Sofía tiene una nueva oportunidad de vida y está dispuesta a tomarla para cambiar su trágico destino, de paso descubrirá lo que significa el amor verdadero y cuan equivocada estaba con las decisiones que tomó en su anterior vida, actuando de manera diferente, pero sin cambiar su esencia.
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18. El antifaz dorado
Cuando tenía diez años, mis abuelos Máximo March Navarro y Sofía Ruíz de March, aún estaban vivos y decidieron ir con toda la familia a Francia, la última oportunidad en que estaríamos todos completos; el mayor de los hijos es mi padre Máximo, casado con mi siempre elegante madre Antonia Romero, con sus tres hijos: Mauricio de 20 años, Andrea de 15 años y yo de 10 años; el segundo hijo de mis abuelos es mi tío Oscar, y en ese entonces aún vivía su esposa la siempre encantadora Joséphine Algeranova, con sus dos hijos Vincent de 16 años e Ignacio de 13 años; y el menor de los hijos es mi tío Alberto, que viajó con los mellizos Alexander y Edward de 11 años y su esposa, Ethel Humber, una filántropa inglesa, muy ajena a las ambiciones de los hermanos mayores de su esposo.
Fue divertido ir a Puy du Fou y ver el espectáculo de los gladiadores, los vikingos, los guerreros, las aves rapaces y los mosqueteros, acompañado de explosiones, fuegos y ese mundo tan mágico que a mis 10 años resultó espectacular; una experiencia única y maravillosa; también fue fantástico ir a Terra Botánica y ver todas esas maravillosas plantas, todo ese tiempo en que estuvimos en Francia fue de ensueño; y yo andaba pegada a Ignacio que hablaba tan bien el francés, que todo lo que no podía entender, él me lo traducía; creo que fuimos los que más disfrutamos ese viaje.
Pero lo que afianzó mi estrecha y fraternal relación con Ignacio, fue nuestra estadía en Gargantas del Verdon, estaba fascinada con ingresar al lago de Sainte-Croix, estar en sus aguas y nadar en ellas era tan relajante; en un momento, en que la familia estaba tranquila comiendo me escapé al lago e ingresé a nadar, él único que se había dado cuenta de ello fue Ignacio, porque como era la fastidiosa prima que le pedía traducir todo, le pareció extraño que no estuviera siendo espesa con él, felizmente se dio cuenta de eso y me siguió, porque sufrí de un calambre y estuve a punto de ahogarme, no sé cómo pudo hacerlo, en ese entonces él aún era bajito, delgado y débil, pero me sacó del lago e hizo los primeros auxilios; cuando los adultos llegaron ya estaba fuera de peligro, y fui duramente reprendida por ello. Desde entonces, Ignacio siempre se preocupó por mí, y por muchos años lo consideré un superhéroe, hasta que Fabián se convirtió en el centro de mi mundo, cuando nunca lo mereció, y una vez más tuvo que ser Ignacio el que arriesgando todo trató de protegerme.
Lo que ahora tiene Ignacio se lo debe a la sociedad que tiene con Cristóbal, y por supuesto a su indudable inteligencia, también sé que Cristóbal es su único amigo y su soporte, pese a ello, está poniéndome primero, y no tiene idea de cuanta admiración me causa; si hubiese sido mi hermano sería el regalo más precioso que me hubiese dado la vida.
- "Tranquilo Ignacio, Cristóbal no es realmente mi novio, las cosas se confundieron y nunca sacamos del error a don Rafael, ahora no sé cómo decirle la verdad, sin que suene a que nos estuvimos burlando de él”, digo preocupada mientras me siento en el sofá.
- "¿Entonces ustedes dos no son novios?”, interroga Ignacio confundido.
- "¿Sería tan malo que sea el novio de tu prima?”, cuestiona de manera muy seria Cristóbal.
- "No es por eso, es más, si lo pienso bien sería genial, pero el pensar que me lo ocultaran, hizo que creyera que…”, trata de seguir hablando, pero veo que Ignacio estaba avergonzado.
- "Para que quede claro Ignacio, seré sincero contigo, me gusta tu prima, pero me mandó a volar apenas se lo confesé”, dice Cristóbal sin reparo alguno.
- "No te mandé a volar, y de qué te quejas si dijiste que solo fue un beso”, respondo molesta, poniéndome de pie y mirando directamente a Cristóbal.
- "Paren un poco, no estoy entendiendo, dicen que no son novios, pero se besaron, le confesaste que le gustas, pero ella te rechazó, y pese a todo estamos acá haciéndole creer a tu padre, que ustedes son novios, ¡están locos!”, expresa Ignacio de tal manera que nos hace sentir avergonzados, para continuar “¿son adolescentes acaso?, no saben lo que pueden causar, mi tío está viniendo acá pensando que ustedes dos están saliendo, y tú ¿qué tiene de malo mi amigo, porqué lo rechazas?”, me cuestiona Ignacio.
- "Yo no lo rechacé”, respondo.
- "¿Entonces sí quieres salir con él?”, me interroga Ignacio y no sé qué responder.
Lo peor de todo es que ambos me miran de tal manera, que solo hacen que me confunda aún más, decir que le gusto y se está enamorando de mí, no es lo mismo que me pregunte a si quiero salir con él, pienso; realmente no le dije que no quería o sí, aunque podría interpretarse como un rechazo, por otro lado no es que me sea indiferente solo tengo miedo de volver a salir lastimada, sé que Cristóbal no tiene intenciones ocultas pero sigo preguntándome si es posible que más adelante una vez más el príncipe se convierta en sapo; ay ¿cómo terminé en esta situación?, alguien que me ayude por favor.
