"He regresado de las profundidades del infierno, un viaje oscuro y tortuoso, para reclamar lo que me pertenece. Soy Lucía Casanova, la única heredera de una dinastía marcada por la traición y el secreto. Mis enemigos pensaron que podían arrebatarme mi legado, pero no conocen la furia que despierta en mí la injusticia. Ahora, con cada paso que doy, el eco de mi venganza resuena más fuerte. ¡El tiempo de la redención ha llegado!"
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Capitulo V El abogado
Después de salir de la mansión Lombardi, el poco hombre de Sebastián se quiso propasar conmigo, gracias a que un sujeto lo distrajo, pude defenderme y lograr soltarme de su agarre. Me desagrado mucho que él pusiera sus asquerosas manos sobre mí. Sacudí esos recuerdos de mi mente, ahora tenía que centrarme en el abogado.
Hoy iría a ver al mejor abogado del país, me habían dicho que era una persona que no se detenía ante nada para ganar un caso y eso era lo que necesitaba a alguien que no se fuera a amedrentar ante la familia Lombardi, ellos tenían mucho poder y no sería fácil conseguir a alguien que me ayudara.
Llegue al lugar de encuentro, baje de mi auto de manera firme y elegante, desde que me arrancaron el corazón no me importaban las personas a mi alrededor, para mí todos no eran más que simples insectos que podría aplastar con tan solo un chasquido de mis dedos. Había levantado un muro muy alto entre el mundo a mi alrededor y yo.
La recepcionista me guío hasta las oficinas del abogado, no se podía negar que la frialdad que transmitía este lugar me hacía sentir bien. Seguramente el abogado es de sangre fría y en este momento es lo que necesito.
Entre al despacho del abogado, pero no era lo que estaba esperando, este hombre era el mismo que estaba en casa de los Lombardi, alguien que fuese amigo de esos cobardes no podría ser alguien confiable.
Empezamos a cruzar algunas palabras, tomando la decisión de confiar en él.
Pero su mirada penetrante y su porte decidido me hicieron dudar. Había algo en él que me intrigaba, a pesar de su conexión con la familia Lombardi. Sin embargo, no podía permitirme el lujo de dejarme llevar por las apariencias. Necesitaba respuestas y, sobre todo, una estrategia para enfrentar lo que se venía.
—No esperaba verte aquí —dijo con una leve sonrisa, como si estuviera disfrutando de mi incomodidad.
—No estoy aquí por ti —respondí con firmeza, tratando de mantener la distancia emocional que había construido a mi alrededor. —Vine por tu reputación como abogado. Necesito a alguien que sepa cómo manejar un caso complicado.
Su expresión se tornó seria. —Entiendo. La familia Lombardi tiene una larga historia en este país y no se detendrán ante nada para proteger lo que consideran suyo. ¿Qué es lo que realmente buscas?
Tomé aire profundo, sintiendo el peso de mis palabras en mi pecho. —Busco justicia. Quiero que paguen por lo que hicieron, y no me importa lo que cueste.
La mirada del abogado se tornó más intensa. Parecía evaluar cada palabra, cada emoción que se asomaba en mi rostro. —Eso es lo que me gusta escuchar. Pero debes saber que esto no será fácil. Estás dispuesta a enfrentarte a toda su maquinaria legal, a sus amenazas, a sus mentiras?
Asentí con determinación. Sabía que el camino sería arduo, pero ya no tenía nada que perder. Era hora de luchar.
—Entonces necesitamos un plan —dijo él, dejando de lado la frivolidad del momento. —Quiero que me cuentes todo desde el principio; cualquier detalle puede ser crucial.
Empecé a relatarle los eventos que me habían llevado hasta allí: la mansión Lombardi, el acoso de Sebastián, los secretos oscuros de la familia y cómo había llegado a sentirme atrapada en su mundo opresor. A medida que hablaba, noté cómo su interés crecía; no solo estaba escuchando, sino analizando cada palabra como si fuera una pieza del rompecabezas.
Cuando terminé, él se recargó en su silla y cruzó los brazos. —Tu historia es más complicada de lo que parece, pero tengo algunas ideas sobre cómo podemos proceder. Necesitamos reunir pruebas y testimonios. ¿Tienes aliados?
Negué con la cabeza; la mayoría de mis amigos habían desaparecido o se habían distanciado tras mis problemas con los Lombardi.
—Entonces tendrás que ser fuerte y decidir qué estás dispuesta a arriesgar —dijo con seriedad—. Esto puede volverse peligroso.
La adrenalina comenzó a fluir por mis venas mientras consideraba sus palabras. No solo estaba luchando contra una familia poderosa; también estaba luchando contra mis propios miedos y traumas. Pero al mirarlo a los ojos, sentí un destello de esperanza.
—Estoy dispuesta a todo —afirmé con convicción—. No voy a dejar que me arrebaten mi vida una vez más.
Un ligero destello de respeto cruzó su rostro antes de sonreír levemente. —Entonces comencemos esta batalla juntos.
Y así fue como entré en un juego peligroso; no solo por lo que representaba la familia Lombardi, sino también por el propio abogado cuyo pasado aún no conocía del todo…
Llegue a la mansión que una vez fue de mis padres, los recuerdos llegaron a miente haciéndome sentir la pena y el dolor de haberlos perdido, este lugar era demasiado grande para estar sola en aquella casa, así que tome una ducha rápida para luego salir de aquella enorme casa. Quería despejar un poco mi mente, así que fui a un bar a tomarme algo, no pensaba quedarme mucho tiempo ahí, solo quería distraerme.
Fui a una mesa privada y pedí un mojito, era ligera y refrescante ideal para ayudarme a relajarme. Estaba distraída viendo a la gente en la pista cuando escuché la voz ronca de un hombre.
“¿Puedo hacerle compañía?”. Dijo Dimitri parándose frente a mí.
“Señor Ivanov, que casualidad verlo por aquí”. Respondí seriamente.
“Después de mucho trabajo, es necesario un momento de tranquilidad”. Contesto sentándose a mi lado.
“Tiene razón, no todo puede ser trabajar, a veces merecemos estos momentos”. Él se quedó mirándome fijamente, era como si quisiera leer mis pensamientos, pero lo más extraño era que no me incomodaba su presencia.
“¿Te pido otra bebida?”. Pregunto, Dimitri con una expresión sombría.
“No es necesario, yo puedo pedir lo que voy a consumir, pero gracias de igual manera”. Manifesté con firmeza.
“Solo quería ser caballero. Como no me aceptas una bebida, al menos puedes aceptar una invitación a bailar”. Dijo mirando la pista de baile.
“No creo que un abogado tan serio sepa moverse en la pista”. Le respondí con una sonrisa sarcástica.
Él se puso de pie y extendió su mano hacia mí, yo con gusto la tomé y nos dirigimos a la pista de baile, éramos las dos únicas personas que vestíamos como si hubiéramos salido de una reunión de trabajo. Este hombre sabía cómo moverse, era la primera vez que me sentía a gusto en una pista de baile con otra persona.
lo mismo
intrigante
espero mantenga el nivel de interés en toda la trama