Sinopsis:
"El Caballero y el Rebelde" es una historia de amor y autodescubrimiento que sigue a Hugo, un joven adinerado, y Roberto, un artista callejero. A pesar de sus diferencias, se sienten atraídos y exploran un mundo más allá de sus realidades. Deben enfrentar obstáculos y aprender a aceptarse mutuamente en este viaje emocionante y conmovedor.
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Capítulo 17: Un Futuro Brillante: Parte ll: Epílogo
La noche era cálida, la luna, llena y roja, bañaba la ciudad con su suave resplandor. Después de la romántica propuesta en el puesto de comida callejera, Hugo y Roberto caminaron de regreso a su hogar, sus corazones latiendo al unísono. El beso que se dieron bajo la luz de la luna fue intenso, lleno de pasión y promesa.
Al llegar a su apartamento, Hugo se quedó sin aliento ante la sorpresa que Roberto le había preparado. Un camino de pétalos de rosa los guiaba hasta la habitación, donde las velas aromáticas creaban un ambiente íntimo y sensual. La suave brisa de la noche entraba por la ventana, acariciando sus rostros y llevando consigo el delicado aroma de las flores. En la cama, los pétalos formaban la silueta de un corazón, y en la mesita de noche, una botella de vino tinto esperaba junto a dos copas. Una suave melodía sensual envolvía la habitación, creando una atmósfera de ensueño.
Roberto tomó a Hugo en brazos y lo llevó hasta la cama, sin dejar de besarlo. El calor de sus cuerpos se entrelazaba, creando una sensación de bienestar y seguridad. Hugo se sentía amado y protegido.
Al llegar a la cama, Roberto se dejó caer sobre el colchón, arrastrando a Hugo consigo. La suavidad de las sábanas contra su piel era una invitación al placer. Los besos se intensificaron, explorando cada rincón de sus bocas. Hugo, sintiendo la excitación crecer dentro de él, comenzó a desabrochar la camisa de Roberto con los dientes. Los botones cedieron uno a uno, revelando el torso fuerte y musculoso de su amante, cálido al tacto.
Roberto, sintiendo el roce de los dedos de Hugo en su piel, se estremeció de placer. Con un movimiento rápido, giró a Hugo, quedando encima de él. Hugo se recostó sobre la cama, boca abajo, invitándolo a continuar.
Roberto comenzó a recorrer la espalda de Hugo con caricias suaves, dejando un rastro de fuego en su piel. Sus besos descendieron por la columna vertebral, hasta llegar a la cintura. Hugo se arqueó, buscando más. Con una sonrisa de satisfacción, Roberto comenzó a bajar sus besos por los glúteos de Hugo, dejando un rastro de humedad. El olor a piel caliente y deseo se mezclaba con el aroma de las velas, creando una fragancia embriagadora.
La habitación se llenó de sus jadeos y gemidos, mientras el placer los envolvía en una burbuja de sensualidad. El tiempo parecía detenerse mientras sus cuerpos se movían al unísono, al ritmo de la música sensual que inundaba la habitación. La mezcla de colores creada por las velas proyectaba sombras danzantes en las paredes, creando un ambiente aún más íntimo y erótico.
Al sentir a Roberto penetrarlo, Hugo se estremeció de placer. La humedad de ambos cuerpos se mezclaba en una sensación única. "Roberto, amor, quiero que termines dentro de mí", susurró al oído de su amante, su voz ronca por la excitación. Roberto, al escuchar esas palabras, se sintió aún más excitado. Aumentó la intensidad de sus embestidas, jadeando con cada movimiento.
Finalmente, la tensión se liberó en un estallido de sensaciones. Caídos sobre la cama, jadeando y sudados, se miraron a los ojos, llenos de amor y complicidad. Se habían entregado por completo el uno al otro, y en ese momento, sintieron que su amor era eterno.
En los días que siguieron, Hugo y Roberto disfrutaron de la felicidad de su nueva vida juntos. Habían superado muchos obstáculos y habían salido fortalecidos. Ahora, podían mirar hacia el futuro con esperanza y optimismo.