Mi nombre es Fernanda, vivo en una época donde las mujeres vivimos esclavas de las normas morales, de los valores, ética y las disque buenas costumbres de la sociedad.
Hoy estoy en el fango, cometí el peor error de mi vida, creer en las promesas de amor de un falso hombre y aquí estoy embarazada, siendo la peor mujer para la sociedad, la gente me mira mal, me hace un lado y todos me dieron la espalda por qué soy una mujer indecente.
Pero la vida me tenía que abrir los ojos a golpes, entender que no todos son buenos y no todos son malos, como la mujer que se convirtió en mi suegra, ahora no se ¿debo odiarla o quererla?
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CAPÍTULO 08
Tenía mis ojos cerrados esperando el golpear, pero los segundos pasaron y no sentí nada, con algo de desconfianza abrí los ojos, mi padre había sujetado la mano de mi hermano, pero no solo evito que me golpeara, le dio un fuerte golpe en la cara que lo tiro al suelo, al mismo tiempo le dijo. – El único que tiene derecho a golpear a tus hermanos soy yo, que sea la última vez que te mire queriendo golpear a tu hermana o a uno de tus hermanos.
Ya es suficiente de discusiones, Fernanda se va a casar y eso es lo importante, será mejor ustedes dos no repitan ninguna palabra sobre el error de su hermana.
Fernanda ve por tus cosas y vamos a casa, las cosas tenemos que hacerlas bien, aunque este enojado contigo, si realmente quieres que tu futuro con Jorge sea buen, tendrás que venir a casa hacer las cosas como nuestro Dios lo manda.
Mi hermana y mi cuñado tambien estaban ahí con nosotros, aunque ellos no opinaron nada, no los puedo culpar, ya que nunca se atreverían a ir contra de las decisiones de nuestro padre, solo agachaban la cabeza cuando él hablaba y a todo le decían que sí, eran los hijos perfectos que nunca protestaban solo obedecían.
Estaba por dar media vuelta cuando mi cuñado me dijo que él me traía la maleta, ya le tenía hecha, desde que mamá me dijo que mi padre vendría por mi después de la comida la prepare; rápido saco la maleta del cuarto y trato de darse a uno de mis hermanos, pero ninguno la tomo, al parecer querían que yo la cargar.
No pensaba rogar por su ayuda, pensé en tomarla yo misma, pero mi cuñado no me la entrego dijo que él me ayudaría y salió con nosotros de la casa; la casa de mi hermana estaba al lado opuesto de la de mis padres, a las afueras del pueblo, por una calle que daba a las parcelas y al hermoso rio que quedaba a unos 700 metros del pueblo.
Teníamos que caminar algo para llegar a casa, cruzar lo que era el centro donde seguro me iba a encontrar con la mayor parte de los habitantes del pueblo, que estarían en la cancha viendo a sus hijos jugando o a los jóvenes que seguro se estaban divirtiendo, pasando el rato, conviviendo y disfrutando de la tarde.
Fue un momento incomodo, todos me miraban al pasar y sé que estaban murmurando cosas desagradables sobre mí, era algo que, si me hizo sentir mal, sin querer agache la cabeza, en ese momento escucho la voz de la señora Gloria que me dijo. – Levanta la cabeza o ¿crees que mi hijo no tiene valor?
Levante mi rostro la señora Gloria estaba enfrente de mí, tenía una cara seria, hasta parecía molesta y tengo que decir que sus palabras si fueron molestas, no entiendo por qué tenía que meter a su hijo con mis acciones, mi incomodidad, mi tristeza no tenía que ver con Jorge.
Como sea no puedo discutir con la señora Gloria tengo que calmarme; trague saliva con fuerza para aclarar mi garganta y le dije. – No es lo que piensa señora Gloria, solo estoy viendo por donde camino para no caerme.
Pensé que con eso se iba a calmar, pero la miré hacer una mueca con su boca de disgusto y me dijo. – Que mala postura tienes al caminar, será mejor que la mejores, demuestra la educación que te dieron tus padres.
