Shiner, ¡Empieza Otra Vez !

Después del grandioso día que pasó con Kal, transcurrió una semana que Shiner dedicó por completo al estudio. Las horas se convertían en minutos mientras se sumergía en los libros, absorbiendo cada palabra, cada concepto, cada detalle. La presión del examen se sentía como una losa sobre sus hombros, pero a la vez, la disciplina y el esfuerzo la llenaban de una determinación férrea.

Finalmente, llegó el día del examen escrito. Shiner se despertó con un nudo en el estómago. La ansiedad la carcomía por dentro, pero a la vez, sentía una profunda satisfacción por haber dado todo de sí. Se había preparado con ahínco, había repasado cada tema hasta el cansancio, y ahora solo quedaba confiar en que su esfuerzo diera frutos.

Se vistió con cuidado, revisando una última vez que tuviera todo lo necesario: lápices, borrador, sacapuntas, y por supuesto, su amuleto de la suerte, un pequeño colgante de cristal que le había regalado su madre.

En ese momento, Ren llegó a la puerta de su habitación. Tenía una expresión seria, pero sus ojos reflejaban una leve pizca de orgullo.

—Shiner, es hora de ir —dijo Ren, con un tono de voz que denotaba una mezcla de autoridad y preocupación.

—Estoy lista —respondió Shiner, con un tono de voz que denotaba una mezcla de nerviosismo y determinación.

Juntos, salieron de la casa de shiner y se dirigieron a la escuela Aethra. El camino era largo y sinuoso, pero Shiner no le prestaba atención. Sus pensamientos estaban centrados en el examen, en la responsabilidad que tenía sobre sus hombros, en la oportunidad que se le presentaba.

Al llegar a la escuela, Shiner se quedó atónita. Era un edificio enorme y elegante, construido con piedra y adornado con torres y arcos. Parecía un castillo sacado de un cuento de hadas.

—Esta es Aethra —dijo Ren, con un tono de voz que denotaba un leve orgullo.

—Es… increíble —respondió Shiner, con un tono de voz que denotaba una mezcla de asombro y admiración.

Ren la condujo a través de un patio interior, donde se encontraban otros estudiantes, todos ellos con una expresión seria y concentrada. Shiner sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La atmósfera era densa, llena de tensión y expectación.

—Aquí es donde se realiza el examen —dijo Ren, señalando una puerta de roble maciza que se encontraba al final del patio.

—Gracias, Ren —dijo Shiner, con un tono de voz que denotaba una mezcla de agradecimiento y determinación.

Ren se despidió de ella con un gesto de cabeza y se alejó. Shiner se quedó sola, frente a la puerta de roble maciza, con el corazón latiéndole con fuerza en su pecho. Sabía que este era el momento de la verdad, el momento en que se pondría a prueba todo su esfuerzo, toda su dedicación, toda su esperanza.

Tomó una respiración profunda y se dirigió hacia la puerta.

Tomó una respiración profunda, tratando de calmar los nervios que revoloteaban en su estómago. Con un último vistazo a la puerta, se dirigió hacia ella, decidida a enfrentar lo que la esperaba.

El aula estaba llena de estudiantes, algunos nerviosos, otros con una confianza que rozaba la arrogancia. Shiner encontró su asiento, sintiendo la mirada curiosa de los demás. Una mujer, con un rostro amable y una sonrisa cálida, le indicó su lugar.

Un hombre alto, de mirada penetrante y con un aire de autoridad, entró en la sala. "Yo soy el profesor Iker," dijo con voz firme, "y estaré supervisando que no haya trampas. Tienen una hora para responder las preguntas, ¡empiecen!"

Shiner tomó la hoja de examen y la examinó con detenimiento. Las preguntas, para su sorpresa, eran increíblemente fáciles. No podía creer que las hubieran considerado un desafío. Con una rapidez que la sorprendió a ella misma, respondió las cien preguntas en tan solo veinte minutos. Cuando se levantó para entregar el examen, el profesor Iker la miró con sorpresa. "¿Está segura de que ha terminado?" preguntó, su voz llena de incredulidad. Shiner asintió con seguridad, sintiendo una punzada de orgullo al ver la expresión de asombro en el rostro del profesor.

Salió del aula, sintiendo la mirada de los demás estudiantes en su espalda. Un miembro del personal le informó que podía irse a casa y esperar los resultados hasta la próxima semana. Shiner se dirigió a casa, con una mezcla de emoción y ansiedad, deseando saber qué destino le deparaba el futuro.

Al llegar, Shiner encontró a Make esperándola con una mesa llena de manjares. Una sonrisa cálida iluminaba su rostro, y sus ojos brillaban con una alegría contagiosa. Shiner, sorprendida por la inesperada sorpresa, no pudo evitar una exclamación de asombro. "¿Qué es todo esto?" preguntó, su voz llena de curiosidad.

