La Luz De Mis Ojos

Llevo solo unas pocas horas en el hospital y mi habitación está llena de rosas y peluches por todas partes. La emoción que sienten ellos al saber que no es uno, sino dos bebés, no tiene límites, tanto que no se han medido en la cantidad de cosas que han traído al hospital. Hasta parece que me quedaré viviendo aquí por el resto de mi vida.

Han intentado convencerme de quedarme la noche aquí en observación, pero la doctora ya dijo que no es necesario y no me siento cómoda estando en este lugar, y menos aún al pensar que son dos. Si antes mi vida futura me asustaba, ahora voló. No tiene una idea. La insistencia era tanta que me tocó hacer uso de un pequeño chantaje del cual podía culpar a las hormonas. Un par de lágrimas y listo, se solucionaría el problema. Y fingiría estar enojada con ellos por no quererme en casa. Además, en el fondo había algo que me asustaba, y estar en casa me daría un refugio a ese miedo.

Salir del hospital y llegar a casa fue caótico. Había dos autos: Damián y Lebron peleaban por elegir cuál de ellos me llevaría. Era tan cómico que la embarazada era yo, pero nadie pensaba en mi opinión. Fiorella pareció entender lo que pensaba en silencio y entre risas. Fiore, Nana y yo terminamos subiendo al auto de Damián y dejando a ese par en la calle, solo observando cómo nos marchábamos del lugar. Mis nervios estaban al máximo nivel, tanto que tocó detener el auto en dos ocasiones para vomitar. La Nana me recriminaba si había tomado una buena decisión al querer salir del hospital tan rápido, desconociendo que todo se debía a ese hombre.

Fiore, aunque no estaba de acuerdo, optó por no decir nada. En este tiempo, nos habíamos hecho tan amigas que en el fondo ella sabía que había algo más. Así que, con calma, al igual que la Nana, paraba el auto y me acompañaba en mi acto bochornoso.

Desde que salimos del lugar, me he dado cuenta de que nos sigue un vehículo negro. O quizás sea imaginación mía. Solo sé que, apenas lleguemos, debo contarles la verdad. Si deciden alejarse de mí por su bien, aunque me duela, lo entendería. He reunido suficiente dinero para alquilar un lugar y comprar algunas cosas para mi hijo. Ahora tengo que volver a hacer cálculos porque somos dos.

Espero con ansias llegar a casa para por fin decir lo que tenía en mi garganta. Solo observaba hacia atrás cada vez que podía, pero mi cuerpo se sentía cansado y no había dormido en todo el día. Bueno, desmayarse no es lo mismo que dormir, así que puse mi cabeza en las piernas de la Nana y me quedé dormida. Tanto que solo sé que me desperté porque alguien no me dejaba dormir. Mi vientre parecía un juguete de esos que vibran, pues no dejaba de patear. Fue entonces cuando me di cuenta de que no me encontraba en el auto de Damián, sino en mi cama.

En cuanto abrí los ojos, las lágrimas no dejaban de salir. La habitación estaba llena de peluches, hermosos globos y letreros que decían "niño", e incluso había un pequeño carrito con los panecillos y pasteles que más me gustan. Ellos son realmente dulces. Ni en sueños pensé encontrar personas tan hermosas como ellos.

Todo era verdaderamente adorable, me llenaba de emoción el sentirme acompañada. Pero dentro de mí estaba esa sensación de que algo no marchaba bien, y la verdad no quería saber qué era.

Después de reírnos mucho, hablar de nombres ridículos y de muchas patadas en mi vientre, era el momento de soltar mi otra mitad y por fin estar en paz.

Isabela: (mirando a todos) Yo quiero darles las gracias por acogerme como parte de ustedes. La verdad, no pensé encontrarme con ustedes ni mucho menos vivir con Fiorella, la loca que no me dejó abortar y me sostuvo la mano en todo ese momento. Pero quiero decirles algo que puede llegar a cambiar las cosas y cómo me ven ustedes a mí.

Fiore: ¿Qué sucede, ISA? Sabes que cuentas con nosotros, pero no me asustes. Yo no cambiaría contigo, y más sabiendo que llevas en tu vientre a nuestros ahijados.

Lebron: Pues dirás uno de ustedes y el otro mío. Complemente mío. Yo seré el mejor padrino que Damián.

Damián: Ni en tus sueños.

