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Una Luna Para El Alfa

Una Luna Para El Alfa

Status: Terminada
Genre:Completas / Amor-odio
Popularitas:171.9k
Nilai: 4.7
nombre de autor: Amilkar

Lyra Blackwood es ultrajada por el hombre que creía amar que además es su mate, Pero este que no quiere nada con aquella niñita, la rechaza, Pero no contento con eso también la humilla y maltrata, por lo que lyra vuelve a casa y piensa en vengarse de todos.

NovelToon tiene autorización de Amilkar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La verdadera cara de lucian

Lyra ingresó al despacho con pasos suaves, notando de inmediato la expresión distante de Caelan, quien estaba sentado detrás de su escritorio, con la mirada perdida.

—¿Te pasa algo? —preguntó con dulzura mientras se acercaba.

Caelan alzó la vista hacia ella, su vulnerabilidad reflejada en sus ojos. Sin decir nada, se levantó y caminó hacia Lyra. Antes de que pudiera reaccionar, la abrazó con fuerza, como si necesitara ese consuelo más que nunca.

Lyra, sorprendida por el arrebato, sintió cómo Caelan depositaba un dulce beso en su cabeza antes de apoyar su frente contra su pecho.

—Tú nunca me traiciones —murmuró él, su voz rota por emociones que rara vez mostraba.

Lyra, sintiendo el peso de su angustia, comenzó a acariciar su cabello con movimientos lentos y tranquilizadores.

—Y tú no rompas mi corazón —respondió ella, su voz suave pero cargada de significado.

Caelan levantó la mirada y se enderezó, mostrando su imponente altura. Sus ojos se fijaron en los de Lyra, llenos de honestidad y una intensidad que la dejó sin aliento. Con ambas manos, tomó su rostro con cuidado, como si fuera algo precioso.

—Te amo —dijo con una franqueza que hizo que el mundo de Lyra se detuviera—. Y si algún día te llego a romper el corazón, no dudes en que ese no soy yo.

El corazón de Lyra latió con fuerza. Era la primera vez que Caelan pronunciaba esas palabras, y sintió que todo su ser se llenaba de una calidez indescriptible. Una sonrisa se dibujó en su rostro, y sus ojos brillaron con emoción.

La luz de la luna llenó el despacho al filtrarse por la ventana, bañándolos con su resplandor plateado. Una sensación extraña recorrió a Lyra, algo que no podía explicar del todo, pero que se sentía como un llamado, como si la luna misma estuviera presenciando aquel momento y bendiciéndolo.

Caelan también pareció sentirlo, pues su mirada se suavizó mientras la mantenía cerca. Por un instante, no hubo palabras entre ellos, solo la conexión que compartían, tan profunda como la luz que los envolvía.

En la habitación del hotel, Elira y Lucian compartían una atmósfera cargada de malicia y secretos oscuros. Frente a ella, Lucian observaba con atención el pequeño frasco que Elira sostenía entre sus manos. El líquido verdoso en su interior se movía con lentitud, como si tuviera vida propia.

—Unas gotas de este líquido —dijo Elira con una sonrisa venenosa—, y tu querida Lyra estará en tu cama, suplicando por más placer.

Lucian soltó una carcajada llena de sarcasmo.

—Eres malvada.

Elira lo miró con una ceja alzada y dejó escapar una risa fría.

—Lo dice el hombre que asesinó al padre de Dorian.

La sonrisa de Lucian desapareció de inmediato. Dio un paso atrás, intentando asimilar lo que acababa de escuchar.

—¿Qué mierda estás diciendo?

Elira avanzó un paso, acortando la distancia entre ambos, con una sonrisa cínica que no se desvanecía.

—Tranquilo, querido. Tu secreto está a salvo conmigo. Pero, ¿crees que no sabía cómo conseguiste que Dorian estuviera de tu lado? Por supuesto, necesitaba que el culpable de la muerte de su madre y su hermana pagara. Y tú, siempre tan astuto, estuviste ahí para él. Lo consolaste como un buen amigo.

Lucian apretó los puños, sus ojos centelleaban con furia contenida.

—Cállate.

Pero Elira ignoró su advertencia y continuó:

—¿Recuerdas? Una semana después de la muerte de Rubí, su padre comenzó a golpearlo en el mismo bosque donde ella murió. Tú llegaste, lo viste, y tomaste esa roca del suelo. No sabías qué hacer al principio, pero cuando lo golpeaste una y otra vez hasta que murió, sabías que habías sellado algo más que su destino. Habías ganado la lealtad de Dorian para siempre.

Lucian respiraba con dificultad, el recuerdo enterrado comenzaba a emerger como un fuego ardiente en su mente.

—Manipulaste al alfa más fuerte del territorio para que te sirviera incondicionalmente. Brillante, ¿no crees? —Elira sonrió como si disfrutara de su angustia.

Con un rugido de rabia, Lucian la tomó del brazo y la apretó con fuerza, sacudiéndola.

—¡Cállate, perra! ¡No sabes nada!

Elira, lejos de mostrar miedo, lo miró con una mezcla de desprecio y desafío.

—¿De verdad crees que me voy a tragar la historia de que lo hiciste por amistad? —respondió con firmeza—. Tú no tienes sentimientos, Lucian.

Él la soltó con brusquedad, riendo con amargura.

—Eres una perra loca, pero debo admitirlo: tienes agallas. Aunque estás muerta.

Elira dio un paso atrás, pero no por miedo, sino para evaluar su próximo movimiento.

—Espera, solo yo puedo ayudarte. Lyra no será tuya sin mí.

Lucian se detuvo, su mirada calculadora analizándola.

—Habla, ¿qué propones?

Elira volvió a sonreír, segura de su control sobre la situación.