Señor Arturo, mañana ira temprano me hijo para llevar a Fernanda a comprar las cosas para la boda, llegara a las 6 am, para que se vayan en el tren que pasa a las 6:30 am y regresaran por la tarde.
Mi padre le contesto que lo esperaban y después de eso la señora Gloria solo dio las buenas noches, siguió su camino; era una mujer bastante dura al hablar, creo que ella va a ser un problema en mi vida de matrimonio, no sé cómo lo voy a hacer para soportarla, pero al final no puedo cambiar a mi suegra, solo me queda buscar la manera para tolerarla mientras estemos viviendo en su casa.
Llegamos a la casa de mis padres y mi mamá me recibió con un abrazo, mi cuñado metió mi maleta hasta mi habitación, le di las gracias y después solo se despidió, dio las buenas noches, regreso con mi hermana.
En la casa estaba mi hermana y mis otros dos hermanos, que no me recibieron con felicidad, más bien parecían molesto de que estuviera de regreso, lo bueno fue que no dijeron nada, solo me hacían mala cara.
Mi madre había hecho posole, era mi comida favorita rápido me hizo que me sentara en la mesa y me sirvió un gran plato; mis hermanos y mi padre se sentaron en la mesa para comer, mi madre les sirvió a todos, esto no era nuevo, pero fue la primera vez que preste atención a lo que pasaba en casa.
Nunca había mirado que mi madre era la que siempre nos atendía, mientras que nosotros solo esperamos en la mesa esperando a que ella nos atendiera, no sé por qué, pero empecé a comparar, en la casa de mi hermana sus hijos le ayudaban a llevar los platos a la mesa, siempre ayudaban y eso era algo que mi cuñado les ordenaba a mis sobrinos, de que siempre ayudaran a su mamá con los quehaceres de la casa, mientras que en la casa de mis padres todo se lo dejábamos a mi madre.
Mire a mi madre con tristeza, realmente creo que nosotros si éramos hijos malagradecidos, que nunca hacíamos nada por mamá y mi padre era un machista que solo se la pasaba dando órdenes a mi madre para que le arrimara todo lo que quería.
Creo que en el futuro no debo dejar que mi mamá me sirva mi plato, tengo que ser una mejor hija y cuidarla; empezamos a comer y estábamos empezando cuando llegaron las cuñadas y los cuñados, igual fue mi madre quien sirvió los platos, hasta los sobrinos.
Como deseaba decirles algo, pero ya no me sentía parte de la familia, ni siquiera sentía que tuviera derecho de hablar con ellos, solo seguí comiendo, pensando en lo mal que estaba esto y que no dejaría que mi hijo fuera tan ingrato como mis hermanos, tenían que ser como los de mi hermana.
Al terminar me levante de la mesa y recogí mi plato con mi vaso, lo lleve al lavadero y lo lave, al terminar mi quinto hermano de nombre Ulises me dijo. – recoge los platos de la mesa y limpia, gánate el plato de comida que te damos.
Al escuchar lo que Ulises me dijo voltea a verlo con una sonrisa y le dije. – Ya recogí mi plato y no tengo que hacer nada para comer el plato de comida que me dio mi madre.
Ustedes dejen de ser unos atenidos y recojan sus platos, que, así como me ofrecieron un plato a mí se los ofrecieron a ustedes, a sus esposas e hijos; por lo menos yo soy una sola boca, pero ustedes trajeron tantas que mínimo deberían recoger sus platos, limpiar para que mi madre no se canse tanto, ya suficiente tiene con todo lo que tiene que hacer en casa, como para estar atendiéndolos a todos ustedes.
Mis palabras sí que lo molestaron tomo el vaso en el que estaba tomando el agua fresca y me lo tira encima; nunca me espere que él hiciera algo como eso, pero que podía esperar de mi hermano más violento, del que la gente decía que golpeaba a su esposa e hijos.
Negocio de la costura y el bordado hacer vestidos para damas con bordados únicos eso a la larga da dinero quien sabe hasta modista llegas ser . Todo es posible