Continuación de la novela La esposa del emperador...
Marcos ha conocido a la mujer que va a ser su emperatriz y hará todo para tenerla a su lado.
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13
Capítulo 13
Después de salir de la casa de Ema, Marcos se dirigió a la capital, más precisamente al palacio, donde fue a buscar a su padre para hablar con él sobre lo que estaba pasando. David estaba más que enojado de enterarse de lo que estaba pasado en su imperio, por lo que después de hablar con su hijo un instante le dio el visto bueno para la operación que Marcos quería llevar a cabo.
Si bien Marcos ya era oficialmente el emperador del imperio, su padre tenía mucha experiencia y él necesitaba de su aprobación en esto. Era importante para él.
Al acabar de hablar con su padre, Marcos salió del despacho y fue a buscar a sus hombres de confianza para organizar todo. Ellos estaban en el campo de entrenamiento en medio de la práctica habitual que hacían entre ellos, los golpes de las espadas al chocar entre ellas invadían el lugar cuando él llegó.
Al entrar Marcos allí, todos se detuvieron e hicieron una reverencia como una gran muestra de respeto absoluto por él. Aunque ellos lo conocían desde hace años y se llevaban muy bien con él, no podían olvidar que estaban ante el nuevo emperador, por lo que debían demostrar su pleitesía, aunque a Marcos esto no le gustara del todo.
Marcos les dio una inclinación leve con la cabeza agradeciendo su saludo y se acercó a las personas que había ido a buscar, ya que para eso estaba allí.
-Acompáñenme a mi despacho que tenemos que hablar de inmediato de un asunto muy importante.
Cuando los cuatro llegaron al despacho, Marcos fue claro con lo que estaba pasando y les contó a sus tres hombres, a los cuales hace poco había ascendido a capitanes, el plan que había hecho con Ema, aunque no les contó nada de la participación de ella. Ya ellos lo sabrían más tarde, por lo que no lo vio necesario hablarlo ahora y ponerla en riesgo si se les salía una palabra de la boca de ellos.
Una vez que ellos tenían todo claro con respecto al plan y lo que iba a pasar, asintieron y fueron a alistar a sus hombres.
Solo por las dudas de que hubiera algún soplón entre las filas de ellos, no se les dijo a donde irían en la noche, solo que harían un ejercicio y que debían estar listos para el combate por si se encontraban con algún bandido en el recorrido.
...
Apenas había oscurecido, unas horas después, cuando en la entrada del palacio se reunieron los soldados en formación, siendo encabezados por Marcos y sus tres capitanes, sus hombres de confianza. Salieron del palacio y empezaron el viaje hasta las afueras de la capital, cuando Marcos dio la orden de paro. A lo lejos se veía un caballo que venía a todo galope, cosa que llamo la atención de todos los soldados, en especial de los tres que estaban al frente con Marcos.
Cuando el caballo se acercó lo suficiente, todos quedaron aún más sorprendidos, pues, la que venía en el lomo del caballo, montando como todo un jinete experto, era una mujer que fue reconocida por todos de inmediato, ya que era bien conocida por el chisme que se hizo el día del baile por haber bailado con el emperador. Nadie entendía nada, todos la miraban sin entender qué hacía ella allí.
-Llega un poco tarde, mi lady.
Dijo Marcos y todos voltearon a mirarlo.
-Lo lamento majestad, no me había dado cuenta de la hora hasta que ya era muy tarde y vine a las corridas.
Dijo Ema como si fuera un simple juego todo lo que estaba pasando y se rio un poco, haciendo que todos entendieran menos que hace unos momentos.
Sin darle un solo minuto a que nadie se pusiera a pensar en nada de lo que estaba pasando, Marcos hizo una seña para Ema y ella se puso a su lado dando a entender que ella iba a ir con ellos a donde sea que vayan, un momento después, él dijo con voz fuerte dirigiéndose a todos los soldados:
-Andando.
...
Casi dos horas después estaban muy cerca de la propiedad de Víctor, por lo cual se detienen y Marcos le dice a los soldados.
