En el antiguo jardín de la mansión, la mesa de té estaba meticulosamente dispuesta para dos, mientras el sol de la tarde bañaba el escenario con suavidad. El hombre, impecable en su apariencia pero distante en su mirada, apenas prestaba atención a la dama frente a él. Sus cabellos rubios danzaban con la brisa, pero su expresión reflejaba tristeza y resignación. Con voz serena pero cargada de pesar, ella deslizó un documento sobre la mesa, diciendo: "Espero que encuentre a alguien que lo ame en la medida en que usted no lo considere una molestia."
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Capitulo 24
Después de pronunciar esas palabras, Edith pasó saliva forzosamente, sintiendo la tensión en el aire mientras sus labios se cerraban con ansiedad. Escudriñó la expresión de Cedric, buscando alguna señal de lo que él pensaba al escuchar su inesperada proposición. Sin embargo, todo lo que podía ver eran sus ojos bien abiertos por la sorpresa.
Bajo la mesa, Edith apretó el dobladillo de su vestido con fuerza, tratando de contener su creciente ansiedad y angustia. Cedric, por su parte, se sumió en sus pensamientos, tratando de procesar lo que acababa de escuchar.
- Cedric: [¿Acaso escuché mal... qué demonios acaba de salir de la boca de esta mujer?]
Una nueva pregunta invadió la mente de Cedric, aumentando su confusión.
- Cedric: [¿Pero acaso Edith Everglen no es la prometida del Duque Beaumont?]
Después de un momento de silencio tenso y extraño, Cedric abrió la boca con seriedad, su tono de voz helado.
- Cedric: ¿Por qué? ¿Por qué buscar algo que ya tiene?
La frialdad en la voz de Cedric envió escalofríos por la columna vertebral de Edith, quien se estremeció ligeramente ante la intensidad de su pregunta.
Después de escuchar la pregunta de Cedric y sentir la frialdad en su tono, Edith se dio cuenta repentinamente de por qué parecía molesto. Cedric no sabía que ella había roto su compromiso con Lucian, podría estar pensado en que ella se estaba burlando de él.
Un "oh" escapó de los labios de Edith en una pequeña exclamación, y luego adoptó una postura más seria.
- Edith: Lo siento. Me tomé el atrevimiento de asumir que usted sabía... Que Lu... Quiero decir, el Duque Beaumont y yo hemos roto nuestro compromiso.
Cedric pareció sorprenderse levemente, pero una sensación desconocida lo invadió, como si disfrutara escuchar aquella noticia. Sin embargo, esa sensación fue rápidamente desplazada por la incomodidad al ver a Edith evidentemente triste al mencionar su ruptura con el Duque.
Endureciendo su expresión, Cedric habló con un tono de ironía.
- Cedric: Pero no creo que se haya enamorado locamente de mí como para proponerse de este modo.
El comentario de Cedric provocó un estremecimiento en Edith, quien sintió que se hacía más pequeña bajo su mirada fría. Sus ojos se encontraron, y Cedric continuó con su evaluación.
- Cedric: Esa no es la mirada de una mujer enamorada.
Edith sintió que casi comenzaba a temblar bajo la mirada penetrante de Cedric. Aunque tenía miedo, sabía que debía ser sincera y enfrentar la situación si quería que su plan funcionara.
Después de sentir la frialdad en la voz de Cedric, Edith tomó una decisión firme y habló con determinación.
- Edith: Tiene razón, no estoy enamorada de usted.
Cuidando sus próximas palabras, después de asegurarse de lo que quería decir, continuó con confianza.
- Edith: Pero, como dije, yo puedo darle aquello que está buscando. Y no me refiero simplemente a ser una esposa. Sé que busca estatus, una línea de sangre que respalde su posición. Creo que sabe que la familia Everglen es lo suficientemente respetada como para darle ese apoyo.
Edith fue clara con sus intenciones, aunque lamentaba tener que usar el apellido de la familia que la despreciaba para obtener algo para sí misma. Cedric, cruzando los brazos, preguntó con curiosidad como sí todavía no le convenciera lo que Edith expuso.
