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El Fin Justifica Los Medios

El Fin Justifica Los Medios

Status: En proceso
Genre:Romance / Arrogante / Amor-odio / Duque
Popularitas:26.3k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Arane

Lisel, la perspicaz hija del Marqués Luton, enfrenta una encrucijada de vida o muerte tras el súbito coma de su padre. En medio de la vorágine, su madrastra, cuyas ambiciones desmedidas la empujan a usurpar el poder, trama despiadadamente contra ella. En un giro alarmante, Lisel se entera de un complot para casarla con el Príncipe Heredero de Castelar, un hombre cuya oscura fama lo precede por haber asesinado a sus anteriores amantes.

Desesperada, Lisel escapa a los sombríos suburbios de la ciudad, hasta el notorio Callejón del Hambre, un santuario de excesos y libertad. Allí, en un acto de audacia, se entrega a una noche de abandono con un enigmático desconocido, un hombre cuya frialdad solo es superada por su arrogancia. Lo que Lisel cree un encuentro efímero y sin ataduras se convierte en algo más cuando él reaparece, amenazando con descarrilar sus cuidadosos planes.

NovelToon tiene autorización de Arane para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 17. Atrapada

Mientras Lisel se preparaba mentalmente para soportar otro día bajo el yugo de Margaret, su atención se desvió brevemente hacia un rincón apartado del jardín.

Allí, a una distancia que le impedía escuchar sus palabras, vio a Margaret y al Príncipe Heredero sumidos en una conversación.

La vista de ambos, intercambiando sonrisas que le parecieron cargadas de oscuras intenciones, le envió un escalofrío por la espina dorsal.

"¿Qué estarían tramando?"

Aunque era imposible adivinar el tema de su charla, la sola idea de una alianza entre su madrastra y el príncipe era suficiente para perturbarla.

Con un suspiro resignado, Lisel se obligó a apartar la mirada y seguir su camino hacia la mesa de té donde se reunían las damas mientras los hombres cazaban.

Lisel exhaló hondo, tratando de calmarse. No era novedad sentirse así en los eventos sociales a los que Margaret la arrastraba. Allí, las damas de la nobleza la ignoraban o la miraban con desprecio, convencidas de que ella no significaba nada en la familia Luton.

Era obra de Margaret, quien se había encargado de sembrar rumores y mentiras sobre su supuesta incompetencia, a pesar de que Lisel era la principal gestora de las finanzas del marquesado.

Lo peor no era la indiferencia de los nobles.

¡Ojalá Margaret la ignorara también! Pero no, la madrastra aprovechaba cada oportunidad para lanzar comentarios sarcásticos sobre su comportamiento. Que si no era lo suficientemente refinada, que le faltaba gracia... Y para colmo, la controlaba incluso en la comida.

—¿No te sentías mal del estómago antes de venir?

Margaret intervino justo cuando Lisel estaba a punto de probar una deliciosa porción de pastel de frambuesa.

Las damas presentes se volvieron hacia Lisel, que se sentía desfallecer de desesperación ante la idea de dejar el pastel intacto. Pero sabía que debía ceder si quería evitar una semana entera sin comer, cortesía de la pasivo-agresividad de Margaret.

—Cierto —dijo Lisel, apartando el tenedor con resignación.

—Mi querida Lisel, siempre enferma —añadió Margaret, con una falsa preocupación que hacía que a Lisel se le revolviera el estómago.

Se hundió en su asiento, preparándose mentalmente para aguantar el resto del día.

—Hija —llamó de nuevo Margaret.

Lisel rodó los ojos interiormente.

"¿Qué será ahora?" pensó con fastidio, mientras se volvía hacia su madrastra.

—Hace mucho calor, ¿podrías traerme el abanico del carruaje?

Lisel no pudo evitar pensar con sarcasmo: "ahora también soy su sirvienta".

Pero luego se dio cuenta de que era su oportunidad de escapar, aunque fuera por un rato, de aquel ambiente sofocante.

"¡Perfecto!" pensó con alivio, levantándose rápidamente de su silla.

Mientras se alejaba, vio una sonrisa en el rostro de Margaret y se preguntó por qué su madrastra se mostraba tan complacida y por qué no la había reprendido esta vez por no llamarla "madre".

"¿Qué estará tramando?" pensó Lisel, pero se sintió aliviada por poder disfrutar de unos minutos de soledad, incluso si era haciendo un recado.

Lisel caminaba por el camino rodeado de bosque hasta el carruaje de los Luton.

Alzando la vista hacia el cielo pudo ver que era tan azul que parecía un lienzo recién pintado. La brisa suave le acariciaba el rostro, y notó que el calor no era tan intenso como había imaginado.

Su mirada se desvió hacia la zona donde se desarrollaba la cacería.

"¿Qué estará haciendo ahora el Duque Bertram?" pensó sin querer, pero enseguida sacudió la cabeza.

"No, no voy a perder el tiempo pensando en ese hombre altanero y arrogante" se dijo a sí misma.

De todas formas, él solo estaría en la capital durante la semana de bienvenida como duque y luego regresaría a su territorio en el norte.

"Con suerte, no volveré a verlo jamás" se consoló Lisel.

Estaba a punto de llegar al carruaje cuando escuchó unos pasos rápidos detrás de ella. De inmediato, todas sus alarmas se dispararon.

"Algo no anda bien".

—Señorita Luton —dijo una voz grave a su espalda.

Lisel giró la cabeza para encontrarse con dos soldados del reino, vestidos con sus impecables uniformes.

Los reconoció como parte de la escolta del príncipe Teodor.

