INJUSTA CONDENA

Al llagar al apartamento, ambos se miraron con profundo deseo atrapados en sus ojos, y sin resistir más el estar separados, se lanzaron a los brazos del otro…

Alessandro la besó con dedicación, explorando cada centímetro de su piel, como si fuera la primera vez que la veía, y ella le correspondió, adorándolo igual. El deseo entre ellos era palpable, ardiente y con una urgencia que los consumía por completo.

Era un momento de pasión, de entrega, en el que Alexandros se negaba a pensar en nada más sino en tenerla, y con esa necesidad, comenzó a quitarle la ropa hasta dejarla absolutamente desnuda frente a él…

. – Eres tan hermosa y deseable – Le dijo totalmente descontrolado por el deseo que ella le producía… la deseaba, la anhelaba…

. – ¡Hazme tuya! – Le pidió jadeante Olivia, decidida a dejarse llevar sin pensar en obstáculos y los sentimientos de temor que la querían invadir…

Él se acercó a ella nuevamente, obediente a su petición, tomándola en sus brazos para llevarla hasta la cama y recostarla con mucho cuidado allí, para apreciarla en ese ángulo. Poco a poco sin dejar de mirarla, se inclinó hasta ella y se entregaron al momento, acariciando, reconociendo sus cuerpos, sin pensar en nada más que en la pasión desenfrenada que los consumía.

Lo que ambos sentían en cada toque, cada beso, cada caricia, era un fuego que los envolvía y los sumergía en un universo de sensaciones incontrolables…

. – ¡Sé mía! – Pidió de pronto él con la voz entrecortada, mientras se recostaba encima de ella…

Al principio ella le sonrió le encantó su petición, luego asintió, invitándolo a venir por ella, cuando él se inclinó, y ella lo miraba acercarse, de pronto otra imagen se interpuso ante sus ojos, que la obligó a cerrarlos bruscamente…

. – ¡No! – Balbució asustada, lo que impresionó a Alexandros frenándolo en su intento de llegar a ella…

. – Mírame… - Le pidió suavemente, sin entender su comportamiento, pero entendiendo que algo no estaba bien – Abre tus ojos preciosa – Volvió a pedirle con suavidad – La suavidad de sus palabras, la calmó y obedeció a su dulce tono. Abrió los ojos y volvió a ver a su lado a Alexandros, él hombre que deseaba, del que se sentía enamorada, lo que invadió su corazón de alegría y su cuerpo de deseo nuevamente - ¿No quieres? Dime si debo detenerme y lo…

Ella se levantó un poco interrumpiendo lo que iba a decir, lo tomó de los hombros y lo atrajo hacia ella para que quedara totalmente encima de su cuerpo … acarició su cara y lo besó con pasión… un beso que los devolvió al universo excitante de antes…

. – Dime lo que quieres – le ordenó Alexandros…

. – Te quiero a ti… – lo besó nuevamente - ¡A ti Alexandros! ¡Hazme tuya! – le volvió a pedir.

Y así, entre susurros y gemidos, se dejaron llevar por la vorágine de emociones que los envolvía, sin importarles nada más que el placer desbordante que los unían en ese instante…

Aunque hacía tiempo, ningún hombre entraba a su cuerpo, tal vez por el elevado grado de excitación y lo preparada que la había dejado para recibirlo, sumado a la delicadeza con la que Alexandros la había hecho suya, Olivia no pasó un momento difícil, ni traumático como siempre lo pensó…

Se sintió bien, sintió que él con su pasión había derribado esa barrera, y ella estaba disfrutando lo que pensó que su cuerpo rechazaba y se había negado por cuatro años. Las embestidas de Alexandros, la estaban llevando a la locura total…

. – ¡Ahhh!... ¡Oh! – Gemía ella desesperada por alcanzar la culminación que él en ese momento le estaba negando - ¡Por favor! – le suplicó, cuando se detuvo…

. – Di mi nombre – Le ordenó con voz ronca

. – ¡Oh por Dios! – Su cuerpo se estremecía ante cada sensación que él le provocaba, pero de la que luego la privaba.