—Es simple. El día de la boda desacreditamos a Lyra. Le daré esto para que pierda el control, para que busque cualquier hombre. Yo la guiaré hacia ti. La harás tuya y luego desaparecerás. Después, llevaré a Caelan para que la encuentre. Cuando huela lo que pasó, sabrá que su luna lo traicionó. Entonces yo, que estaré a su lado, lo consolaré. Verá en mí a la verdadera luna que necesita.

Lucian soltó una carcajada, pero asintió.

—Acepto.

Sin más, salió del hotel, pero su lobo interior gruñó con fuerza.

"Esa perra sabe nuestro secreto. Mátala."

Lucian negó con la cabeza y sonrió, su mente llena de intrigas.

—Esperaremos a la boda. Una vez que el plan funcione, nos desharemos de ella. Esa perra no sabe con quién está jugando.

Con esa última declaración, Lucian se perdió en la noche, dejando a su lobo en silencio por el momento.

Lucian llegó a la mansión con pasos firmes, pero su mente divagaba en los planes y traiciones que tejía. Mientras pasaba cerca de la habitación de Dorian, un murmullo y sonidos inquietos llamaron su atención. Se detuvo, aguzando el oído, y notó que su amigo estaba hablando en medio de un sueño inquieto. Curioso y con un toque de irritación, Lucian abrió la puerta con cuidado, asegurándose de no ser detectado.

Dentro, encontró a Dorian sumido en una de sus habituales pesadillas. Su cuerpo se agitaba bajo las sábanas, sus palabras eran un murmullo desesperado. Lucian rodó los ojos, fastidiado por la escena, y estuvo a punto de marcharse. Sin embargo, Dorian despertó de repente, incorporándose con la respiración entrecortada y los ojos llenos de confusión.

Fingiendo preocupación, Lucian se acercó con rapidez, encendiendo la luz de la lámpara cercana.

—Tranquilo, Dorian. Solo es un sueño —dijo con voz serena mientras tomaba un vaso y lo llenaba de agua.

Dorian, todavía intentando controlar su respiración, aceptó el vaso y bebió un sorbo.

—No sé cómo puedes vivir tranquilo, Lucian. Yo no dejo de pensar en ese día...

Lucian, que estaba de espaldas colocando el vaso de agua en la mesa, rodó los ojos en un gesto de pura exasperación. Pero cuando se giró hacia Dorian, su rostro estaba cuidadosamente transformado, mostrando una expresión vulnerable y dolida.

—El que no te hable de mis pesadillas no significa que haya olvidado lo que pasó. Yo fui quien lo mató, Dorian. Eso no me deja tranquilo.

Dorian lo miró, sus ojos llenos de tristeza y entendimiento.

—Tienes razón, no lo pensé. Pero aún así... necesito estar solo. Quiero pensar.

Lucian asintió con aparente empatía y salió de la habitación, cerrando la puerta con suavidad. Una vez en el pasillo, su rostro cambió, mostrando una mueca de desprecio.

"Perro tonto," pensó mientras caminaba hacia su propia habitación. "A mí me daba igual tu padre. Solo necesitaba ganarme tu confianza, y lo logré. Igual que aquella vez que salvé la vida de la hija de Magnus. Pero ese maldito perro solo me agradeció, nunca me dio lo que realmente quería: su lealtad. Qué desperdicio."

Con esos pensamientos, Lucian se adentró en su habitación, cerrando la puerta tras de sí. Sus planes se mantenían intactos, y el juego de manipulación que tejía seguía avanzando según lo planeado.

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Sandra Garnica
Excelente historia, que lindo que al final cada quien tuvo su merecido y los demás pudieron vivir tranquilamente y rodeados de amor🥰🥰🥰, mil bendiciones y éxitos autor@ 😉😉😉
Blanca Montero Angulo
jajajajaja hay me encantas lobito.
Blanca Montero Angulo
maldito desgraciado perro 🐕 😡 😡
Blanca Montero Angulo
gracias escritora, bendiciones 😘 🙏
Pilo
Hermosa historia, te felicito escritora. Te deseo Salud. /Smile//Good//Ok//Pray/
Haidee Colmenarez
Excelente
Melisuga
Definitivamente, su don es la inmunidad a los dones.
Melisuga
¡Mirá, qué interesante! Su don es manipular las mentes y lo usa de manera indiscriminada, evidentemente.
Melisuga
¿Será parte de su don? ¿Ser mentalmente impenetrable?
Melisuga
¿Y si su don radica, precisamente, en ser la conciliadora y equilibrar los dones de los demás?
Melisuga
Ni siquiera calificaría a Lucian como 'lindo, pero bruto', porque los chicos así son educables y generalmente tienen un corazón noble. Lucian es el clásico 'lo que tiene de lindo, lo tiene de imbécil y arrogante'. Esos son incurables.
Melisuga
Insisto, es un lobito MUY inteligente.
Melisuga
¿No se supone que Lyra comience a oler como Caelan al estar marcada?
Melisuga
Es la segunda novela en la que veo que la marca no se realiza durante el clímax del acto sexual. En la otra que leí, lo hacían durante una hermosa ceremonia de unión. La espontaneidad de esta... ¡Me encantó!
Melisuga
¿A Caelan también lo rechazaron?
Melisuga
Lobito inteligente, che.
Melisuga
Deja que tengas hojas, Caelan, a ver si vas a ser tan controlado y respetuoso como se está mostrando Magnus contigo.
Melisuga
Ibas bien, Caelan, hasta que dijiste que amar no estaba en tus planes. Debiste medir qué frases usarías con el padre de tu Luna.
Melisuga
Deja que lo veas, queridita. Tú misma darás fe de que está como comer dulce de leche con la mano.
Melisuga
*moros en la costa
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