Luego de ser traicionada por su mejor amiga y su prometido, Bella busca la manera de vengarse de las personas que una vez quiso como a su propia familia.
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capítulo 6
La mañana llegó, y con ella las malas noticias esperaban para ingresar por mi puerta. No pasaban de las diez de la mañana, cuando Verónica llego y golpeó la puerta de la entrada de mi casa. Su estado era desalineado, parecía que había estado bebiendo e incluso no se había cambiado, aún llevaba la ropa de la noche anterior.
Aun sin poder procesar su repentina visita, me hizo a un lado e ingreso a mi hogar. El olor a alcohol emanaba de ella y buscando algo con su mirada dijo.
— ¿Estás sola?
La mire con fastidio y cerrando la puerta camine hacia la sala y dije.
— ¿Qué haces aquí Verónica?
— Vine a visitar a una vieja amiga. ¿O es que acaso no puedo?
— Estás borracha, es mejor que te marches...
Veo como sonríe algo desquiciada y agrega.
— No... anoche yo no te eché de mi fiesta, creo que me gane el derecho de que me dieras una explicación.
— No importa lo que te diga, de igual manera no recordarás nada. Tu no sabes beber…
— Basta... no hagas eso. No finjas que me conoces. Tú no sabes de qué soy capaz de hacer.
— Tienes toda la razón, yo creí conocerte, pero la mujer que fue capaz de traicionarme como tú lo hiciste, esa mujer yo no conozco.
Veo como sigue buscando algo con su mirada y es ahí donde digo.
— ¿Qué es lo que buscas?
— A Eric, sé que él está aquí...
Sonrió por lo que acaba de decir y con sarcasmo contestó.
— Vaya, ya se te voló y aún no están casados. Imagínate que sucederá cuando ya no te necesite...
— Cállate perra... tú no sabes de lo que hablas.
– Ay amiga, estás muy equivocada, porque sé lo que te digo es que siento pena por ti. Eric no está aquí, pero hay algo que espero que recuerdes, cuando yo fui la novia oficial, tú fuiste su amante. Ahora tú eres la novia oficial, ¿pero estás segura de que el puesto de amante sigue vacío?
Al oír mis palabras su rostro cambió y sin pensarlo levantó su mano y me abofeteo.
— Cállate, Eric está conmigo porque me ama a mí. Él solo te tenía lástima. Tú nunca fuiste lo suficientemente mujer para un hombre como él.
Siento mi cara arder pero aun así sonrió y levantando mi rostro para mirarla de frente digo.
— Sí eso es lo que tú te dices para justificar tu traición, está bien. Solo espero que puedas manejar la decepción. Hombres como él no se conforman con una sola mujer.
— Tú no sabes de lo que hablas. Él fue mío primero, pero tú te tuviste que meter entre nosotros.
– ¿Eso fue lo que él te dijo?
— Eso fue lo que pasó. Eric y yo estuvimos juntos en la noche de graduación, luego lo volvimos a ver en Milán y tú te le abalanzaste...
— ¿Dices que porque tú tuviste algo de una noche con él, eso te dio el derecho de reclamarlo como tuyo? ¿Te das cuenta lo que dices? ¿Por qué no me lo dijiste antes? Si yo hubiera sabido eso yo no me hubiera interpuesto entre ustedes dos.
— Eso es mentira, tú siempre envidiaste todo lo mío. Mis amigos, mis novios, mi ropa, todo lo que yo tenía tú siempre me lo quitabas...
— ¿De qué estás hablando?
— La verdad. Desde que te conocí tú siempre me quitaste todo. Y ahora que por fin decidí no dejarme de ti ¿la mala de la película soy yo? Pues no... ya no más, yo no te voy a dejar a Eric...
Veo el odio y el resentimiento que hay en su mirada y es ahí donde entiendo que todo lo que hizo fue premeditado. Ella buscó herirme, busco traicionarme. Esto no fue algo de solo un desliz, fue algo intencional y es por eso que ahora que sé esto ya no voy a sentir culpa. Anoche cuando llegue, me puse a pensar en todo lo que estaba por hacer y por un instante sentí pena de ella, creí que tal vez ella también había sido víctima de Eric, pero al ver que todo esto también fue su culpa dije.
— ¿Eso es lo que crees? ¿Qué vine a recuperarlo? Cariño no tienes de que preocuparte, yo no vine por él, vine por ti. — me acerqué más a ella y mirándola de frente agregue — Nunca tuve envidia de lo que tu tenias, es más, te tenía lástima. Eras una niña rica que lo tenia todo, pero, siempre te falto personalidad. Tus amigos te creían patética, siempre llamando a tu hermano para que resolviera tus problemas, tus exnovios te dejaban porque eras una niña boba y ellos buscaban a una mujer.
Me hice tu amiga porque me diste lástima. Cuando tus padres murieron tú te veías tan triste y solitaria que creí estar haciendo un acto de caridad al evitar que un día, no sé, te quitaras la vida... Siempre fuiste inferior a mí, tú lo tenías todo y aun así siempre deseaste lo que yo tenía. — Vi como volvió a levantar su mano, pero esta vez se la sujete— ¿Qué sucede contigo? ¿Acaso no sabes defenderte sin usar la fuerza?