Make, con una sonrisa pícara, respondió: "Es solo una ilusión que creé. Estaba practicando algunos conjuros y me pareció divertido crear esta ilusión."

Shiner, aún un poco confundida, respondió: "Ah, ya."

Make, con un tono divertido, replicó: "Pendeja, es obvio que es una cena de la buena suerte que preparé. Así que siéntate y olvida todo el estrés."

Shiner, conmovida por la generosidad de Make, respondió: "Ay, no debiste. Esto es mucho."

Make, con una mirada llena de cariño, la interrumpió: "No, Shiner. Tú te mereces más."

Shiner, conmovida por las palabras de Make, respondió: "Qué lindo, Make. Gracias. Me alegra que siempre estés a mi lado."

Make, con una voz llena de amor, respondió: "Siempre lo estaré, Shiner."

Se sentaron a comer. Shiner se sentía mejor. Estaba a punto de irse a la cama cuando la puerta se abrió de golpe y entraron Kal y Yen, con el rostro lleno de preocupación.

- Kal: ¡Hola Shiner! Supimos que saliste temprano del examen y vinimos corriendo a ver cómo estabas. ¿como te fue?

Yen, con su mirada fría y seria, se sentó a su lado.

- Yen: Shiner, espero que tengas suerte. En el examen de matemáticas es necesario que apruebes, pero lo más importante es que te diviertas en esas aventuras escolares. Recuerda que el conocimiento es un viaje, no un destino.

Sin embargo, la tranquilidad de la cena se vio interrumpida al salir de la casa. Un hombre alto y corpulento, envuelto en una capa negra con el emblema de un dragón bordado en la capucha, se interpuso en su camino. Su mirada era penetrante, y emanaba un aura de misterio que hacía estremecer a Kal y Yen.

- Hombre misterioso: Ren los está esperando en el estudio.

Kal y Yen se miraron con incertidumbre. Sabían que ir no era una buena idea, pero la presencia imponente del hombre y la insistencia en su mensaje les dejó pocas opciones.

Al llegar al estudio, la tensión se palpaba en el aire. Ren estaba sentado en su escritorio, con la mandíbula apretada y una mirada de furia que congelaba la sangre.

- Ren: ¿Qué les pasa? ¿Cómo se atreven a desobedecerme? Recuerdo que claramente les dije que no se acercarán a Shiner esta semana.

- Kal: Y yo recuerdo que te dije que ni en sueños obedecería esa orden.

- Yen: Es cierto, Ren. Te lo dijimos.

- Ren: ¿Qué les pasa, Kal? De ti lo veía venir, pero tú, Yen, no pensé eso de ti.

- Kal: Ren, yo no voy a alejarme de Shiner solo porque tú crees que es un objeto. Aunque tú lo creas, yo no haré lo mismo. Voy a estar al lado de Shiner pase lo que pase.

- Ren: Kal, solo porque se parezca a tu hermana no significa que tengas que tratarla con tal cuidado. Ella solo es una herramienta crucial para la misión.

- Kal: ¡Claro que no, Ren! Ella es una persona y estaré con ella pase lo que pase.

- Yen: Tiene razón, Ren. Yo siempre he respetado todas tus órdenes, pero esta no.

- Ren: ¡Pero qué les pasa! Nunca habían hecho eso, y menos por una mujer.

- Yen: Es que ella es especial. No es como las otras mujeres. Ella no se preocupa por su belleza ni tampoco por salir de compras como las demás.

- Kal: Ren, tú estás utilizando a los demás como herramientas, igual que tu padre. ¿Acaso solo nos tienes a tu lado como herramientas?

- Ren: ¡Claro que no, Kal! Eso no es así, estás muy equivocado.

- Yen: Ya dejen de pelear, Ren. Dime la verdad, ¿solo nos tienes contigo como objetos?

Ren, con la mirada llena de sinceridad, respondió:

- Ren: Kal, Yen, ustedes son las personas que más aprecio. Ustedes son los únicos que me entienden y saben cómo soy en realidad. Ustedes están aquí como mis amigos.

- Yen: Gracias, Ren.

Kal, aunque aún seguía enojado, sabía que lo que Ren decía era cierto.

- Yen: Entonces, Ren, espero que entiendas que nosotros seguiremos llendo a donde Shiner.

Y sin decir nada más, Kal y Yen salieron del estudio, dejando a Ren solo con sus pensamientos. La tensión seguía en el aire, pero la decisión de Kal y Yen era clara: no dejarían que Ren los manipulara o utilizara a Shiner como una herramienta. La amistad y la lealtad eran más fuertes que cualquier orden o misión.