En un mundo de lujos y secretos, Jehan y Mia se encuentran en un torbellino de venganza y pasión. Después de que Jehan mata al padre de Mia, creyendo que era el responsable de la muerte de su propio padre, decide buscar a Mia para vengarse. Sin embargo, al conocerla, se enamora de ella y cambia sus planes.
Mia, ignorante de la verdad sobre la muerte de su padre, se siente atraída por Jehan, pero pronto descubre su terrible secreto. A medida que su relación se profundiza, deben enfrentar los fantasmas del pasado y la venganza que los rodea. Rubí, la media hermana de Mia, busca sabotear su relación, mientras Jehan lucha con su conciencia y el deseo que siente por Mia.
"Esclavos del deseo" es una novela de romance y suspenso que te sumergirá en un mundo de pasión, venganza y secretos. Sigue a Jehan y Mia en su viaje desde el odio al amor, mientras enfrentan los fantasmas del pasado y la venganza que los rodea. Descubre cómo el destino puede cambiar el curso de sus vidas .
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Capitulo 9
Mía.
Han pasado unos días desde que llegué. Todos me tratan muy bien y me siento muy bien trabajando, aunque hubiera preferido que mi primer trabajo fuera desarrollando la carrera de derecho mercantil,
Me duele no poder estudiar, ya que es muy importante para mí. A mi madre le hubiera gustado verme graduada y ejerciendo mi trabajo, pero se fue antes de tiempo.
Aquí, con mi tía, no puedo estudiar. Nadie en este pueblo, no tienen una carrera o algunos no saben leer ni escribir bien, como Marisol. Ella apenas termino la secundaria y no sabe qué es ir a la universidad.
Pero estoy segura que un día voy a terminar mi carrera solo me falta el año de especializacion, y podré ser una de la mejores representante legal del país.
— Mía, te encontré — dice Marisol sacándome de mis pensamientos.
— ¿Que pasa, Mari ?— digo sonriendo .
— Mía, la señora te necesita en su despacho — dice, acercándose.
— Ok, vamos. Ya regreso a seguir con mi trabajo — digo, saliendo del jardín, me gusta estar allí; las flores y los árboles me dan paz.
—¿ Puedo pasar ?— digo, tocando la puerta donde se encuentra mi tía.
— Mía, pasa — dice mi tía al otro lado de la gran habitación.
— Marisol me dijo que me estaba buscando tía. ¿ Para que me necesitas ? — digo, sentándome en unas de las sillas que están allí.
— Mía, ¿ como te has sentido ? — dice mi tía, sonriéndome. — ¿Como te han tratado los empleados?
— Muy bien, tía. Todos me tratan bien, en especial Marisol y su familia — digo, devolviéndole la sonrisa.
— Me alegro mucho Mía, pero también te he llamado para darte tu primer pago — dice, sacando un sobre de una de las gavetas que tiene su escritorio.
— Muchas gracias, tia. De verdad te agradezco por darme la oportunidad de trabajar aquí contigo — digo feliz estaba esperando este día quería sacar mis gastos de la casa y guardar el resto.
— No, mi niña no tiene por qué agradecer nada — dice, entregándome el sobre.
— Ahora, tía. ¿Cuánto es de mis gastos ? — digo, tomando el sobre y sacando el dinero.
— ¿ Que gasto, mi niña? — dice confundida .
— De la casa, tia. — digo, mirándola seriamente.
— No Mía, no tienes que darme nada. Aquí nadie da un rublo. Todo va por mi cuenta. Tu pago es solo para ti. Tu sabes qué hacer con él — dice, sería .
— De verdad, tía. Así puedo ahorrar más rápido — digo feliz.
— Si, mi niña. Pero recuerda usarlo en tus cosas. Si necesitas ropa,maquillaje o joyas, ve al pueblo. Quizás no haya mucha variedad, pero te gustarán las cosas. Solo disfruta con Marisol vayan al pueblo. Tienen el fin de semana libre — dice, mirándome.
— Gracias, tía — digo feliz y salgo de su despacho.
— ¿ Como te fue, Mía ? — dice Daniel, el hermano de Marisol.
Estos días que he estado aquí me he llevado muy bien con el es muy lindo contigo me trata bien.
— Muy bien. La señora me ha pagado — digo feliz acercándome a el.
— Que bien, Mía. Vamos a buscar a Marisol para que salgamos. Tenemos el fin de semana libre — dice y me sorprende. Pensé que solo era para mi y Marisol .
— Si, vamos. Quiero ir a conocer el pueblo — digo mientras me toma del brazo.
Buscamos a Marisol por todo el rancho, pero no la encontramos. Daniel le marco a su celular y le dijo que estaba con alguien. Supongo es su novio. Ella me había dicho que tenía novio.
— Bueno, si quieres, podemos ir los dos si no tienes problema — dice Daniel, mirándome.
— Si, está bien vamos. No tengo problemas — digo y salimos del rancho.
Daniel tenía una camioneta a su disposición en el rancho. Por lo que nos fuimos en ella. En el camino, íbamos hablando de cosas triviales, pero en algunos momentos sentí que me coquetea y yo le sigo la corriente. Quiero despejar un poco la mente de todo lo que me ha pasado. Además un par de palabras no es nada.
