Una Noche Entre Tus Brazos

Mis labios parecen cobrar voluntad, se abren solo un poco siendo receptivos a los suyos y, justo cuando vamos a dar inicio a ese beso que ambos estamos deseando, alguien toca de manera estrepitosa la puerta.

— ¡Carajo! Mataré a quien se atreve a interrumpir.

¡Quién quiera que sea largo de aquí! — Espeta molesto por la interrupción.

Recobro la cordura y me separo de él.

— Es mejor que atiendas, yo iré a cambiarme, estoy cansada y quiero dormir. — Tomo una pijama y voy de vuelta al baño. Al entrar cierro con pestillo y me recuesto tras la puerta, ¿Qué estoy haciendo?, no puedo dejarme llevar por un impulso.

...***...

Pov Nicolás.

Anna corre al baño y mi frustración evidentemente es notoria.

Abro la puerta y me encuentro con Dante.

— ¿Qué quieres? — Mi tono de voz es áspero y poco amable.

— Es la señorita, está en problemas.

— ¿Qué hizo ahora?

— Se ha embriagado e hizo destrozos en el establecimiento en el que se encontraba, ahora está detenida en una estación de policía.

— ¿Y qué se supone qué debo hacer? Estoy en Rusia.

— Señor, podría comunicarse para que la liberen, solo es que llame a alguno en sus amigos para que se haga cargo.

— Está bien. Ahora ¿Puedes marcharte? — La mirada de Dante viaja a mi entrepierna.

— Lamento la interrupción. — Dice apenado.

— Yo lo lamento más.

Dante se marcha y yo tomo mi celular para llamar, me siento en la cama y marco el número del capitán Williams, inmediatamente responde.

— Mi estimado amigo, Nicolás Thompson ¿A qué debo magno honor?

— Necesito tu ayuda.

— No me digas, ¿otra vez tu novia?

— Sí, otra vez mi novia, necesito que la ayudes.

— Ya me pongo en eso.

— Gracias.

— Sabes que esto no es gratis.

— Lo sé.

Cuelgo y al levantar la mirada me encuentro con Anna, quien me observa fijamente.

— Anna, no es lo que crees.

— Así, y según tú ¿Qué es lo que creo? — Dice mientras camina hacia la cama. La sigo y sostengo su brazo.

— Ella y yo...

— No me interesa, no tienes que darme explicaciones de tu vida privada.

— Quiero hacerlo.

— Ya te dije, no me importa y nunca me va a importar, tú y yo solo somos dos extraños con un hijo en común.

— Con que eso soy para ti, bien si así lo prefieres. Tampoco quiero intimar con alguien tan testaruda.

— Por fin nos entendemos. Toma— En una forma poco ortodoxa me entrega una almohada y una manta.

— La cama es lo suficientemente grande para los dos. — Le digo con el ceño fruncido.

— Claro que lo es, mi hijo y yo dormiremos bien en ella, gracias por tu comprensión. — De mala gana, recibo la manta junto con la almohada, y ella se acomoda en el centro de la enorme cama que literal queda vacía, coloca una almohada en su cabeza, otra entre las piernas, luego se cubre con una manta rosa que traía en su maleta y se hace un ovillo dándome la espalda y haciendo que la cama luzca aún más grande. Con frustración observo el sofá. Nunca en mi vida le había permitido a alguien tratarme así ¿De esto se trata el matrimonio? Dejo todo en el sofá y voy a tomar una ducha.

He tardado lo suficiente como para que Anna se duerma, me coloco un bóxer, apago la luz y me meto bajo la manta rosa, abrazándola por la espalda, pegando su cuerpo lo más que puedo al mío.

...***...

Pov Anna.

Al despertar, Estoy prácticamente acostada sobre el fornido y músculos cuerpo de Nicolás, quien aún duerme a sus anchas, está con ambas piernas y brazos abiertos cuál estrella, en lugar de almohada, bajo su cabeza tiene mi manta rosa, y yo en lugar de mi almohada lo tengo a él bajo mi cuerpo. Al mover un poco la pierna para bajar de la cama, tropiezo con su amigo, que al parecer despertó antes que él, me apoyo con uno de mis codos sobre la cama y no puedo evitar mirar esa gran protuberancia. La luz en la habitación es escasa, ya que aún es temprano.

— Tendrás que hacerte cargo. — Dice con voz ronca. Levanto la mirada y lo miro observándome con un ojo abierto y el otro cerrado.

— El problema es tuyo, resuelve tú.

— ¿Qué pasó con aquello de juntos en las buenas y en las malas? ¿Solo jugabas con mis sentimientos? — Me dice.

Le doy la espalda, decido que aún no me voy levantar. — ¿No piensas correr?

— Preferiría echarte, pero igual terminarás de vuelta aquí ¿O me equivoco?

— No, no te equivocas, nadie me conoce mejor que mi amada esposa. — Intenta abrázame.

— No lo intentes.

— De acuerdo, pero hay algo que me muero de ganas por hacer.

— ¿Que se supone que es eso por lo que te mueres?

— Por acariciar tu vientre.

Me giro y levanto la blusa de mi pijama, dejando mi aún plano vientre expuesto. Él se baja hasta dejar su cabeza a la altura de mi vientre y se acuesta de lado para empezar a hacer círculos con su dedo índice en él.

— No sé qué decirle, ¿crees que se resienta si no le hablo? — No lo creo, aún es muy pequeño, pero en caso de que lo sepa, entonces podrá sentir tus caricias y sabrá que estás aquí.

— Gracias. —

— ¿Por qué?

— Por permitir que me acerque.

— También es tu hijo.

— Lo es, es mi hijo. Por fin tengo algo que nadie me podrá quitar.

— Igual yo.

Ambos nos volvemos a dormir en esa posición, con su mano sobre mi vientre.

"Siempre he creído que no se debe depender de nadie, que tu felicidad, consta de ti, pues por mucho que ames, la balanza a veces suele inclinarse hacia el lado contrario y dejarte suspendida en el aire, pero hoy no tengo dudas de entregar mi vida a ti, hijo."

...***...

Nota Autora:

Hola.

Quiero agradecer, la paciencia y constancia, que están teniendo, si a ustedes les gusta mi trabajo, vale la pena escribir aún con dolor de cabeza 🤕.

Les pido que me dejen saber con sus comentarios, como les va pareciendo la historia o que creen que va a pasar, porque aún, yo no lo sé.

Escriban por favor, eso es un gran aliciente.

Nos leemos el lunes, no olviden que actualizo de lunes a viernes.

Si me motivan con sus palabras tomaré un día de la próxima semana para además del capítulo diario, hacer maratón.

Quien escribe, les ama. 💕💕

Ah, si buscan algo que leer durante el fin, les recomiendo mi otra novela "eres mi condena" ya está finalizada. Léanla, Comentenla, para saber que pasaron por allá y si les gustó. Sé que amaran a Carlos y a Emma,