Alexandra nuestra protagonista tenía una vida tranquila al lado de su hermana y su mamá, pero el dia de la graduación de su hermana aparece después de tanto tiempo el ex novio de su ex mejor amiga, con una noticia inesperada, diciendole que su ex mejor amiga estaba desaparecida, esté le pide que le ayude a buscarla, pero lo que ella no sabe es que él guarda un secreto detrás.
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CAPÍTULO 17: LA MELODÍA DEL PIANO
Al bajarme del auto uno de los hombres me saludo formalmente y me guío hasta uno de los autos en que venían. Miré hacía el auto de Noah, pero este seguía ahí. Después de todo, fui yo quien detuvo la acción, quizá él esté pensando eso.
Volví mi mirada al frente y me subí al auto, me sentía como si hubiera cometido un crimen y me hubieran arrestado ahí mismo. Que locura, y pensar que dos días antes de todo esto anhelaba una vida diferente, quiero mi vida normal de nuevo, ya no quiero nada anormal, ahora no quiero un chico guapo que se enamore de mí.
Ya no creo que mi vida sea un asco, ahora detesto las palabras que dije antes. Realmente ya sé que quiero para mi vida, ya sé que futuro quiero.
El hombre al volante rugió el motor, pero antes de que el auto se moviera, la puerta, de mi lado se abrió de golpe. Era Noah. Se deslizó al asiento y se sentó a mi lado.
—¿Qué haces? —susurré, sorprendida.
Con un gesto furtivo, me tendió su celular. Fruncí el ceño, confundida. Antes de que pudiera preguntar, me rodeó con un brazo y susurró cerca de mi oído:
—Nos estaremos comunicando. Revísalo apenas estés sola.
Después de eso se despidió para volver a su auto. Entonces el hombre puso el auto en marcha.
Cuando llegamos a la mansión los hombres me acompañaron hasta la entrada principal, para luego dejar que continuará sola, y aunque todo era calma, cuando ingresé más a fondo en la grandiosa sala principal, el sonido suave y armonioso de los acordes de un piano lleno el lugar, como un susurro cálido, como una melodía acogedora.
Al principio, el sonido era suave y delicado, como la brisa que agitaba las hojas de un árbol. Poco a poco, la intensidad aumentó, y los acordes se volvieron más ricos y complejos. Era como si el piano me estuviera contando una historia, llena de altibajos y emociones.
De pronto, mi instinto me llevo a guiarme por el sonido. Quería saber de dónde provenía. Cada que sentía la melodía más cerca, imágenes fugaces se cruzaban en mi cabeza y como siempre, en casi todas ellas yo parecía ser feliz.
Me guíe por la melodía envolvente del piano, hasta llegar a una habitación oscura y fría, con el aire y la poca luz que se mezclaba entre las cortinas blancas del ventanal, un ligero olor a vino se impregnaba en ella. Me deslizé lentamente hasta notar la camiseta blanca que cubría la espalda de alguien, di un paso más sigilosamente, aunque un poco nerviosa, hasta ver el rostro inexpresivo del hombre que tocaba el piano y lo vi tan concentrado tocando cada tecla con los ojos cerrados, como si sintiera cada acordé recorrer su alma, pero al mismo tiempo recorrer su alma vacía: ese hombre, era mi padre.
—¿Padre? —pronuncié, como si quisiera que me escuchará, pero a la misma vez que me ignorara.
La melodía del piano se detuvo al mismo tiempo que mi padre abrió los ojos y los posó en mí. Su expresión era de sorpresa y tristeza, mientras que yo estaba asustada, triste y nerviosa, con ganas de salir corriendo de la habitación.
—Blaire, es un gusto poder verte —susurró, su voz grave era melódica.
—Padre —susurré—. Siento mucho haber escapado.
No sabía porqué esas palabras salían de mi boca, pero sentí como si fueran parte de mi pasado. Un sentimiento extraño e incapaz de ser descrito me invadió. Ver a mi padre sentado junto al piano con más claridad, hizo que me sintiera culpable. Y recordar aquella melodía lo hizo aún más indescriptible.
