Otávio Montana—veintiséis años, para no perder su pequeña propiedad, acepta hacerse cargo del hijo de otro hombre...
Eloise Vargas—veintidós años, enamorada de un hombre que la dejó embarazada y se casó con otra...
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Capítulo 13
Otávio fue hasta su camioneta y se fue.
Rafaela: no me importa el color ni la pobreza... Cuando quiero a alguien...
Otávio fue a una tienda de bebés y compró un conjunto de salida de maternidad color amarillo con una manta suave, compró un sujetador de lactancia y un camisón holgado con una bata de encaje. Eligió algunas bragas. Fue a una tienda de chocolates y compró una lata de bombones en forma de corazón. Compró algunas cosas para él y se fue a la granja.
Eloise se despertó exhausta. Se desperezó, se sentó en la cama y fue al baño. Dejó que el agua de la ducha la recorriera; Otávio le había dejado algunas marcas, ¡sonrió! Al terminar, fue a su habitación, se puso un ligero vestido amarillo de manga corta y la parte de abajo muy holgada, se hizo una coleta de caballo, se puso perfume y un maquillaje ligero. Fue a la habitación, retiró la sábana y todo estaba manchado de su orgasmo, ¡no se había limpiado después de hacer el amor y Otávio se corría mucho! Quitó las sábanas, las llevó a la lavandería y las metió en la lavadora. Le dijo a Lurdes que pusiera sábanas limpias en la cama y le llevara un té al porche. Cogió su portátil y empezó a trabajar... Después de un rato, almorzó, se lavó los dientes y continuó con su trabajo. Por la tarde llegó Otávio.
Otávio salió del coche con las bolsas y dijo: - ¡Hola! Te he traído algunas cosas a ti y a nuestro hijo.
Eloise: ¿Has dicho nuestro hijo?
Otávio: Sí -dijo sonriendo-. Llamó a Lurdes para que llevara las bolsas a la habitación y les trajera un tentempié. Cogió la lata de bombones y se la dio.
Eloise, emocionada, lo abrazó. ¡Me encantan estos bombones!
Otávio le acarició la cara y la besó. ¿Cómo estás?
Eloise: Estoy bien, cansada...
Otávio: Mmm, hoy no voy a buscarte para no cansarte más.
Eloise: ¡No vale, tonto! -y se echaron a reír-. ¿Has visto a mi padre?
Otávio: Sí.
Eloise: ¿Ha preguntado por mí?
Otávio: No. Solo ha dicho que está admirado de que esté pagando las cuotas a tiempo y de que no hayas vuelto ni hayas pedido nada.
Eloise: No me sorprende. ¡Eso es exactamente lo que piensa! Mi sueño era trabajar con él en el banco, por eso estudié administración de empresas, pero por desgracia, con quienes quiere que trabaje es con mi hermano y mi hermana. Después de estos meses aquí, he empezado a reflexionar y no quiero humillarme más ante nadie. Aunque tenga que vivir una vida sencilla, pero con respeto y amor... ¡No quiero un ambiente hostil para mi hijo! Este mes he trabajado para algunas empresas y he ganado un buen dinero. Te lo daré para pagar algunas cuotas.
Otávio: ¡Está bien! Me alegro de que te vaya bien en el trabajo.
Eloise: ¿Y cuál es tu sueño?
Otávio: Tener una familia, amar y ser amado, y expandir mi negocio para tener una vida cómoda.
Eloise bajó la cabeza y se quedó pensativa; ¡piensa en tener una familia en la que quiera a su esposa y viceversa! Eloise: no voy a dejar que nadie se case con él....
Otávio se dio cuenta de que se había quedado triste y callada, y le preguntó qué le pasaba.
Eloise: ¡No voy a dejar que te cases con nadie! ¡Porque ya estás casado conmigo!
Otávio se quedó mirándola y se echó a reír.
Eloise: ¿De qué te ríes?
Otávio: De tu forma de ser posesiva. Ven aquí, voy a enseñarte una cosa.