Oliver Harris, tuvo una infancia complicada, su familia fue atacada cuando el apenas tenía cuatro años en su casa, pero su padre y hermano menor sobrevivieron, pero con el tiempo Oliver juró venganza, en una noche de celebración en un club tiene intimidad con una desconocida, pasados los años se vuelven a encontrar, pero ella guarda un secreto qué a él lo lleva a tomar una improvisada decisión.
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Visitantes no deseados
Edward veía a Oliver con el semblante más relajado,— ¡Parece que le sentó bien casarse con la madre de su hijo!— Comentó Trevol, interpretando los pensamientos de su padre,— ¿También lo crees? Preguntó su padre con una sonrisa—¡Imagínate lo he visto reír! Contestó su hijo, —¿Y tú hijo? — ¡Te he visto como miras a su amiga! Yo? —¡No lo creo, esa chica tiene un carácter del demonio!—Su padre se reía incontrolable,—¡será que no te ha creído tus fábulas!—le contestó riéndose de él,—¿Me comparaste con un animal mitológico papá?— Le preguntó sorprendido.
—¡Para nada hijo! No quiero que lastimes a ninguna mujer!— Aunque no creo que esa chica notenga claro lo que quiere en la vida! —¡Y eso es bueno porque no se dejaría embobar por nadie!—¡Así que calma tus ímpetus con ella!—¡Si no tienes buena intención! — Trevol sonrío su padre como siempre no se le escapa nada.
Aunque la chica le parecía muy linda, y solo había intentado besarla, recibiendo una buena bofetada, qué al recordar se reía sobando su mejilla.
Oliver le dijo a Katia que si quería acompañarlo a la empresa, podría llevarse a Aiden, a Katia le pareció buena idea conocerla, asintió sonriendo, fue rápidamente a buscar en su guardarropa y a poner a su bebé presentable.
Salieron de la mansión seguidos del séquito de guardaespaldas que ya Katia estaba acostumbrada a verlos, Oliver como siempre tomó en su regazo a su hijo cuando estiró los brazos hacia el, treinta minutos después estaban en un enorme edificio que Katia miraba sorprendida, la elegancia y buen ambiente del lugar eran agradables, pero lo primero que hizo Oliver fue presentarla en la entrada del primer piso como su esposa y su hijo, las chicas sonrieron amablemente.
Piso 88 casi le da un infarto, los empleados hacían caravana asintiendo al verlo una oficina tan grande como su habitación o más grande y solo había una señora que era la secretaria pulcramente vestida y peinada, dejó a su hijo jugando el la alfombra de lujo que Katia supuso que era carísima, la secretaria le llevó un mono de peluche que hizo feliz a Aiden.
Oliver mandó llamar a su asistente y dos de los hombres que el más confiaba, llegaron enseguida, saludaron a Katia al saber que era la mujer que estaba logrando que su jefe fuera más amable, se pasaron al niño de uno a otro mientras que a su hijo le divertía esa acción aplaudiendo.
Katia se acercó al ventanal, había una vista increíble de la ciudad, mientras Oliver la observaba callado, se acercó a ella tanto que podía aspirar su aroma, —¡Me hubiera encantado verte embarazada de mi hijo! — Katia se dió la vuelta extrañada por su comentario, pero al estar tan cerca le beso los labios, —¡Te hubiera tocado los desvelos por las nauseas de la noche y madrugada!— ¡No me hubiera importado! —¡Los pies inchados y mis hormonas en lloriqueos y sentimientos de nada! —¡Te aseguro que todo lo hubiera podido soportar.
Pero antes de acercarse más, una fuerte gritería los hizo extrañarse, no había nadie solo la señora secretaria.
Mientras tanto fuera de la oficina la secretaria lidiaba con una mujer enojada porque no le había permitido pasar, — No sabes con quién alegas mujercita insolente! —Soy la madre de la dueña de todo esto, y yo su padre! —¡Le exijo que avise a mi yerno que sus suegros le buscan! Le ordeno despectivamente, la señora Martha no sabía quién era esa gente, además su jefe se molestaría con ella, sabiendo que su esposa lo acompañaba en su oficina.
—Acata mi orden oh haré qué te despidan,—¡gritaba enojada Cristiana madre de Katia,—¿Mamá? ¿Qué hacen aquí? Dijo con el ceño fruncido mirando también a su padre y hasta Mauricio— Hay no! Ahora la chica deseaba que se la tragara la tierra, pero la llegada de Oliver tomándola de la cintura, la relajó de la tensión que se estaba acumulando entre sus músculos.
Ahora sí me pueden explicar que hacen aquí o mejor dicho como supieron cómo encontrar este lugar,—¡Hija mía, no sabes qué alegría sentí al saber que te habías casado con un nada menos que con el gran Oliver Harris! — ¿Es encerio papá? Preguntó con ironía, — No te voy a permitir que me causes problemas!— Oliver miraba al hombre con el entrecejo fruncido,— ¡Katia, es así como recibes a tu familia?— Habló su madre, ¡Déjame recordarte mamita querida que me echaron a la calle!— porque no acepté casarme con este imbesil,— ¡Katia mi amor perdóname! Mauricio intentaba convencerla.
Oliver al escuchar la frase apretó los puños con el impulso de estrellarlos contra el imbesil ese, no sabía si era capaz de controlarse, pero cuando la señora Martha llegó con su hijo, el niño como siempre quiso que su padre lo cargara, los padres de Katia quisieron acercarse, pero la mirada asesina de Oliver se los impidió,—¡Que hermoso hijo tienes hija!—¡Mejor regrésense por donde llegaron papá,— exclamó Katia temiendo que su padre siguiera hablando tonterías,— también se estaban exponiendo a que Oliver reaccionara y los mandara echar con violencia.
—¿Como puedes hablarme de esa forma malagradecida? — ¡Siempre fuiste rebelde Katia siempre fuiste una mala hija, debes tener compasión por nosotros!— Estamos pasando por una etapa difícil en la empresa y supimos que te habías convertido en la esposa de Oliver Harris!—Y pensamos que podrías inyectar una buena cantidad a mis negocios para solventarlos, le dijo tratando de verse convincente.
—¡Claro y pensaste sacar ventaja de la hija que siempre despreciaste,— ¡Papá me están avergonzando! — Por supuesto que pensaste aprovechar cualquier oportunidad para tirar tu anzuelo, que casualidad, que me topé con Mauricio y de inmediato tienes hija, váyanse ya por favor, Eres una mujer muy insolente, maldigo el día que te parí!— ¡Ahora sí mamá ya te reconocí! Dijo intentando no llorar porque aunque quería evitar que las palabras de su madre no le afectaran si lo hacían.
—¡Es suficiente!— ¡Salgan de aquí inmediatamente antes que los mande sacar!— Oh yo mismo lo haga fuera inmediatamente, les dijo señalando la salida, mirándolos con los ojos cargados de ira, al ver que Katia tenía los ojos aguados, salieron de ahí diciendo impropios contra Katia que ya se había retirado con su hijo de nuevo a la oficina.
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