Fiorella: Dejen de pelearse que ya todos sabemos que la madrina soy yo y que seré su favorita. Ahora dejen hablar a Isabela, que ella tiene que descansar por nuestros chiquitos.

Isabela: Les pido por favor que me escuchen hasta el final e intenten comprenderme. No me juzguen, por favor.

La verdad, mi nombre no es Isabella Parker. Yo me llamo Gabriela y vivía en la Gran Manzana. Hace algunos meses, estaba comprometida con Ethan, el hijo de un amigo de mi padre. Pasamos la mayor parte de nuestras vidas juntos, desde la escuela, el colegio y la universidad. Yo tengo una medio hermana, Irina, con quien los encontré revolcándose una vez en su casa. Planeaba casarse conmigo y luego abandonarme para estar con ella. Cuando los descubrí, ella estaba embarazada de dos meses, lo que ocasionó que tuvieran que acelerar las cosas y Ethan propuso adelantar la boda porque deseaba tener relaciones sexuales conmigo, ya que nunca habíamos tenido ningún encuentro sexual antes. La verdad es que nunca tuve una buena relación con mi medio hermana, pero el engaño de mi novio me dolió mucho, así que decidí vengarme y dejé que se quedaran sin nada.

Esa noche, una amiga me invitó a tomar unos tragos, pero después de un tiempo desapareció. Yo ya estaba algo ebria y decidí irme a casa. Necesitaba un taxi rápido, así que caminé por unas cuadras hasta donde sabía que siempre había taxis, pero antes de llegar, me abordó un carro en el que iba un señor que nunca había visto en mi vida. Él me acusó de drogarlo, pero intenté explicarle que no tenía nada que ver con lo que me acusaba. Como no creía en mi palabra, intenté correr, pero su perro fiel era más rápido y grande que yo, así que me alcanzó y, por orden de su jefe, me inyectó algo que provocó que mi cuerpo se calentara y subió al mismo auto en el que él estaba. Ese señor se veía enojado, tenía las mejillas rojas, sudaba demasiado y además tenía una erección bastante visible.

Quise salir de ese auto, pero me obligó a entrar con él en un hotel en el cual me hizo fingir ser su pareja y me encerraron en la habitación con él. No tenía escape, él estaba caliente y mi cuerpo no ayudaba, cada paso que daba para mí era fuego. Así que, en contra de mi voluntad, terminé teniendo relaciones con ese hombre del cual solo reconozco su físico y su voz. Al otro día, desperté con un gran dolor en mi cuerpo. Este tenía morados y algunas marcas de agarre. Él me pidió que me largara, que ya había pagado por haberlo drogado. Me dio las gracias por el servicio, tiró unos billetes y se fue, no sin antes decirme que me daba 24 horas para marcharme. No sé qué pasó, se los juro. Yo me tomé los anticonceptivos que él me dio, pero horas después, por la resaca, comencé a vomitar y creo que por eso estoy embarazada.

Así es como llegué aquí. Terminé mi relación con Ethan y lo hice público a sus padres y mi familia. Terminó desheredado por su falta de hombría. Y pues, antes de que mi padre tomara las acciones para salvar a su adorada hija, las vendí. Hice un trato favorable con la competencia de mi padre y de ahí fue que conseguí el dinero con el que viajé y los documentos con mi nuevo nombre. Intenté conseguir empleo, pero me fue imposible. Y horas antes de desmayarme frente a la cafetería de Fiorella, el hotel en el cual me hospedaba se incendió, llevándose con ello el poco dinero que me quedaba.

Lo siento si creen que leseé, pero no fue así. Se los juro.

Fiorella: O sea que todo este tiempo has cargado con esto tú sola. Ese infeliz es el que debería de tener un trauma por haberte dañado. Ninguno de esos se merece una lágrima tuya. Nosotros somos tu familia y la de esos bebés (dijo Fiorella tocando el vientre de Gabriela o Isabella).

Lebron: Tú eres la víctima en todo esto. No tienes por qué estar así. Lo siento si te hice sentir incómoda cuando preguntaba por el padre de tu bebé, pero era solo curiosidad. No sabía que cargabas con tanto. Ya entiendo tu rechazo al inicio, por qué te incomodaba todo. Te prometo que no te dejaré sola un solo momento. Es más, soy tu protector de ahora en más.

Damian: No se diga más. Deja esas lágrimas. Somos una familia en aumento. Así que ven acá. Te doy un abrazo de oso.