-Esta noche nos infiltraremos en la mansión del Conde Víctor, él esta siendo arrestado por traición, explotación de personas, negocios ilícitos y otros crímenes más. La misión es clara, si es posible no lo maten ni lo lastimen, pues, debe responder por muchos delitos. Nos infiltraremos en la oscuridad y trataremos de arrestarlo sin que él se dé cuenta hasta el último minuto.
-¡Si señor!
Gritaron los soldados a sus órdenes.
Al poco tiempo, mientras Ema y Marcos esperaban afuera, los soldados ya estaban entrando por cada lugar inimaginable de la gran casa. Los capitanes y algunos de sus hombres se dirigían a la planta alta donde estaban las habitaciones de la familia, dentro de una de ellas estaba Víctor profundamente dormido como un bebe, quien se asustó tanto al ser sacado de la cama a los arrastres, que empezó a derramar algunas lágrimas mientras rogaba para no ser lastimado.
Mientras los soldados lo bajaban por las escaleras, su madre desde la parte alta de las mismas lloraba y decía que soltaran a su hijo, que no había hecho nada malo, que era inocente. De los dos, ella había sido la única que se había dado cuenta de que esos hombres eran en realidad soldados y no simples bandidos que habían entrado a su casa a robar.
Para este entonces uno de los soldados ya había ido hasta donde estaban esperando Ema y Marcos y les dice que ya atraparon al conde Víctor. Al saber esto, Marcos desciende del caballo y ayuda a Ema a hacer lo mismo para a pie acercarse a la casa.
Cuando los dos ingresan a la casa, Víctor ya estaba arrodillado en el suelo de la sala y su madre era detenida por uno de los soldados para que no se acerque a él en medio de un ataque irracional de histeria al ver a su único hijo siendo detenido.
En el momento en que la mujer ve a Ema entrando a su casa, acompañada de nadie más que del emperador del imperio, queda en estado de shock. Su hijo, al ver que su madre quedó muda de un momento para el otro, la miró de inmediato, sorprendiéndose de verla desencajada mientras miraba hacia la puerta.
Al voltear a ver que era lo que su madre veía de esa manera, casi se desmaya del coraje que sintió al ver a la mujer que se supone era su prometida, con el hombre por el cual todos decían que lo iba a dejar. Aunque era el emperador, tenía unas ganas de levantarse, a golpearlo y demostrarle que ella era suya.
-¿Qué es este atropello? ¿Cómo es que manda hombres a hacer este show en medio de la noche?
Dijo con odio mirando a Marcos, olvidando los modales por completo.
-Esto no es un show, conde. Usted, esta bajo arresto por crímenes atroces en contra del imperio.
Al escuchar esto tanto el hijo como la madre se sorprendieron, Víctor incluso sintió un escalofrío que lo recorría por el cuerpo.
-Sé todo sobre tus negocios ilegales, sobre la mina de diamantes y los esclavos. Por eso es que estás detenido, te quedaras aquí bien custodiado, hasta la mañana, cuando mis hombres te trasladaran hasta la capital a la prisión del palacio.
Después de decir esas palabras se dio la vuelta sin dejar hablar a Víctor y una vez afuera organizó todo para dejar a unos cuantos soldados custodiando al prisionero para poder partir con la gran mayoría a donde estaba la mina.
Víctor y su madre estuvieron mudos por unos minutos hasta que se dieron cuenta de que esto era muy en serio, por lo cual se pusieron peor de lo que ya estaban. Víctor estaba a los gritos pidiendo ser soltado, se puso tan mal que uno de los soldados lo tuvo que golpear en la cabeza para que se desmayara y por fin cerrara la boca. Su madre parecía desquiciada para ese punto, llorando y pidiendo que soltaran a su bebe, diciendo que tal vez Ema había enredado al emperador con sus mentiras, pues no creía que su hijo fuera un criminal.
Para poder callarla la amenazaron con que si no hacía silencio la iban a llevar lejos de su hijo para que ahora gritara con ganas, ahí sí que cerró la boca.