiado.
— Ahora voy a prepararme - Susan se estaba por poner de pie cuando Arturo la interrumpió.
— No hace falta, de todos modos la invitación solamente era para mí - El hombre cerró la puerta dejando a Susan sorprendida, su pequeño rostro no supo donde esconderse de la vergüenza, se había acercado a la Ventana, observo que el vehículo de Arturo salió, supuso que él ya se estaba dirigiendo a la casa de su familia.
Cuando la media noche había llegado la mujer salió, necesitaba tomar un poco de aire, así que tomó la decisión de dirigirse al patio, pero la tenue luz del jardín le había llamado la atención, así que decidió acercarse, no se esperaba encontrarse allí con Arturo que se encontraba de espaldas a ella, quizás no se había percatado de la presencia de Susan.
— ¿Estás espiando, Susan? - La voz de Arturo tenía un encanto sensual que podría conquistar a cualquiera, Susan observó lo que tenía en la mano era la Rosa conocida como corazón sangrante.
— Solamente salí un momento - Susan respondió con timidez agachando la cabeza - Volveré a la habitación - la mujer estuvo cerca de alejarse, pero la habilidad de movimiento de Arturo era fascinante.
— ¿Sabes que tu cuerpo es jodidamente sensual? - Su acento Inglés era seductora - ¿Cómo podría yo dejar que otros la disfruten, que otros la acaricien? - las manos del hombre acarician el brazo de ella erizando su piel, logrando que ella cierre los ojos.
— ¿Qué quieres hacer? - Susan pensó que después de lo ocurrido anoche, Arturo no querría volver a tocarla, pero al parecer se equivocó, sentía la masculinidad de él, era bastante visible aunque estuviera oculto por sus pantalones, también pensó que había vuelto temprano de la casa de sus padres, y nuevamente Arturo parecía no querer perder tiempo para comportarse de manera coqueto con ella y en el fondo de su corazón aquello parece gustarle a ella.
Susan no entiende si estaba triste en todo el día por pensar en que Arturo se decepcionó, que no volverá a acariciarla, aunque aquello no tenía por qué preocuparle y aquí estaban en el jardín, a punto de que vuelva a ocurrir un acto íntimo entre ambos.
Siendo las 3 de la madrugada sus cuerpos aún estaban entrelazadas, rodeados del Corazón Sangrante, Arturo parecía nunca terminar, el acto sexual fue prolongado, el cuerpo de ella ya no pudo soportarlo, después de tantos gritos de éxtasis Arturo la dejó ir, pero no sin antes volver a tomar posesión de los labios de ella, cuando él se levantó se colocó la camisa, Susan estaba con los ojos cerrados, él se fue, ella se quedó.
— Esto no puede ser así Arturo —Susan se mordió los labios - Es obsesionante recibir tus caricias cuando me haces tuya— con aquellas palabras la mujer se había puesto de pie, se volvió a colocar sus prendas y abandonó aquel lugar.
Cuándo entró en su habitación se sorprendió de encontrar a Arturo acostado en la cama, quiso preguntarle que estaba haciendo allí, pero el hombre ya tenía los ojos cerrados, entonces entró a la ducha, posteriormente habían dormido juntos por primera vez.
A la mañana siguiente, cuando Susan despertó, Arturo ya no estaba, pero la voz de alguien mande escucho.
— Eres una maldita zorra - Andrea se acercó a Susan y la agarró del cabello - ¿Cómo te has atrevido a enfatizar con sexo a mi hijo? - Susan palideció ante la acusación de su suegra - Anoche los vi, vi cómo te revuelcas con él, sé perfectamente lo que quieres, lo sé todo, sé que tuviste contacto con 3 gánsteres para joderle la vida a Gabriela, sé que tú no esperabas que ella volviera tan pronto, y ahora que lo hizo estás intentando de quedar embarazada de mi hijo lo más rápido que puedas, y fíjate que eso será sobre mi cadáver.
Antes de que Susan reaccionara, Andrea Lacronte le propinó un fuerte golpe con algo que tenía en la cabeza, la sangre brotó de Susan, pero lo último que recuerda haber visto fue a su suegra sacar dos pastillas haciendo que ella las ingiera.
— Entren rápido - Fue la orden de Andrea, entonces dos hombres entraron y cargaron a Susan - Tírenla en el barranco - Los hombres no esperaban aquella orden, puesto que aquel no era el plan, pero en el mundo La Plata manda.
Nadie vio absolutamente nada, todos salieron de la habitación y Andrea marcó el número de teléfono de alguien.
— Gabriela cariño, a partir de hoy volverás a ser la Nuera Querida de la familia Lacronte, porque no vas e invitas a Arturo a almorzar juntos.
Al mismo tiempo, el vehículo que transportaba a Susan se alejaba a gran velocidad por la carretera, hasta detenerse en una Colina cuya vista dejaba ver el lago en las cercanías de un Barranco, ambos hombres se miraron el uno al otro.
La puerta de la Oficina de Arturo fue abierta- Señor, la Señorita Fontaine quiere verlo - La asistente informó a Arturo, incluso mirar a su jefe costaba después de lo ocurrido la noche anterior con respecto a Susan y el hecho de irse de la Cena.
- Déjala pasar - El hombre se acomodó en su sillón, pero cuando la persona entró Arturo se había quedado sorprendido, aquella persona no era quien él esperaba ver.
- Arturo - Susurró ella, en su mirada había algo que hizo que el hombre bajara sus barreras mientras la observa, ninguno de los dos se había movido, pero entonces sucedió algo que si hizo que Arturo se ponga de pie inmediatamente.