Lia siempre ha sido la chica invisible en la escuela, centrada en sus estudios y lidiando con una complicada vida familiar. Para ella, la secundaria es solo un paso hacia un futuro mejor, lejos de los dramas adolescentes y las expectativas de los demás. Pero su plan de pasar desapercibida se ve truncado cuando se cruza con Mateo, el chico más popular y carismático del instituto.
Mateo vive bajo la constante presión de ser perfecto. Como estrella del equipo de fútbol y el sueño de muchas chicas, su vida parece ideal. Sin embargo, detrás de su sonrisa encantadora, se esconde un joven que lucha por encontrar su propia identidad y escapar de las expectativas impuestas por los demás.
Cuando un proyecto escolar obliga a Lia y Mateo a trabajar juntos, sus mundos chocan de una manera inesperada. Lo que comienza como una colaboración forzada se transforma en una conexión genuin
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Capitulo 17: Desafiando Expectativas
La vida de Lia y Mateo había tomado un rumbo distinto desde que decidieron enfrentarse a sus miedos y trabajar juntos para fortalecer su relación. Sin embargo, sabían que las expectativas y opiniones de los demás aún pesaban sobre ellos. Era hora de desafiar esas expectativas y demostrar que su amor podía superar cualquier obstáculo.
Una mañana, mientras desayunaban juntos, Mateo recibió una llamada de su jefe. Era una oferta para una importante oportunidad de trabajo en una empresa rival. El único problema era que significaba mudarse a otra ciudad. Mateo se quedó pensativo, jugando con el tenedor en su plato.
“¿Qué pasa?” preguntó Lia, notando su inquietud.
Mateo la miró, con un brillo de incertidumbre en los ojos. “Me han ofrecido un trabajo en otra ciudad. Es una gran oportunidad, pero no estoy seguro de qué hacer.”
Lia tomó su mano, sonriendo. “Mateo, esta es una decisión importante. Podemos enfrentarla juntos. Si es algo que quieres, podemos encontrar la manera de hacerlo funcionar.”
Mateo sintió una oleada de alivio y gratitud. “Gracias, Lia. Me preocupa que la gente piense que estamos huyendo de nuestros problemas, pero quiero que sepamos que estamos tomando esta decisión por nosotros, no por los demás.”
Lia asintió. “Las expectativas de los demás no deben dictar nuestras decisiones. Si creemos que esto es lo mejor para nosotros, eso es lo que importa.”
Decidieron tomar un tiempo para pensar y considerar todas las opciones. Hablaron con amigos y familiares, sopesaron los pros y los contras, y finalmente llegaron a la conclusión de que mudarse era una oportunidad para comenzar de nuevo en un lugar donde podían enfocarse en su relación sin las constantes distracciones y juicios.
La noticia de su decisión se difundió rápidamente entre sus conocidos. Algunos los apoyaron, pero otros expresaron sus dudas y críticas. Lia y Mateo se mantuvieron firmes, sabiendo que estaban haciendo lo correcto para ellos.
La mudanza fue un desafío logístico y emocional. Tuvieron que dejar atrás su hogar, sus amigos y muchas de sus rutinas. Pero a medida que empaquetaban sus pertenencias y se preparaban para la nueva etapa, también sintieron una emocionante sensación de posibilidad y esperanza.
Una vez instalados en su nueva ciudad, Mateo comenzó su trabajo, mientras Lia exploraba las oportunidades en la comunidad local. Ambos se adaptaron rápidamente a su nuevo entorno, encontrando consuelo en la compañía del otro y en la perspectiva de un nuevo comienzo.
Un día, mientras paseaban por el parque cercano a su nuevo apartamento, se encontraron con una feria comunitaria. Decidieron unirse, disfrutando de la música, la comida y las actividades locales. Lia se detuvo en un puesto de pintura donde se ofrecían clases de arte.
“¿Qué piensas, Mateo? ¿Deberíamos probar?” preguntó Lia, con una sonrisa.
Mateo asintió, riendo. “Claro, ¿por qué no? Vamos a desafiar nuestras habilidades artísticas.”
Se inscribieron en la clase y, aunque ninguno de los dos era un experto en pintura, disfrutaron cada momento. Compartieron risas y se apoyaron mutuamente en cada trazo del pincel, recordando que lo más importante no era ser perfectos, sino estar juntos y disfrutar el proceso.
Al final del día, se llevaron a casa dos lienzos llenos de colores y recuerdos. Era un recordatorio tangible de que estaban desafiando no solo las expectativas de los demás, sino también sus propias limitaciones y miedos.
Lia y Mateo continuaron explorando nuevas experiencias, desafiando las expectativas que la vida y los demás les imponían. Aprendieron a valorar sus propias decisiones y a confiar en su amor y en su capacidad para enfrentar cualquier desafío juntos.
Al cerrar el día, sentados en el balcón de su nuevo hogar, miraron el cielo estrellado y reflexionaron sobre lo lejos que habían llegado.
“Mateo, estoy orgullosa de nosotros,” dijo Lia, apoyando la cabeza en su hombro. “Hemos desafiado las expectativas y demostrado que nuestro amor es fuerte y verdadero.”
Mateo la abrazó, sintiendo la misma satisfacción y gratitud. “Lia, hemos enfrentado mucho y seguiremos enfrentando lo que venga. Mientras estemos juntos, sé que podemos lograr cualquier cosa.”
Con el corazón lleno de esperanza y amor, Lia y Mateo sabían que habían encontrado la fuerza para desafiar las expectativas y construir una vida que verdaderamente reflejara quiénes eran y lo que valoraban.
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