- "No le puedes decir a alguien que le gustas y te estás enamorando, sin continuar con la pregunta de si quiere salir contigo, hasta que literalmente ella diga que NO realmente no es un rechazo, solo que tampoco puede haber una aceptación si no hay pregunta”, dice Lucía mientras cruza a la cocina en compañía de Paulina para preparar la cena.
- "¿Le pediste que salieran?”, pregunta Ignacio mirando a Cristóbal.
- "Bueno yo no… es que ella…”, tartamudea Cristóbal.
- "Ya tienes 25 años Cristóbal, ya deberías saber como invitar a salir a una chica”, dice Ignacio poniendo una mano en el hombro de Cristóbal, “ahora entiendo como tu padre confundió todo, ustedes los Tudela solo asumen no preguntan”, expresa Ignacio mientras se dirige también a la cocina, haciéndome un guiño y levantando el dedo pulgar hacia arriba.
Ignacio, Lucía y Paulina se han ido a la cocina para preparar algo para la cena, mientras que Cristóbal y yo, nos hemos quedado en un silencio incómodo en la sala, sin atrevernos a mirarnos.
- "Le dije a los chicos del vecindario que eras mi novia para que no te estuvieran fastidiando, no sabía que mi padre terminaría averiguando de mi vida, y creándose esa idea, en cierta manera soy el culpable de todo”, dice Cristóbal sin mirarme.
- "Lo único que has hecho hasta ahora es protegerme, yo te besé delante de mi familia para que creyeran eso, también soy responsable, encontraré la manera de aclarar esto”, le manifiesto evitando verlo.
Luego me dirijo al gran ventanal para ver el jardín, y en mi mente aparecen las palabras de aquella señora pintoresca "tienes el tiempo establecido, disfruta el momento hasta que llegue el final", entonces me volteo para dirigirme al mueble donde estaba Cristóbal, pero me sorprendo al verlo de pie frente a mí; ese aroma amaderado con notas de piña, ruibarbo e iris es tan penetrante que me envuelve, además la mirada profunda y la sonrisa encantadora.
- "No puede ser, eres el chico del antifaz dorado”, digo mirándolo directamente a los ojos.
Estaba en una fiesta de fin de año organizada por los alumnos de la universidad, me había pasado mandando mensajes a Fabián y hasta le invité a que fuera, pero me dijo que estaba ocupado, que me olvidara de ir y que cuando tuviera un tiempo saldríamos a pasear; así que estaba en mi cuarto toda en pijamas comiendo helados, cuando mi nana me dijo que habían llegado unas amigas a verme; trataban de convencerme de ir a la fiesta; hablaban de lo peculiar que era, porque la condición era que todos fueran con antifaces y tratáramos de descubrir quienes eramos, por más que insistieron les dije que estaba muy interesada en Fabián y que mejor me quedara en casa.
- "Sofía lo llevas conociendo mucho más de un año, apenas te contesta los mensajes, trabajas en su empresa y no te va a ver, ni siquiera te ha invitado a salir, no te ha dicho que le gustas y tú haces lo que él dice. ESE HOMBRE NO ES TU NOVIO, NI TIENE UNA RELACIÓN CONTIGO, NI NADA, en lugar de hacer lo que dice, deberías mostrarle que te puede perder sino hace méritos”, dijo Lucía con esa marcada peculiaridad de decirte las cosas que necesitas escuchar.
Me arreglé preciosa y me puse un antifaz dorado de diseño exclusivo que había usado mi hermana Andrea, cuando era la chica más cotizada y regia de la ciudad; mis amigas me dijeron que me veía muy hermosa y misteriosa. Me divertí mucho, pero de pronto había perdido a mis amigas, porque habían encontrado interesantes elecciones para conversar, caminaba distraída cuando me topé con un chico alto, que evitó que me cayera, me sujeté de él y debo confesar que su mirada me cautivó; por la regla de la fiesta no debíamos decir quienes éramos, así que conversamos sin conocernos, y me apodó "princesa dorada", bailamos mucho, sentía volar en sus brazos, su sonrisa, su voz, creo que era la primera vez que un chico que no fuera Fabián me llamaba la atención y solo era un par de horas atrás que lo conocía, quedamos en vernos una semana después a las 4:00 p.m. en una conocida heladería; un día anterior a la fecha acordada Fabián me pidió ser su enamorada, por eso no fui a la cita pactada.
Ahora que recuerdo ello, aquel chico olía exactamente como Cristóbal, tenía la misma mirada profunda, y esa voz cautivadora; acaso era posible que sea el mismo.
- "Tu usabas un antifaz dorado en esa fiesta también, nunca llegaste a la cita, no creí que volverías a cruzarte en mi camino, y que hubiese estado tan cerca de conocerte, en las tantas veces que Ignacio me quiso presentar a su prima Sofía, espero no haberte perdido para siempre princesa dorada”, me dice acercándose aún más a mí.
Acaso eres "lo que no sabía que perdí" de lo que habló aquella pintoresca señora en Ibiza, si acaso eres lo que perdí sería lo mejor tenerlo de vuelta; sin pensar quien más había en la casa me abracé a su cuello, y me acerqué a sus labios; el primer beso fue para engañar al resto, el segundo fue la confesión de él, y este tercero es la respuesta a la pregunta que no fue hecha,aunque no esté segura de nada en mi vida.