— Tu maldita, te odio... Quiero que desaparezcas... Que te vuelvas a morir.
— ¿Y dejarte tu vida en paz? — Sonreí al ver su mirada de miedo y negando con la cabeza dije– Nunca, voy a convertirme en la piedra de tu zapato. Volví de la muerte solamente para cobrarme todo lo que ustedes dos me hicieron y créeme ninguno de los dos va a ser feliz. Juro por Dios que ni tú ni Eric serán felices. – Intentó liberarse de mí agarré, pero de un rápido movimiento presioné su cuello y en unos pocos segundos quedo inconsciente en mis brazos. — Ay Verónica que fácil me lo estás poniendo...
La arrastre por la sala y acostándola en el sillón tomé su bolso y buscando su celular vi que tenía varias llamadas perdidas de Vladímir. Sonreír al ver eso y marqué su número. Luego del segundo tono, la voz gruesa de Vladímir contestó algo preocupado diciendo.
— ¿Verónica donde estás? Te estuve llamando toda la mañana y...
— No soy Verónica...— Un silencio se escuchó del otro lado, pero pronto preguntó.
— ¿Bella? ¿Por qué tienes el teléfono de mi hermana?
— ¿Por qué crees? Vino a buscarme a mi casa y luego de golpearme se quedó dormida en mi sala. Ven por ella te envío la dirección...
Sin dejar que diga más nada colgué la llamada y fui a prepararme para dar mi mejor actuación. Subí a mi habitación y me mire al espejo, al ver que no tenía nada donde la perra me había golpeado, miré mis uñas y sin pensarlo mucho las clave en cuello y en mi ante brazo. Debía mostrarme como la víctima en toda esta situación, así que esto era necesario.
Luego tome de mi placar un pijama un poco más revelador. Este era de tres piezas, musculosa de bretel, short y bata, con puntilla en la zona del escote. Desordene un poco mi cabello y baje a esperar a Vladímir. No paso mucho cuando él timbre sonó y me dirigí a abrir la puerta.
En la entrada se encontraba Vladímir con un hermoso traje gris, su aspecto era pulcro y muy bien alineado. Sin detenerme mucho en la entrada porque él no venía solo dije.
— Por favor, pasa... ella está en la sala.
Vi como me miró por un instante, pero al mencionar a Verónica, sé dirigió hacia ella y al verla inconsciente dijo.
— ¿Qué paso?
— No lo sé, llego buscando a Eric y como no lo encontró y no le dije tampoco donde estaba, enfureció y me atacó. Parece que estuvo bebiendo toda la noche, porque como puedes notarlo trae puesto el mismo vestido de ayer.
Al decir que me había atacado intente cubrir con mi bata mi cuello y baje la manga de mi antebrazo. Vladímir lo noto y acercándose a mí me examino y frunciendo su rostro dijo.
— ¿Fue ella?
Fruncí el mío también y mirándolo a los ojos dije.
— No... fui yo. — Vi que se arrepintió de haber preguntado eso al ver mi hostilidad y agregué – Por supuesto que fue ella. Llegó aquí golpeado mi puerta, buscando a su prometido creyendo que él estaría aquí. Y antes de que preguntes... No, él no vino. Y aunque lo haga yo no le abriría, tengo dignidad, sabes.
Ahora señor Salvatore le voy a pedir que tome a su hermana y se marche de aquí. Si algo como esto vuelve a suceder tomaré acciones legales.
Me alejé de él y cruzando mis brazos me quede en silencio esperando a que se marchara. Debía actuar a la defensiva si quería que me creyera.
Lo vi dudar un instante, pero aun así contesto.
— No se preocupe señorita Mussicardi, me aseguraré de que esto no vuelva a suceder.
Sin más volteó y volvió junto a Verónica para tomarla en sus brazos. Me acerqué a él para darle su bolso y su celular y lo guie hacia la puerta. En cuanto estuvo afuera volteó a mirarme y agregó.
— Lamento lo que...
— Usted no es quien se tiene que disculpar.
Sin más cerré la puerta en su cara y me quede allí esperando a que se marchara. Me estaba jugando el todo por el todo, pero debía actuar así si quería que él me viera como la víctima en toda esta situación.
Subí a mi cuarto y buscando algo de alcohol y algodón volví a escuchar el timbre. No esperaba a nadie, así que baje y al ver por la mirilla vi a Vladímir parado frente a mi puerta nuevamente, espere unos segundos y abrí.
– ¿Se olvidó algo señor Salvatore?
Me miró en silencio y al ver que en mi mano tenía un trozo de algodón y la botella de alcohol dijo.
— Eso hará que le arda. Traje una pomada y desinfectante para sus heridas. – Extendió su mano y entregándome la bolsa agregó. – ¿Puedo pasar?
Lo mire sorprendida, porque no espere que él hiciera algo como eso y luego de pensarlo un instante asentí y me hice a un lado. No sabía que estaba planeando con esto, pero iba a averiguarlo...