Después de Mientras tu no estabas Dinastía Beaumont, llega la pasión de un Beaumont donde relata la vida de los herederos Beaumont. Olivia Beaumont verá su vida sacudida luego de poner en peligro el imperio financiero familiar en peligro, Christopher contraerá matrimonio con la nieta del peor enemigo de su familia.
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Miranda
Miranda se encontraba cenando con Sander en la cubierta del barco.
— Mañana atracaremos y podremos hacer algo de turismo comento Sander.
— ¿Dónde iremos?, pregunto Miranda.
— Supuse que te gustaría visitar algunos museos.— El otro día ingrese en tu estudio, no pensé que se te diera tan bien el arte.
— Estudie a la distancia aunque no me ha servido de mucho, no es algo a lo que me dedicará.
— Vi un retrato en la pared central ¿Quién es?, pregunto Sander.
— Es Anastasia, tendría ocho meses cuando la pinte utilice una fotografía.
— Así que es tu modelo estrella.
Miranda se quedó pensando en eso y si debía reconocer que Anastasia era el centro de su universo. —No había mucho que hacer en la isla, digamos que los empleados eran más familia mía que mi familia.
Dos días después se encontraban en una lujosa mansión, Sander se encontraba en su despacho cuando el custodio ingreso.
— A pedido de mi suegro acepte que usted se instalará en mi casa y no le dije nada a Miranda, pero no aceptaré que la intimide lo de hoy no puede volver a repetirse exclamó Sander.
Miranda había querido salir y el custodio se lo había impedido, motivo por el cual estaba enojada con él.
Sander ingreso a la sala y la miró.
—Lo siento, hable con el custodio no va a volver a repetirse exclamó Sander.
Ella lo miró con recelo. Los ojos negros con motas doradas la derretían por dentro, no podía dejar de mirarlo y le costaba respirar.
— Saldremos esta noche , a las siete co.ento Sander.
—¿Adónde vamos?
—A un estreno respondió Sander.
—Ah... No se esperaba algo tan importante.
—No te preocupes tienes todo lo que necesitas en el dormitorio. Ponte las joyas, he escogido diamantes para ti...
Miranda se dirigió directamente al dormitorio. Había un joyero sobre la mesa. Lo abrió y descubrió un collar de diamantes exquisito y unos pendientes con forma de lágrima. Abrió el armario y pudo ver un nuevo vestuario de ropa elegante y de diseño. Uno de los vestidos estaba apartado, elegido para esa noche. Era un vestido de tirantes plateado, de uno de los diseñadores más famosos del mundo.
—Estás increíble -dijo visiblemente afectado mientras recorría cada milímetro de su cuerpo con la mirada esa noche. Miranda se quedó sin aliento.
—Gracias -consiguió decir. Pero no me mires de esa forma.
—Mirar no es lo mismo que tocar. Miranda le sonrió. Entró en la limusina sin decir una palabra. Había muchos periodistas esperando la llegada de los famosos.
Se empezó a poner nerviosa. Sander, frío como un témpano de hielo, la agarró de la cintura y sorteó a la gente.De repente, todas las cámaras se volvieron hacia ellos y empezaron a hacerles muchas preguntas que Sander ignoró.
Miranda sonreía intimidada por la excesiva atención que provocaban
—Deberías haberme avisado -le dijo a Sander. No tenía ni idea que estar contigo causaría tanto revuelo.
— Eres mi esposa, ¿por qué crees que vas así vestida?, preferiría que te ocultara como a una amante. Miranda lo fulmino con la mirada.
A ella le gustó mucho la película y, antes de que se encendieran las luces, salieron del cine. Los periodistas los esperaban con impaciencia.
—Ignóralos y sonríe -le dijo al notar sus nervios. Cuando ya estaban en la limusina, la miró fijamente.
—Ahora... -le dijo mientras la agarraba suavemente del pelo y acercaba su cara hacia él-. No sé si voy a poder evitar complacerte. Empezó a besarle el cuello y Miranda sintió un inmenso placer que aumentaba la temperatura de su cuerpo. Se inclinó hacia atrás y soltó un gemido. Sus pechos estaban duros y sus pezones se alzaban provocativamente. Sander le pasó un brazo por la espalda y recorrió su escote con la lengua. Miranda se moría del placer, quería más... le faltaba la respiración y su corazón se aceleraba...
Aprovechando que Sander no estaba en la casa Miranda tomó su teléfono y llamó nuevamente a Irina, por tercer día consecutivo. Al no tener respuesta llamo a casa de Sander, Antony atendió la llamada.
— Señora Zouvelekis, lo siento pero su empleada abandono la casa hace cuatro días le informo Antony.
— Pero hable con ella hace cuatro días y no me dijo nada.
— No lo sé señora, el día anterior a que se fuera la niña no regreso del colegio. Y al día siguiente un auto vino por ella. Dejó su trabajo dijo ya hablaría con usted.
El teléfono cayó de las manos de Miranda, Irina nunca le haría algo así, solo había una persona capaz de provocar semejante situación. Empezó a caminar de un lado a otro, buscando su cartera y su documentación. Le pidió al chófer que preparará el auto y se dirigió al aeropuerto.
Sander se encontraba en una junta cuando recibió la llamada del custodio Miranda estaba abandonando Italia en ese preciso momento.
— Dejen que se vaya averigua a donde va comento Sander cortando la llamada.
Los nervios de Miranda no la dejaban pensar con claridad...