Paralizada por la inusual situación, no pudo responder de inmediato y los miró con cierta confusión, mientras su cuerpo seguía orientado hacia el carruaje.

Esperaba que solo fuera un saludo protocolario y que pudiera seguir su camino, pero sabía que la suerte no siempre estaba de su lado.

—Es necesario que nos acompañe por un momento —continuó el soldado que había hablado primero.

Lisel abrió los ojos, llenos de recelo, y preguntó sin moverse del sitio.

—¿Podría saber a qué se debe esta... invitación?

La tensión en el aire era palpable, y en su interior, Lisel no podía evitar preguntarse si esto tendría algo que ver con las maquinaciones de Margaret o las tramas del príncipe.

Lisel se sintió acorralada por la insistencia de los soldados.

—Solo cumplimos órdenes, por favor, es una orden directa del Príncipe Heredero Teodor Lanverd. Desea verla ahora mismo —dijo el soldado con un tono que no admitía réplica.

Lisel, buscando una excusa rápida, se aferró a la única que pudo encontrar.

—Lo siento, mi madre está al borde del desmayo por el calor y debo llevarle el abanico enseguida —dijo, aunque el viento fresco que soplaba desmentía sus palabras.

El otro soldado, con una cicatriz que atravesaba su ojo izquierdo, probablemente una marca de algún castigo anterior del príncipe, se impacientó.

—Es una orden, señorita Luton, no nos complique acatarla —exigió con severidad.

Ante la situación desesperada, Lisel actuó por instinto.

Comenzó a correr, pero pronto se dio cuenta de la futilidad de su intento.

Los soldados eran más fuertes y rápidos.

En un arrebato, subió al carruaje. Los hombres gritaban y amenazaban con destrozar las puertas si no obedecía.

Sin pensar en otra cosa, Lisel se abrió paso hasta la parte delantera y tomó las riendas de los caballos. Con un movimiento decidido, azotó fuertemente a los animales, que comenzaron a galopar desenfrenadamente.

Los soldados, a pesar de la distancia que Lisel había logrado poner entre ellos, no se dieron por vencidos. Con una habilidad sorprendente, montaron sus caballos y la persiguieron, cerrando la distancia rápidamente.

Lisel, sintiendo el peligro inminente, empujó a los caballos a correr aún más rápido, pero no era suficiente.

En un momento crítico, uno de los soldados logró alcanzar el carruaje y, con una maniobra audaz, se abalanzó sobre los caballos, agarrando las riendas con fuerza.

Los animales, asustados y confundidos, frenaron bruscamente, causando que el carruaje diera un violento tirón.

Lisel, desprevenida por la detención repentina, fue lanzada hacia adelante y atrás, golpeándose la espalda contra el asiento con un impacto doloroso.

Aturdida por el golpe, Lisel intentó recuperarse, pero antes de que pudiera reaccionar, los soldados ya estaban frente a ella.

Su intento de escape había fracasado.

—Es inútil resistirse, lady Luton —dijo el soldado con la cicatriz, mientras la agarraba firmemente del brazo.

Lisel, con la espalda y la dignidad herida, sabía que no tenía otra opción que seguir a los soldados.

Con cada paso, su mente bullía con preguntas y temores sobre lo que el Príncipe Teodor podría querer de ella. Pero por más que su cuerpo doliera y su espíritu se resistiera, se vio obligada a caminar, escoltada por los soldados, hacia un destino incierto.

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JERITSABELA
Margaret es una Putibruja
JERITSABELA
Llore con este capítulo 😢
JERITSABELA
Demasiado bueno todo como lo gas venido desarrollando. Para que queremos leer más de lo mismo... Cuando en esta historia podemos tener romance pasión complicidad misterio terror sangre intriga venganza amistad lealtad y pare de contar. SIGUE COMO VAS ESCRITORA QUE VAS BIEN 👍 y gracias
JERITSABELA
Siento pena por Lisel pero se que es u a estrategia del Duque
DMGA
Cuando caiga esa p$rr$ quiero que sea a lo grande. Ni para ser madre sirve la sucia de Margaret.
José Blanco Suárez
Me encanta,mucha intriga 😊
Betzy Moises
Excelente
Gladys Zapata
mmmm alguien está en problemas
Gladys Zapata
uyyy ésto se va a poner bueno cuando Alaric se entere de la verdad
Conxi Js
Se podía sentir el dolor de los latigazos y la calidez como Alaric la cuida...solo espero que Margaret acabe en el infierno por lo que le ha hecho a la pobre Lisel 😓 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
Conxi Js: /Heart//Rose/
Conxi Js: /Rose//Gift//Good//Heart/
total 2 replies
Marsi
Ya no más dolor para ella.
DMGA
Espléndido, vulnerable, reconfortable y muy emotivo (aplausos 👏🏻👏🏻).
Hay mucho romance entre líneas, no se lo han dicho abiertamente pero él se lo demuestra.
Adoré este capítulo, lloré y me transporte a esa habitación.
Gracias 🫂
DMGA
🤦🏻‍♀️
DMGA
déjate cuidar cariño, por favor
DMGA
cómo le dijo Missandei a la Khaleesi: Dracarys. Que malo TODO 😡🔥
DMGA
Que bello, se siente culpable.
DMGA
😭😫
DMGA
Estoy tan sensible, lloro por Lisel, lloro por ese abrazo que mi precioso Duque le quiere dar y no puede.
DMGA
Lo adoro
DMGA
Dios, estoy segura de que se muere por abrazarla pero al mismo tiempo debe estar fuerte para ella.
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