Malmcon es un hombre lleno de prejuicios al que le sale caro querer jugar con Lourdes, una joven inexperta en el amor
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Su piel
Hola queridas lectoras, de antemano quiero agradecerles por el apoyo que me están brindando... quiero decirles que ustedes son mi inspiración, cada capítulo lleva la emoción de pensar en cuánto les agradará.
Estaré subiendo de 2 a 5 capítulos diarios, de verdad estoy super contenta de su aceptación.
Si hallan errores ortográficos, les pido me hagan saber de manera educada, pues la dislexia no es fácil de manejar y trato de hacerlo lo mejor posible.
Atte:
Raquel ❤
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Malmcon
Sigo besándola, ella es sublime, su aroma es tan suave que me resulta fascinante. No quiero hacerle daño, quizás en un principio quería joderle la vida, pero ahora que la he tratado puedo darme cuenta que es una maravilla de mujer.
Me alejo para observarla, sus ojos siguen cerrados y hace pico de pato, como pidiéndome que la siga besando. Es tan hermosa, se asemeja a las valkirias de los libros que mi abuelo Cassius me leía de pequeño. Es perfecta, su cabello de fuego con su piel tan blanca y esos ojos, esa mirada que expresa tanto.
- Lourdes eres bellísima... si me pidieran que escribiera un poema, creo que no podría hacerlo, solo podría vivirlo a través de ti, maldita sea, eres perfecta bebé.
Vuelvo a besarla, poco a poco desciendo mi boca despacio por su cuello.
- No quiero hacerte daño - le digo tratando de anclarme a mi consciencia.
- No lo harás Malcolm, no tengo miedo de tí - me dice con sus ojos fijos en los míos.
La tomo en brazos y la llevo hasta su habitación, una vez en este la vuelvo a colocar en el piso, toma mi mano y me dirige hasta su cama. Allí nos volvemos a besar, le voy quitando cada prenda de ropa, Dios! Su desnudez es magnífica, su cuerpo es inmaculado. Me observa espectante de qué haré. Me abrazo a ella sintiendo su piel, prosigo a quitarme la ropa también, veo cómo me observa y relame sus labios dejando ver un poco de nervios.
La siento a la orilla de la cama y me arrodillo para separar sus piernas, veo su piel erizarse y su respiración se agita. Mis labios rozan su punto más sensible, escucho un gemido que parece más de asombro, mi lengua es lo siguiente que toca aquella maravilla rosa.
No es de las que hace ruido, pero sus gemidos suaves me encienden, es como el sonido de un saxofón tocando un jazz. Cuando la siento ser como un río, me separo para subir y besarla, no quiero que llegue así.
Me acuesto un poco sobre ella y voy entrando en ella, mierda! Es demasiado apretada. Noto que hay una lágrima en su mejilla, no entiendo qué pasa, cuando logro estar totalmente dentro, sentí algo que me dejó totalmente perplejo. He sido su primer hombre, ahora si me siento como una mierda, ella me dio su primer vez.
- ¿Te duele? - mi preocupación es evidente
- Solo un poco, por favor muévete.
Esa orden mi cerebro la acoje y mi cuerpo reacciona, estoy en la mismísima gloria. Lourdes, mi pequeña valkiria me ha llevado a otro nivel.
Trato de que conozca el climax, sé que hay mujeres que no lo tienen rápidamente, pero quiero que ella obtenga lo que es el placer de esto.
Así que lo consigo, la veo sudada con su melena alborotada y llego a la conclusión, que ella es perfecta para mí.
