Nerea, luego de terminar con una relación por más de diez años, se ve en la obligación de buscar otro prometido antes de que su familia se entere que ya no se va a casar.
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Capítulo 5
La mañana llegó y como siempre lo hacía salí a correr, pero esta vez en la playa. Solía cuidar de mi cuerpo yendo dos veces a la semana al gimnasio, corriendo en las mañanas y comiendo saludable. No me obsesionaba mi físico, pero desde muy joven mi madre nos había acostumbrado a todos a tener una buena alimentación y un buen estado físico.
Cuando mi cronómetro sonó, volví a mi habitación y tomando una ducha me puse un conjunto cómodo para recorrer el hotel y empezar con mi trabajo, pero antes debía desayunar. Baje al restaurante y sentándome en una mesa con vista al mar, el mesero se acercó a tomar mi pedido y luego se marchó. Mientras esperaba tome mi tablet y me puse a trabajar un poco, pronto mis colegas llegaron y al verme sentada sola me saludaron amablemente.
– Buen día, Nerea... ¿cómo amaneciste?
Volteó a verlas y con una sonrisa les conteste.
— Buenos día, chicas – Linda y Marcia tomaron rápidamente asiento junto a mí y Linda quien era la más indiscreta dijo
— Querida anoche ya no pudimos hablar, pero dime ¿cómo te sientes?
— Estoy bien...
– Cariño no tienes que fingir con nosotras, puedes contarnos lo que quieras. Debió ser duro para ti que te enterarás de la relación que tenía Mateo con la secretaria del vicepresidente. — Mi rostro estaba inexpresivo, pero por dentro una furia latente empezó a crecer. — Yo le decía a Marcia que debíamos contarte, pero teníamos miedo de tu reacción.
Veo como Mateo venía a lo lejos y sin mover uno solo de mis cabellos conteste.
— Ya veo... no, no, de hecho no sabía nada, me acabo de enterar por ustedes.— Al mencionar esto, veo como ambas pierden el color en sus caras y agregó — Pero tranquilas chicas, yo también estaba conociendo a alguien más.
Pronto ambas guardaron silencio al ver a Mateo y a los otros dos colegas, al ver el ambiente tenso que se había formado volví a tomar mi tablet e ignorando a los demás seguí con mi trabajo mientras me traían mi desayuno. No podía tragar ni la saliva, tenía un nudo en mi garganta y unas ganas espantosas de llorar, pero no iba a darle el gusto a nadie. Tome mi café y untando una tostada con mermelada escuché como Dylan se acercó a nosotros y saludo.
— Buenos días a todos. — Veo como me mira, y creo que pudo notar mi estado porque pronto se acercó a mí y besando mi mejilla, tomó mi tostada y dándole un mordisco agregó. — Buenos días, cariño... ¿Pudiste dormir algo?
Dylan tenía una sonrisa enorme en su rostro e ignorando a todos en la mesa se sentó a mi lado. Pude sentir las miradas de todos en la mesa, pero aun así con mi rostro completamente rojo dije.
— Sí... ¿Podríamos hablar de eso luego? — Estaba completamente avergonzada, no podía creer lo que había hecho, pero pronto su postura cambió y luego de contestarme se dirigió al equipo diciendo.
– Bien, hablamos luego. Bueno desayunen recarguen energías y los espero a todos afuera, debemos comenzar ya mismo si queremos terminar a tiempo.
Dylan no dijo nada más, pero se quedó a mi lado desayunado tomo su computadora y de a ratos me mostraba los cambios que iba realizando a mi diseño original, en cuanto ambos terminamos de ajustar detalles, guardamos nuestras cosas y luego de despedirnos nos dirigimos a tomar medidas. Podía sentir las miradas de todos a mis espaldas, pero no iba a voltear.
Cuando nos perdimos de la vista de todos dije.
— ¿Qué fue todo eso?
— Parecías necesitar ayuda, ¿estás bien?
Mire sería a Dylan y contesté.
— Sí... solo la próxima vez avísame cuando hagas algo como eso.
Veo como sonríe y contesta.
— Sí lo hago no podrías avergonzarte como lo hiciste, tu cara estaba roja, te veías muy tierna.
Miro mal al maldito y agrega.
— Tranquila, debemos convencer a los colegas de que ambos tenemos una relación antes de volver o nuestro plan se caerá. Confía en mí.
