La hija del enemigo

...Narradora...

Teresa se quedó atónita, al ver a Lawrence parado arriba de las escaleras. Poco a poco fue bajando su mano, hasta que ya no fue una amenaza para Catalina.

Sus labios temblaron constantemente, mientras, que sus ojos no dejaban de arrojar agua salada...

Teresa no tenía como explicar, lo que acaba de suceder. Era obvio que Lawrence, no se lo iba a perdonar nunca.

Se sintió muy nerviosa, ya que, se dejó llevar por sus impulsos y fue demasiado lejos a intentar golpear a la madre de su prometido.

Teresa conocía perfectamente el amor, que Lawrence sentía por su madre, por ella, era capaz de iniciar una guerra mortal con quién sea.

Ahora su matrimonio con él, se encontraba en la cuerda floja y tal vez nunca sucediera... Solo de pensar en esa posibilidad, Teresa, deseaba desaparecer del mundo, ya que su padre, la mataría.

_ Mi amor, puedo explicarlo ... _ Mencionó Teresa, dejando caer sus lágrimas con más fuerza.

Lawrence estaba tan enojado, que miró a su amante con un profundo odio. Lo único que deseaba en ese momento, era que sus piernas respondieran y bajar las escaleras, para agarrar el cuello de Teresa, y apretarlo con todas sus fuerzas.

_ Explicar, ¿Qué?... ¡Es evidente lo que intentabas hacer!... _ Exclamó Lawrence, como un demonio herido.

Teresa bajó la mirada, solo para darse cuenta de que Catalina tenía dibuja una ligera línea entre sus labios.

Era claro, quién estaba perdiendo allí. Teresa apretó con fuerza sus manos, formando dos poderosos puños.

Era la primera vez, que era tan humillada. Pero, aun así, tenía que esforzarse más, Lawrence, era el hombre que ella y su padre querían para que fuera su marido, no había otro hombre con tanto poder como él…

Teresa pasó a un lado de Catalina, sin embargo, no pudo dar más de dos pasos, ya que Samuel se interpuso en su camino.

_ No hagas enojar más a Lawrence... _ Samuel le sugirió amablemente a Teresa.

_ Quítate de mi camino, no es contigo con quién quiero hablar... Teresa empujó a un lado a Samuel.

Teresa subió el primer escalón, su intención era ir hasta Lawrence, y convencerlo de que la perdonara.

Sin embargo, Lawrence no estaba dispuesto a permitir que Teresa diera un paso más, y descubierta que no podía caminar.

_ ¡Detente!... _ Lawrence dio un fuerte gritó.

De inmediato, Teresa se detuvo, miró con incredulidad al hombre delante de ella, no podía creer, la manera en la que estaba siendo humillada.

_ ¡Soy tu prometida, y como tal. Reclamó respeto!... _ Teresa se limpió las lágrimas que caían por sus mejillas.

Inmediatamente, levantó su cabeza con valentía y orgullo. Al igual que Lawrence, ella era hija única de uno de los hombres más poderosos, y su matrimonio no solo iba a beneficiar a Lawrence, sino que a todos...

_ ¿Mi prometida?

_ No, Teresa.

_ Tú, ya no eres nada de mí.

_ Nuestro matrimonio quedó cancelado hace un segundo...

Teresa se quedó paralizada al terminar de escuchar cada una de las palabras que salieron de los labios de Lawrence.

_ No puedes cancelar, nuestra boda. Te recuerdo que este matrimonio es más por obligación que por amor... _ Teresa usó un tono indiferente.

Era una mujer de negocios, y no le importaba usar cualquier método, para conseguir lo que deseaba.

_ Lárgate, ahora mismo. O, te juro que te vas a arrepentir..

Teresa se dio la vuelta, no importaba lo que Lawrence hiciera, su matrimonio se llevaría a cabo y eso nadie lo iba a impedir.

Al pasar a un lado de Catalina, Teresa hizo un sonido desagradable con la suela de su zapato, de inmediato, agarró el bolso, que había dejado encima del sillón.

_ No importa lo que haga, mi matrimonio con Lawrence, es un hecho y nadie lo va a poder cambiar. _ Terminó por decir Teresa, antes de alejarse de Catalina…

Teresa no se percató de la silla de ruedas que se encontraba a tan solo unos pasos de Lawrence. Su furia la hizo cegar, que no se dio cuenta de cosas tan evidentes.

Al ver a Teresa salir por la puerta, Lawrence se dejó caer a la silla detrás de él. Sus piernas le dolían horrible, y sus manos, no dejaban de temblar.

Sin embargo, una enorme sonrisa apareció entre sus labios. Había logrado ponerse de pie, y no por unos segundos, sino que por mucho tiempo.

Catalina corrió escalera arriba, ver a su hijo de nuevo de pie, fue demasiado impactante para ella.

_ Lawrence, te has puesto de pie. ¡Mi amor!...

Catalina abrazó a Lawrence con fuerza, sintió una enorme felicidad, al ver a su hijo lograr ponerse de pie.

Lawrence era el hombre más fuerte que pudiera existir, el único que podía superar cualquier límite.

_ ¡Es suficiente, Madre!... _ Lawrence se separó de su madre, no era tiempo para abrazos y besos.

Era tiempo de pensar en algo, ya que no pensaba casarse con Teresa. Y menos ahora que lo estaba haciendo solo para demostrarle que ella y su padre tenían mucho más poder que él.

_ Lawrence, voy a ir a la cocina a preparar algo muy rico... _ Catalina besó de nuevo la mejilla de su hijo.

Lawrence volvió a su habitación, acompañado de Samuel. También, Pedro se unió a ellos.

Al entrar los tres hombres a la habitación, Lawrence fue el primero en hablar.

_ Encárgate de organizar una boda rápida... _ Lawrence le ordenó a Samuel.

Samuel quedó boquiabierto, rápidamente, se imaginó que Lawrence estaba hablando de su boda con Teresa.

_ Una boda, si te vas a casar con Teresa... _ Susurró Samuel.

_ ¿Teresa?... Lo dudo… Murmuró Pedro, ya que había escuchado todo.

Lawrence miró a los dos hombres, para después terminar de hablar.

_ Me casaré con Larett, y así voy a matar dos pájaros de un solo tiro.

Pedro como Samuel se quedaron sorprendidos con lo que Lawrence dijo. Los dos chicos miraron a su jefe con incredulidad.

_ ¡¿Estás loco?!...

_ ¡Lorett, es una maldita, te ha hecho mucho daño!, ¿A caso ya lo has olvidado?... _ Gritó Samuel.

Pedro como Samuel no podían creer lo que Lawrence estaba haciendo. Era una estupidez casarse con Larett.

_ Nunca lo voy a poder olvidar, todo el daño que me ha hecho. Y para eso, la voy a convertir en mi esposa. Lorett Jamás va a poder irse de mi lado, y su vida se convertirá en un infierno.

Padre se quedó callado, entendió a la perfección, el plan, que Lawrence tenía dentro de esa mente macabra.