Matrimonio Asegurado. Com

Salimos de la oficina y partimos hacia el trabajo de mi esposa para cumplir con la palabra de mi amigo, pasar a buscarla para luego conocernos.

Como siempre, mi seguridad personal me acompaña a todos lados. Llegamos al local con tiempo de sobra, estaciono y desde mi punto puedo ver poco y nada. La silueta de mi esposa se nota que se trata de una persona joven, pero no alcanzo a ver nada más.

Veo que ha notado nuestra llegada al quedarse parada mirando hacia los vehículos que están estacionados frente a la cafetería. Sigo sin poder creer que trabaje y más en una cafetería que de seguro no gana solo unas monedas diarias.

Al cabo de un momento y de un corto intercambio de palabras con otra joven a su lado, la veo moverse hacia el interior de la cafetería seguida de la otra chica.

Dejo de mirar en su dirección y me percato que mi amigo a mi lado a dado la orden de que dos de mi seguridad personal se presente en la salida trasera de la cafetería, por las dudas.

—Estoy seguro de que intentara evadir el encuentro —murmura mi socio.

Efectivamente y para mi sorpresa la chica salió por la puerta trasera de la cafetería. Al ver como mis guardaespaldas la escoltaban hasta donde estaba detenido mi coche pude ver que no dejaba de murmurar y apuesto lo que sea, a que no eran palabras de amor lo que salían de su boca.

Mientras más se acercaba al coche, más me daba cuenta del gran atractivo que lleva.  Miro a mi socio y levanto una ceja, él se ríe y solo niega. Creo que gano una parte de la cuestión, para nada es un espantapájaros.

La puerta trasera se abre y la chica espera un momento para subir.

—Tenía que ser tan exagerado como para mandar esos dos gorilas de negro que casi me matan de un susto —refunfuña la joven entrando al vehículo. Pasa la mirada de mi socio a mí y se sonroja.

—Ya sabía que intentarías eludirnos —explica mi socio.

—No era eso, es que... —mira hacia afuera de la ventanilla como buscando una excusa—. Debo ir a otro lugar antes.

—Deje muy en claro, anteriormente que pasaría por usted a la salida de su trabajo para que conozca a su esposo y lleguen a un buen acuerdo —sigue, aclarando mi socio.

—Usted no me dio oportunidad de declinar su oferta y buscar un tiempo en el que me sea conveniente para realizar ese... mmm... tramite —interesante, al parecer ve esto como un negocio.

—¿Qué dices? —mi socio se dirige a mí y la chica fija su mirada en mí, al parecer no se ha dado cuenta de quien soy, mejor así.

—¿Dónde tiene que ir? —pregunto directamente a la chica.

—A.. Al.. A la clínica... —tartamudea, sonrío. Veo que mi vos también hace estragos en esta dulce pequeña.

—¿Cuál de todas? —vuelvo a cuestionar.

—La... la... que esta a.. a.. unas cuadras de... De... aquí... —sigue tartamudeando, se la ve tan adorable, creo que si me la quedare por un tiempo. Sería como un juguete nuevo. O una mascota, una muy tentadora.