. – ¡Dilo! – Le exigió volviéndose a mover dentro de ella

. – ¡Sí! ¡Ahhh! Alexandros... - Susurro

. – ¡Más fuerte…! - Volvió a pedir mientras él hacía lo propio…

. – ¡Mmmm! ¡Alexandros…! ¡Ahhh! – Ella gemía sin control, porque sentía fuego en su interior que necesitaba fuera liberado – ¡Por favor, te lo suplico! – le pidió de nuevo moviendo sus caderas desesperada por encontrar la relajación que su cuerpo reclamaba, lo que lo hizo gruñir, al sentir sus provocadores movimientos, y la forma como lo presionaba dentro de ella, hasta posteriormente, hacerlo perder completamente el control… ¡Juntos alcanzaron su primera y sublime liberación…!

. – Fue maravilloso - Susurro ella mientras lo abrazaba somnolienta - Gracias…

Olivia se quedó dormida después de haber compartido la compenetración más maravillosa de su vida con Alexandros, que la había hecho sentir sumamente especial nuevamente. Él la observaba, lánguida, hermosa, aceptando que lo fue, no lo podía negar, seria hipócrita… así como ella se había entregado, él también lo hizo, en cuerpo y alma. Una lágrima escapó sin control de sus ojos, la limpió negándose a sentir nada, y se levantó para recoger su ropa, vestirse y salir de allí.

. – ¿Por qué no te quedas? – Escuchó mientras se ponía su pantalón…

. – ¿No estas cansada? – le preguntó sin mirarla, sabía que, si lo hacía, no saldría de esa habitación…

. – Podemos solo dormir si así lo deseas… - le dijo con un tono de voz cargado de seducción que inevitablemente lo hizo voltear a mirarla, y ahí estaba ella, completamente expuesta acostada de lado con su cabeza apoyada en su mano, y una mirada que invitaba a seguir pecando… parecía una sirena, que lo atraía con su belleza y melodía… el deseo entró nuevamente por los ojos de Alexandros hasta centrarse específicamente, en la mitad de su cuerpo… Ella ante su mirada de excitación, extendió su mano libre, y él resignado ante su debilidad, quitó sus pantalones rápidamente, arrastrando de una vez con sus bóxer, y aceptó su mano.

Se amaron nuevamente, entregándose en cuerpo y alma otra vez, dejando todo en ese encuentro, que para ninguno de los dos iba a salir fácilmente de su mente, y para Alexandro sería el último según se prometió…

. - ¿Qué tanto piensas? – le preguntó ella mientras estaba recostada en su pecho acariciándolo con su delicada mano…

. – En lo compleja que es la vida -Respondió con sinceridad…

. – Lo es, pero también es maravillosa – continuo en la posición en la que estaba - Solo tenemos que saber o aprender a disfrutarla, independientemente de las complejidades…

Alexandros la escuchaba y cuestionaba como podía la vida que ella llevaba ser maravillosa…

. – Supongo que te refieres a este momento…

. – A todo – lo corrigió – la vida no es fácil, para nadie… A veces suceden cosas que te hacen dejar de creer, pero luego ocurren otras que te hacen volver a creer, y simplemente le das una nueva oportunidad, es la ley de la vida… a veces lloramos, a veces reímos, a veces odiamos, a veces amamos, lo que debemos agradecer, es que prevalezcan los momentos como este, y que, a pesar de todo, nuestros corazones permanezcan en paz…

Alexandros no sabía que pensar mientras la escuchaba, aunque sonaban profundas sus palabras, para él en este momento, ella era alguien, así como aquel que mata, pero se persigna antes de cometer el crimen…

Al final, Alexandros, se terminó quedando toda la noche con ella, no lo pudo, ni tampoco lo quiso evitar… Este sería un recuerdo con el que se quedaría.

Antes de que ella se despertara, decidió salir del apartamento, aunque aprovechando que Olivia dormía plácidamente, bajó a la pastelería, se acercó al estante, pero este seguía cerrado con llave, como cuando aquella vez que la vio cerrarla, miró hacia arriba pensando que, si trataba de buscarla, ella seguramente se despertaría. ¡Entonces salió de allí…! ¡Tenía tanto que pensar!