- Cedric: ¿Y qué es lo que busca usted? ¿En qué forma le beneficiaría una unión conmigo?
Edith suspiró con pesadez, envuelta en una atmósfera de nostalgia y tristeza, y dijo.
- Edith: Olvidar a Lucian... Vivir en paz.
La respuesta sorprendió a Cedric, quien observó cómo una sonrisa triste se formaba en los labios de Edith. Ella continuó.
- Edith: El Conde debe estar pensando en que soy una mujer perversa y horrible... Y tiene toda la razón. Le estoy diciendo que pretendo un matrimonio con usted para olvidar a otro hombre. Soy patética pero, es lo que soy.
La sinceridad y vulnerabilidad que Edith mostraba no fue nunca imaginada siquiera por Cedric. La imagen de Edith y lo que transmitía era la imagen y la atmósfera de alguien que había sufrido mucho, se veía el dolor y la angustia en sus ojos, hablaba con resignación y no parecía tener aprecio por sí misma.
Estas observaciones hicieron que Cedric frunciera el ceño y dijo.
Después de la confesión de Edith, Cedric frunció el ceño, visiblemente afectado por la vulnerabilidad que emanaba de ella. Decidió abordar directamente sus pensamientos y preguntó con seriedad.
- Cedric: ¿Por qué yo...? Hay tantos otros hombres verdaderamente nobles que aceptarían sin pestañar estar a su lado.
La pregunta tomó a Edith por sorpresa, pero había anticipado que podría hacerla y tenía una respuesta sincera para ello.
- Edith: Sonará aún más repugnante... pero digamos que tengo una leve ventaja con usted, y por eso podemos negociar.
Cedric quedó estupefacto por un momento y luego soltó una carcajada, repitiendo.
- Cedric: ¿Negociar?
Edith afirmó con seriedad.
- Edith: Sí, negociar.
Cedric levantó una ceja, intrigado, y soltó.
- Cedric: Explique cuál es ese negocio, señorita.
Edith carraspeó su garganta y se puso en un papel serio, sin titubear en el uso de cada palabra que pronunciaba.
- Edith: Ambos ganaremos, Conde. Usted conseguirá el respaldo que necesita, y yo tendría la tranquilidad que necesito. Pero para ello, necesitaríamos establecer bases y condiciones por medio de un contrato... como en un negocio.
Después de un breve silencio, Edith miró a Cedric con determinación y habló con calma pero firmeza:
- Edith: Mis bases y condiciones son sencillas... Solo pido tener un poco de libertad. Cumpliré el rol de una esposa perfecta, haré todas las tareas que corresponden. No quiero una relación afectuosa. Quiero decir, puede ser tan indiferente como desee conmigo. Su vida, como la conoce, puede seguir siendo igual. Me refiero a si tiene a alguien en su corazón o más adelante le interesa alguien, no debe preocuparse por mí. No lo limitaré en nada.
Con cada palabra que Edith pronunciaba, Cedric se sentía más conmocionado. Observaba atentamente sus labios moverse, sin poder creer lo que estaba escuchando. Era evidente que Edith estaba desesperada, que intentaba escapar de algo con tanta determinación. Cedric se preguntaba en silencio.
- Cedric: [¿exactamente de qué estás huyendo con tanta desesperación?]
Sus ojos se encontraron con los de Edith, y en ese momento Cedric vio la tormenta de emociones que había detrás de su mirada. Había dolor, angustia y una profunda sensación de soledad. Cedric pudo sentir la intensidad de las emociones de Edith, como si fueran palpables en el aire entre ellos, pero aun así ella seguía firme con sus intenciones y le preguntó.
- Edith: Esa es mi propuesta y mis condiciones... ¿cuáles son las suyas Conde?
Muchas felicidades, ya que desde el comienzo se vio el esmero que puso por hacer o escribir de forma hermosa su libro 💐
/Heart/