— Sigues repitiendo eso y cada vez confío menos.
Veo como sonríe y ambos volvemos a ponernos serios para trabajar.
***
Dos semanas después...
Nos encontramos cenando en grupo, puesto que hoy era el último día que estaríamos en Cancún. Habían sido dos semanas intensas de trabajo y aunque debíamos viajar periódicamente para controlar el proceso de avance, ya los planos y remodelaciones que se haría en el hotel estaban listos.
Dylan había decidió llevarnos a un gran restaurante para celebrar y es por eso que todos estábamos allí festejando
— Gracias a todos por su gran trabajo, la verdad es que estoy feliz por su gran desempeño y colaboración.
Veo como la mayoría sonríe y también le agradece por la cena. Digo la gran mayoría por qué Mateo desde que había visto aquel día ese beso en mi mejilla, no pudo ocultar más su mal humor. Dylan no solo había hecho aquello, todas las noches me invitaba a cenar, y en las mañanas solíamos desayunar juntos y compartir opiniones sobre el trabajo. Nuestra relación era profesional, pero a la vista de los demás parecíamos dos enamorados. Nadie se atrevía a comentar nada con respecto a nuestro acercamiento y, por una parte, eso me agradó, ya que odiaba las habladurías.
La cena iba de maravilla la charla era amena, pronto vimos como corrían algunas mesas y la música comenzaba a sonar. Nos sorprendió eso porque no habíamos visto algo así en Los Ángeles, pero al ver que tanto la música como el ambiente eran muy alegres, dije.
— Wow... yo también quiero bailar.
Dylan me miró y con una sonrisa, se levantó de su asiento y extendiendo su mano dijo.
— Entonces que esperas... vamos.
Asentí sonriente y mirando a las parejas de al lado intentamos seguirles el ritmo, pero la verdad era que ninguno sabía como hacerlo. Pronto una pareja se acercó a nosotros y cambiando de parejas nos empezaron a mostrar como se hacía. Esa noche fue superdivertida, Dylan ánimo a los demás para que nos siguieran y pronto ya estaban todos en la pista.
Al cabo de unas horas la cena termino al igual que la fiesta y decidimos volver al hotel. Habíamos bebido bastante y necesitamos descansar, ya que nuestro vuelo sería al otro día temprano.
Al llegar tuvimos la maravillosa idea de ir a la playa antes de llegar, y mientras estábamos allí me aleje un poco de los demás para caminar por la bruma del mar, el agua se sentía muy cálida, la noche estaba perfecta, hasta que de pronto escuché a mis espaldas.
— ¿Cuando ibas a decirme que tenías una aventura con el hijo del CEO?
Volteé con mi rostro fruncido y al ver la mirada tiste de Mateo, sonreí y dije.
— ¿Tú cuando me ibas a decir que tenías una relación con la secretaria de vicepresidencia y que todo el mundo lo sabía? No finjas ser una blanca paloma o estar dolido porque no te queda.
— Yo no...
Veo como guarda silencio y al ver que no dice nada más agregó.
— ¿Creíste que no lo sabría?
— No es lo que piensas...— Veo como duda un momento y agrega.— fue algo de una noche, pero ella quedó embarazada... No podía seguir con nuestro compromiso si ella espera un hijo mío. No sabía lo que hacía estaba borracho y...
Y con esas palabras por fin lo consiguió, consiguió acabar conmigo. Mis lágrimas empezaron a caer y volteando para no mirarlo solo dije.
— No te pedí explicaciones, puedes hacer con tu vida lo que quieras, como verás yo también estoy comenzando otra relación. — Limpio mis lágrimas con fuerza y mirando directamente a sus ojos agregó.— Las cosas siempre pasan por algo, tal vez esto es lo mejor.
Veo como Dylan se acerca a nosotros y agregó.
— O por lo menos a mí si me va mejor.
— Nerea...
Sin más caminé hasta llegar a Dylan y tomado el cuello de su camisa lo atraje hacia mí y lo besé. Al principio sentí que él no sabía que hacer, pero pronto me apretó contra su cuerpo y al perder el aire, termine con el beso y separansome de él susurré entre sus labios.
— Volvamos al hotel...
Vi como su mirada se clavó en la mía, pero sin importar las miradas curiosas tomo mi mano y asintiendo ambos nos empezamos a encaminar hacia el hotel.