Luego de ser traicionada por su mejor amiga y su prometido, Bella busca la manera de vengarse de las personas que una vez quiso como a su propia familia.
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capítulo 9
Al llegar a la oficina de Marco, mi hermano ordenó a los hombres que se encontraban allí contando dinero que se fueran y fue entonces cuando Estéfano me preguntó.
— ¿Quieres tomar algo Bella?
— Un Martini...
— Tú no bebes — Dijo Marco serio. Él sabía que yo no bebía por culpa del alcoholismo de mi madre, pero aun así conteste.
— Ahora si, quiero un Martini.
— No.— Volvió a ordenar mi hermano serio.
Estéfano mirando nuestra discusión sonrió y volvió a preguntar.
— ¿Que hago?
— Dije que no, ahora vamos a lo importante. ¿Por qué fingiste tu muerte...?
— Yo no fingí nada, hace dos años tuve un accidente que me dejó en coma por un año y nueve meses. Cuando desperté mi vida entera se había ido por un caño, mi madre se murió, papá perdió la empresa, mi novio... Eso ya no importa. Lo que quiero decir es que alguien está detrás de todo esto.
— ¿A qué te refieres con que alguien está detrás de todo esto?
– A eso mismo, alguien se encargó de fingir mi muerte Marco. No les parece mucha coincidencia que justo el mismo día en el que yo tengo un accidente, una mujer de mi mismo cuerpo, contextura, edad, cabello y ropa aparezca en la morgue completamente desfigurada, imposible de identificar, pero aun así mi madre completamente afectada, logro reconocer mi ropa y es por eso que concluyeron que esa mujer era yo.
Estéfano miró a Gian y este último agregó.
— Son muchas coincidencias Marco.
— Investiga al chófer del auto. Debe haber algo que se nos haya escapado.
— No lo creo, el señor Ferrer es un hombre muy amable y atento...
Estéfano me miró curioso y preguntó rápidamente.
— ¿El señor Ferrer?
— El chófer del auto qué me atropelló, él estuvo conmigo en mi recuperación e incluso pago todos mis gastos médicos...— Al ver la mirada de los tres pregunté — ¿Qué pasa? ¿Por qué me miran así?
— Bella el chófer del auto qué te atropelló nosotros lo capturamos y estuvimos torturándolo por meses para que nos dijera quien lo contrato.
Mire a mi hermano sorprendida y agregué.
— Déjenme ver si entendí, dicen que ese hombre que iba a visitarme todos los días no era el chófer del auto qué me atropelló.– Veo como mi hermano me mira seriamente y preguntó — ¿Entonces quien carajos era?
— No lo sé, pero lo voy a averiguar.
— Lo ven, esto cada vez se pone más extraño. Primero el accidente, luego el chófer que no era el chófer y después que todos me creían muerta.
Veo como Marco camina hacia mí y colocando su mano en mi hombro dice.
— Tranquila yo voy a ayudarte a descubrir quien está detrás de todo esto. — Sonrió por sus palabras, pero en cuanto levantó mi rostro mi pelo se corre y deja expuesta mi herida. Veo como su mirada se clava en mi cuello y pregunta nuevamente enojado– ¿Quién te hizo eso Bella?
— Tranquilo no es nada...
Veo como Gian y Estéfano también la ven y sus rostros también cambian.
— ¿Qué no es nada? ¿Acaso no te enseñe a defenderte para qué evitarás cosas como estas?
— Y aprendí muy bien, pero dejé que me lastimara para lograr un objetivo.
— Aun así prima dejaste que se acercará mucho.
— Conseguí lo que quería y eso es suficiente. Ahora volvamos con Max.
— Aún no terminamos. Déjenos solos.— Vi como Estéfano y Gian salieron de la habitación y Marco volvió a hablar.— Luego de que murieras... fui a verlo, a nuestro padre, le ofrecí mi ayuda y él la rechazo. Dijo que no quería nada de nuestra familia y es por eso que solamente me senté a observar como perdía su empresa. Yo quería que supieras esto porque ahora que tú estás aquí sé que van a necesitar dinero y...
— No hermano, no quiero que te preocupes por eso, yo me haré cargo de los dos. Hoy recordé que aún tengo un nombre en mi industria y voy a retomar mi carrera en donde la dejé. Si vine aquí hoy es para decirte que estoy bien y para pedirte que investigues quien está detrás de todo lo que me paso.
— Aun así, nuestra familia no solo tiene dinero sucio. También tenemos negocios legales, no quiero que pases necesidades ni que tampoco le debas nada a nadie. Tú eres una Mussicardi y mientras algunos de nosotros tres viva siempre vamos a velar por tu seguridad y bienestar. Empezando desde ahora... para evitar que algo así te vuelva a suceder mis hombres te estarán vigilando...