Después de una hora exactamente, llegamos al pueblo. El rancho está un poco retirado del pueblo y más de Moscú. La ciudad pero no pasa nada.
Fuimos a varias tiendas a mirar y compré algunas cosas personales. Daniel me llevo a conocer todo el pueblo. Pues es pequeño así que en un rato lo recorrimos todo. Al mirar todo, me recordé de mi padre. Aún me sentía mal con lo que pasó con él y que me trajo hasta aquí porque no le di lo que mi madre me dejó. Es injusto, muy injusto.
Mire la calle y me fijé que habia un bar y le dije a Daniel que entráramos. No soy de tomar; solo tomo vino y sin alcohol muy pocas veces llegue a toma vino con alcohol. Pero hoy sentía la necesidad. Quería olvidarme de todo, y las personas se olvidan tomando.
Entramos y el lugar era pequeño y había muchas personas en sus pequeñas mesas. Algunas saludaron a Daniel y se me quedaban viendo. Llegamos a la barra y Daniel pidió tequila.
—¿ Te parece bien el tequila ? Es lo mejor que tiene aquí — dice Daniel y no sé a que sabe exactamente, pero lo he escuchado en algún podcast mexicanos.
— Si, está bien — digo sin más.
El chico de la barra nos entregó dos vasos pequeños de tequila, el cual tome de un solo trago. Al tomar, sentí un ardor en mi garganta que soporte.
— Otro, por favor — digo mirando al barman.
— No crees que deberías ir despacio — dice Daniel.
— No quiero olvidarme de todo hoy — digo seria.
Después de un rato de hablar y escuchar musicas rara, me sentía mareada pero aún consiente.
—¿ Por qué no ponen otro tipo de música ? — digo, alzando la voz para que Daniel me escuchara.
— Estamos en un pueblo; a la mayoría le gusta este tipo de música — me dice al oido.
Después de un rato, miraba todo borroso. No sabía dónde estaba ni tampoco que hacía. Y a lo lejos escuché a Daniel decir:
—Mía, estás bien. Es hora de irnos ya estás borracha. Mira cómo estás — dice Daniel, y lo escucho lejos.
— ¿ Donde estas? No te veo porque estás tan lejos — digo gritando.
— Estoy aquí, a tu lado. ¿ Como que no me ves ? — dice riendo.
— Aquí estás. Gracias por traerme aquí — digo tomándole la cara con ambas manos.
— Vamos. Estás borracha, Mía — dice y me toma del brazo y me lleva hacia la camioneta.
— Hace mucho calor — digo moviendo mis manos en el aire.
— Mía, estás muy borracha mira son las nueve de la noche y hay frío — escucho decir a Daniel.
Daniel subió al asiento del piloto y comenzó a andar la camioneta. Yo sentía cada vez más calor.
— Hace mucho calor — digo sacándome el abrigo que llevaba puesto .
Y después me desabroché los botones de mi camisa y volví a ver a Daniel, quien había puesto su mirada en mí en ese momento. Lo vi tan lindo que lo bese.
El me respondió el beso y paro la camioneta. Me subí en sus piernas y el empezó a tocar todo mi cuerpo con deseo entre besos y jadeos. Empecé a quitar su camisa.
Sentía deseo de hacerlo con el aquí en el auto, pero el paro y me dijo:
— Vamos al rancho estamos en media carretera — dice entre cortado.
Asiento y me voy de nuevo a mi lugar, pero tenía las mismas ganas que antes. Se que al llegar no me iba a resistir y iba a terminar con Daniel el la cama.
Después de unos minutos, cerré mis ojos y me quedé profundamente dormida. Y soñé con mi madre y con lo que ha pasado con mi padre. Me desperté de golpe. Al despertar ya estamos llegando.
— Ya estamos llegando — dice Daniel.
Y al escuchar su voz, me volvieron las ganas y el deseo no se qué me pasaba. Lo mire y el me miró. Estacionó la camioneta fuera de la casa y me abro la puerta. Yo aún sin mi abrigo y con algunos botones desabrochados .
Fuimos hasta el pasillo donde quedan las habitaciones. Todo estaba en silencio y con las luces apagadas. Daniel saco su celular y prendió su flash. Al llegar frente a mi habitación,lo comencé a besar de nuevo, Abrí la puerta y entramos.
El me empezó a tocar como lo había hecho en la camioneta y yo volví a quitar su camisa. Esta vez no dijo nada, empezó a terminar de desabrochar mi camisa y quito mi brasier. Quedaron mis perfectos pechos en el aire. Sus manos viajaron hasta ellos y los empezó masajear. Se llevó uno a la boca y senti placer.
Llevó sus manos al comienzo de mis pantalones y los retiro. Pasamos una increíble noche llena de placer y disfrutamos el uno al otro.
A la mañana siguiente, Daniel no estaba. Sentía un horrible dolor de cabeza. No me acordaba de mucho, pero estaba sin ropa. Me acordé de algunas cosas.