Elein, líder de la Tribu Águila, descubre que el símbolo del fénix en su collar guarda el secreto de un antiguo poder que podría cambiar el destino de las Tribus y del Reino del Norte. Mientras enfrenta conspiraciones, traiciones y una conexión inesperada con la familia real, Elein deberá desentrañar la verdad sobre el sacrificio de sus padres.
Acompañame a descubrir la verdad de un pasado, un legado y un enemigo entre las sombras.
NovelToon tiene autorización de Mahra para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 18: "El regreso al palacio y el sacrificio de Elías"
El sacrificio de Elías
El viento frío azotaba sus rostros mientras el grupo regresaba al palacio, su paso lento y pesado, arrastrando el peso de lo vivido. Había algo en el aire, una sensación de cambio irreversible. Las luces del atardecer teñían el horizonte, pero dentro de ellos, todo parecía oscuro. Elein y los demás sabían que los eventos ocurridos en la Forja habían alterado por completo el rumbo de su misión y, por ende, el destino del Reino del Norte. El sacrificio de Elías aún resonaba en sus corazones, dejándoles una carga pesada que no podían dejar atrás.
Las palabras de Elías, su último sacrificio, se repetían en sus mentes. Había dado su vida para sellar el poder del Fénix y evitar que cayera en manos de Peter, pero esa decisión había dejado un vacío. Elías ya no estaba con ellos, y aunque lo habían prometido, la falta de su presencia era un recordatorio constante de que el camino hacia la victoria estaba plagado de sacrificios.
El grupo llegó finalmente a los aposentos de la reina, donde la calma de los pasillos no reflejaba la tensión que todos sentían. El aire parecía denso, como si el reino entero estuviera conteniendo la respiración. Elein, aún con el medallón del Fénix en sus manos, se acercó a la reina y comenzó a relatar los detalles del sacrificio de Elías, cómo había sellado el altar y evitado que Peter usara el poder del Fénix para desatar la oscuridad sobre el reino. La reina escuchó en silencio, su rostro un espejo de la gravedad de la situación.
—Elías dio su vida para sellar el poder del Fénix y evitar que Peter lo utilizara para sus propios fines. —dijo la reina, con tristeza en su voz, pero también con la firmeza de quien entiende la magnitud de los eventos. —Su sacrificio no debe ser olvidado. Este reino tiene mucho en juego ahora, y debemos estar preparados.
Elein miró a la reina, el peso de su responsabilidad reflejado en su rostro. Con voz grave, respondió:
—Lo prometimos, Majestad. No dejaremos que su sacrificio se pierda.
La reina la observó con una mezcla de gratitud y respeto.
—Lo sé, Elein. —dijo, su tono de voz más bajo, pero lleno de determinación. —El sacrificio de Elías ha sellado nuestro destino, pero mañana tenemos la celebración de culminación del torneo. No podremos actuar hasta entonces, pero debemos estar preparados. Tomen el tiempo para descansar, ya que el verdadero desafío está por llegar.
La calma antes de la tormenta
El grupo se retiró a sus habitaciones, pero el ambiente en la corte estaba cargado de tensión. Aunque la celebración estaba destinada a ser un evento de unidad, todos sabían que el reino aún estaba al borde de una nueva amenaza. Los ecos de la derrota de Peter en el motín se sentían débiles frente a la certeza de que él no había terminado con sus planes. La influencia de Peter seguía vigente entre los nobles, y la preocupación de que su conspiración no hubiera terminado aún rondaba en sus mentes.
Elein estaba por llegar a su cuarto, cuando Daniel la detiene en el pasillo frente a su puerta. Daniel sabía que lo sucedido había afectado a todos, y que aunque Elein, como siempre, parecía fuerte, Daniel podía ver en sus ojos la tristeza que la invadía.
—No sé si puedo descansar después de todo lo que hemos pasado. —dijo Elein, mientras miraba el medallón del Fénix en sus manos, como si este pudiera ofrecerle alguna respuesta. El peso del medallón parecía ser ahora más que una joya; era un recordatorio de todo lo que habían perdido y todo lo que aún debían proteger.
Daniel la observó en silencio por un momento, viendo cómo la carga sobre ella la marcaba. Finalmente, se acercó, sus palabras suaves pero sinceras.
—Lo sé. Pero Elías nos dio tiempo, y ese tiempo debemos aprovecharlo. Mañana el destino del reino podría cambiar. Debemos estar listos para lo que venga.
Elein asintió lentamente, guardando el medallón con cuidado en su estuche, sus dedos rozando el material con cariño. Aunque sentía la tristeza del sacrificio de Elías, sabía que la lucha aún no había terminado, y no podían permitir que esa tristeza los detuviera.
—Gracias, Daniel. —dijo, finalmente rompiendo el silencio. —No sé qué haría sin todos ustedes.
Daniel, sonriendo levemente, dio un paso atrás. Sabía que debía dejarla descansar, pero sentía la necesidad de estar allí para ella, de apoyar a Elein de alguna manera.
—Recuerda, Elein. No estás sola. No importa lo que venga.
Los seis y sus promesas
Poco después, Elein se reunió con los demás en el pasillo. Lucas, Flora, Eric, y Luna se acercaron, todos con la misma mirada cansada pero decidida. Habían hablado brevemente, compartiendo su pesar por la pérdida de Elías, pero también con una determinación renovada.
—El sacrificio de Elías no será en vano. —dijo Lucas, mirando a los demás. —Tenemos que seguir adelante. Ahora más que nunca, debemos ser fuertes.
—Sí, lucharemos hasta el final. —añadió Flora, con firmeza en su voz. —Por Elías, por este reino, por todos los que confiaron en nosotros. No los dejaremos caer.
—No fallaremos. —dijo Eric, con una expresión seria. —Haremos que Elías y todo lo que hemos vivido valgan la pena.
Luna, más callada, asintió con la cabeza.
—Lo haremos juntos, como siempre.
Cada uno de ellos hizo una promesa silenciosa. No dejarían que el sacrificio de Elías fuera en vano. La batalla estaba lejos de haber terminado, y ahora más que nunca, sabían que la unidad era su mayor fuerza.
—Entonces es hora de descansar. Mañana, todo cambiará. —dijo Elein, su voz cargada de determinación.
Con esas palabras, el grupo se retiró a sus habitaciones. Elein, aunque cansada, no podía evitar sentir la presión que venía con el día siguiente. Sabía que el destino del reino estaba a punto de cambiar, pero el futuro de todos ellos dependía de las decisiones que tomaran esa noche.