—Padre, lo siento mucho —exclamé, mis ojos aguados.
Y lloré... Sí, lloré.
No sabía el porqué, pero era como un sentimiento de abandono. Como si alguien me hubiese abandonado hace mucho tiempo, y hubiese vuelto por mí después de mucho más tiempo. Mi padre se me acercó y me abrazo tratando de calmarme.
—Tranquila —dijo, susurrando—. Todo estará bien.
Su abrazo me cobijo como una suave manta que te protege del frío. Aun así, yo no podía dejar de llorar, porque cada acordé que recordaba parecía doler, como si me estuvieran clavando un cuchillo en el corazón.
...****************...
Una vez más desperté en la misma habitación, con los párpados hinchados. Era obvio, lloré mucho en un solo día, con razón y sin razón me había debilitado. Me levanté recordando todo y sin ganas de nada. Me sentí patética, al recordar que mi padre me habia acompañado hasta aquí después de sostenerme en su abrazo por un largo tiempo.
—Señorita Blaire, ¿se encuentra usted despierta? —habló alguien al otro lado de la puerta.
—Sí —respondí, y me levanté tranquilamente de la cama.
Abrí la puerta y una de las sirvientas arrastraba consigo un carrito de alimentos, luego tomó la unica bandeja que traíac y la dejo sobre el escritorio.
—Aquí está su desayuno —pronunció—. Que lo disfrute.
—Espera —observé—. ¿por qué no me llamaron al comedor?
—Su padre dejo la orden esta mañana antes de irse a la empresa. También pidio que estuviera tranquila y no se preocupara por nada —comentó.
—De acuerdo, gracias —expresé, mientras apreciaba el olor del desayuno.
—Para servirle —respondió y luego se fue.
El desayuno se veía apetecible, me preguntó si es por todo lo que pase ayer, pero tenía hambre, así que empecé por los panqueques y un dulce sorbo de café.
Al terminar el desayuno esperé unos minutos antes de ir por un baño. Entonces sentí que algo vibró. Y sí, recordé el celular que Noah, me había entregado. Encendí la pantalla y vi una notificación, la abrí y era un mensaje de Noah.
"¿Estás bien? ¿sigues con vida?"
¿Qué debería responder? ¿Qué en vez de recibir un regaño, recibí un abrazó?. No, no quiero responder eso, ire con algo simple.
"Sí, estoy bien y con vida ¿qué tal estás tú?", teclee rápidamente.
Dejé el celular sobre el escritorio, y empecé a desvestirme. Inicié por la colorida blusa y me apresuré por el pantalón, entonces la carta que me había dejado mi madre cayó al suelo. La observé detenidamente por un momento para luego ponerme en cuclillas y recogerla, aun con la incertidumbre de que lo que haya escrito no sea lo que realmente espero.
Me tomé tiempo para poder abrirla, y luego de sentarme en la cama al fin lo hice y poco después comencé a leerla:
"Querida Alexandra..."
"Escribo esta carta con mi corazón a punto de desmoronarse, sabiendo que tu vida está a punto de cambiar. Sé que no estarás feliz con todo esto, pero temo que debo dejarte ir, aunque me cueste. No sabes como me gustaría devolver el tiempo, para detenerte, abrazarte y besarte, pero es una lástima tener que despedirme de ti de esta manera."
"Esta carta, no significa que te haya abandonado, por favor, ten eso presente. Lo que quiero expresar en esta carta es que aunque estemos físicamente separadas mi cariño siempre te acompañara. Ya eres todo una mujer, lista para vivir por sí misma, sabes que puedes hacerlo, siempre me he sentido orgullosa de ti."
"Por favor, acepta el nombre que tu padre te dio, aunque para mi siempre serás Alexandra, mi Alexandra. Trata de llevarte bien con tu padre él siempre ha añorado por tu afecto. Pronto iré a visitarte."
"Te amo más de lo que las palabras pueden expresar."
"Con todo mi corazón: Ana, tú madre."
Continuará...