Alexa Power, es una chica de espirtu libre, sin embargo, proviene de una familia rica, por lo que esta atada a un matrimonio arreglado, a sus 18 años fue a estudiar ecomomia en Estados Unidos es la unica libertad que se le consedio, a sus 23 tuvo que regresar a Inglaterra para casarse con un Empresario frio y calculador, que incluso envio a su mayordomo como apoderado y no asistio a su propia boda, ¿tendra esta relacion futuro?
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CAPITULO 12
Me quedé en el aire, con todas las cosas que me vinieron a la mente, que se me olvidó que estaba hablando por teléfono con Kevin, hasta que volví en mí, y comencé a escuchar su voz en el celular.
— ¡Alexa!, ¡Alexa!
— Lo siento, todo lo que me dijiste me dejó tan pensativa que hasta se me olvidó que estamos hablando.
— No es para menos, yo estaré en la fiesta, si pasa algo, yo estaré ahí para ayudarte, no se para que ese tipo te lleva a esa casa, pero no creo que sea para algo bueno, ya casi es hora, nos vemos halla.
Dicho eso, Kevin corto la llamada, yo todavía estaba muy pensativa con todo esto, cada día veo más distante el poder escapar de este tipo, pero nada es imposible, tarde o temprano saldré por la puerta y no volver nunca más.
Tocaron la puerta, de seguro era Helena, ella nunca entra sin tocar, es una linda persona me cae bien, lástima que no me la pueda llevar contigo cuando me vaya.
— Puedes pasar.
Entro de inmediato, se me paro enfrente y me dijo,
— El señor la espera abajo, para irse a la fiesta, le pide que baje lo antes posible.
— Está bien, dile que en dos minutos estoy bajando.
— Si.
Salió casi corriendo a informar a su jefe, yo me pare de la cama donde estaba sentada, tome el bolso que se me eligió, entre las llaves del departamento de Fátima, algo le decía que me las llevará, mi celular y mis tarjetas de crédito, está noche será mala, todo mi cuerpo me lo dice, cerré el bolso, me dirigí a la puerta, salí de la habitación, camine despacio por el pasillo, al llegar a las escaleras, baje incluso más despacio, miraba todo el tiempo los escalones, hasta que llegue al último escalón, subí la vista, y coge con la mirada fría de William.
— Te ves bien.
— Gracias.
— Vámonos.
Se dio la vuelta y camino hacia la puerta, no tuvo la delicadeza ni de ayudarme a salir, sabe que tengo una pierna herida por su culpa y ni aun así, pudo ser un caballero, de verdad, por qué se afana tanto en que yo esté con él, si me trata como si me odiara, no es que me importa de todos modos, respire profundo y camine hacia la salida, ya fuera de la casa, un auto negro en el frente, era un deportivo, que desgracia, solo estaríamos él y yo todo el camino.
El mayordomo estaba afuera, me abrió la puerta del copiloto y me ayudó a subir al auto, ya adentro cerro la puerta para mí, no me había puesto bien en cinturón de seguridad cuando atranco el auto bruscamente, todo lo de este tipo es así, rústico, respire profundo, y solo deje que avanzará, y pedí a Dios que no fuera muy lejos el evento, estar atrapada en un auto con una llena no es algo bonito.
— ¿Cuál es tu pasatiempo favorito?
— ¿Eh?
¿De dónde salió eso?, ¿por qué me pregunta?, ¿qué quiere conmigo?, es mejor contestar, no quiero que estrelle el auto, solo por qué no le contesto, este tipo de hombre demente es capaz de eso y mucho más.
— Me gusta la lectura y salir de compras.
— Eres bastante aburrida.
Solo me pregunta para criticarme como que me importa su opinión, quizás lo que él encuentra divertido son las fiestas donde las mujeres se le tiran encima y se burla de los demás, tal como esa que tenía cuando llegue por primera vez a su casa.
Lo miré del arriba abajo, tenía un traje hecho a medida, color blanco, pantalón y chaqueta blanco, camisa roja como mi vestido, realmente eso le quedaba bien, lástima que lo que tiene de guapo lo tiene de bestia.
No hubo ni una sola palabra más en todo el camino, gracias le daba a Dios, ya era suficiente con estar atrapada en toneladas de acero con este tipo, el viaje tardo como 40 minutos, que para mí parecieron eternas a decir verdad, cuando el auto se detuvo, estamos, frente a lo que parecía ser un castillo, está todo lleno de luces, un empleado de inmediato me abrió la puerta, yo salí, y ese tipo salió también, le dio la llave del auto al empleado y nos quedamos parados frente a una gran puerta.
Se escucha el bullicio desde afuera, se acercó a mí, me tomo el brazo, puso en su rostro una sonrisa siniestra y comenzó a caminar contigo casi arrastró, por suerte, camine a su ritmo a pesar de que me dolía la puerta por lo brusco que él estaba siendo, atravesamos la puerta, había un enorme jardín con muchas personas, mesas, luces, todo una fiesta de alta sociedad, el lujo lo decía todo, había música muy alegre.
Entonces un hombre se nos acercó y dijo,
— ¿A quién anuncio?
— William Saymeur y esposa.
El hombre hizo una señal, tomo se puso en posición y grito a lo cuatro vientos.
— Damos la bienvenida al Señor William Saymeur y su esposa.
La música se detuvo, y como si fuera una oleada de murmullos surgieron y todas las miradas estaban sobre mí, era casi como si me quieran comer, intenté dar un paso hacia adentro, pero William me detuvo, se quedó parado en la puerta, era como si tuviera esperando que alguien viniera a recibirlo, de entre la multitud salió un señor mayor, debería ser más joven que mi abuelo ya difunto, se quedó mirándome sorprendido, después de un rato sus ojos se pusieron llorosos, me daba un poco de pena, no sé por qué.
—¿Qué haces aquí?
— Vine a presentarle a mi esposa, sentí que era necesario que yo hiciera esto.
El hombre me siguió mirando, y los invitados seguían murmurando, señor, eche a este tipo, así podre irme de aquí, no sea tonto, seguro que vino a hacerle la vida imposible.
— Bienvenido.
La sonrisa en la cara de William era así la de un asesino en serie, que logro matar a todas sus presas, me sentía horrible con solo mirarlo, él comenzó a caminar hacia los demás invitados conmigo colgando de su brazo.