— No te pases Marco, eso ni de chiste.
— Bella esto no está a discusión.
— No quiero niñeras. Tengo casi treinta años y sé cuidarme sólita...
— Me importa un bledo si tienes treinta o quince años, no voy a volver a perderte. Tú y esos dos idiotas que están detrás de la puesta son todo lo que tengo y no voy a volver a pasar por ese infierno de nuevo.
De pronto las puertas se abrieron y Estéfano y Gian entraron diciendo.
— Gracias por lo de idiota hermano.— Dijo Gian con sarcasmo — Pero concuerdo con él Bella. Cuando te creímos muerta no solo tus padres sufrieron. Esto fue un duro golpe para nosotros y aunque no quieras pondremos seguridad a tu alrededor. Por lo menos hasta sabes que es lo que está pasando.
Mire enojada a los tres y dije.
— Lo que ustedes quieren es saber que es lo que hago y con quien a todas horas.
Estéfano me miró serio y contestó.
— Es para eso que vamos a ponerte seguridad.
— Están locos si creen que van a poder controlar mi vida.
Marco golpeó la mesa y mirándome con su seño fruncido agregó.
— Suficiente Bella, hacemos esto por tu bien. Puedes gritar, zapatear e incluso maldecir, pero no vamos a cambiar de opinión.
— Muy bien, si es así como se van a comportar espero que sus hombres estén muy bien entrenados. Es difícil seguirme él pasó.
Vi como los tres fruncieron su rostro y con una sonrisa ladina agregué.
— Una cosa más tengo algunos asuntos personales que planeo arreglarlos yo misma. Si alguno se atreve a intervenir no le hablaré más por un año.
Vi como Marco se puso serio y preguntó.
— ¿De qué asuntos hablas?
— Shh... shh… shh... Un año hermanito. Ahora si me disculpan voy con Max, ya saben lo nervioso que le ponen estos lugares.
Sin más salí de allí completamente enojada, no podía creer que a mi edad me pusieran niñeras. Pero estaban equivocados si creían que yo lo iba a aceptar sin rechistar.
Luego de esa conversación volví con Max quien estaba muy alegre conversando con un custodio de mi hermano y al verme llegar dijo.
— De ella te estaba hablando.— Mire a Max curiosa por lo alegre que estaba y este agregó — Bella... te presento a Dylan, Dylan ella es Bella mi mejor amiga. Parece medio ácida, pero en el fondo es todo un amor.
Veo como se empina su copa y levantando su dedo pide otro trago.
— Max... ¿Estás bien amigo?
— Sí... solo que estoy muy feliz.
Veo como le traen otra bebida y tomando su vaso lo vuelvo a depositar en la charola y digo.
— Es suficiente, mi amigo ya bebió mucho.
— Espero Bella, aún tengo sed.
— Entonces tomemos algo de agua.
— Lo ves, ácida...— Veo como el chico de seguridad me mira e intenta guardar la compostura, pero Max es imposible. — Bueno y como te decía, ahora ella no sabe qué hacer con el tipo. Por un lado, está su rivalidad con su archienemiga, la perra loca. Y por otro lado, esta el papucho del hermano que además de estar como quiere ese hombre, tiene los millones de los millones... ¿Tú que harías Dylan?
Al entender de lo que Max está hablando, mi mirada se dirige al hombre de seguridad y digo.
— ¿Max que estas diciendo?
— Nada cariño, solo le pido una opinión al chico, una tercera opinión puede que nos dé más claridad en todo este asunto.
Veo como el tal Dylan está por hablar y antes de que lo haga, hablo yo primero.
— Ni una palabra de todo lo que te acaba de decir él es verdad.
— Tranquila señorita, yo no escuche nada.
— Aun así, quiero dejarlo en claro.
Veo como Max intenta decir algo más, pero coloco mi mano en su boca y digo.
— Es suficiente, creo que mejor nos vamos.
En eso Marco y mis primos llegan y al ver que me quería marchar Marco es el primero en mostrar su descontento.
— ¿Ya te quieres ir?
— Max no se siente bien, creo que bebió mucho de golpe.
Gian sonríe por eso y sentándose a su lado le pregunta.
— ¿Eso es verdad amigo Max? ¿Te sientes mal?
— No, para nada.
– Lo ves Bella, él está bien. No te preocupes.
Miró con desconfianza a Max por miedo a lo que pueda llegar a decir, pero antes de poder decir algo más, Gian le vuelve a preguntar.
— Y cuéntame Max, ¿De qué estaban hablando?
— De nada...
Intenté decir lo más rápido que puede para callar a Max, pero a Max parecía habérsele aflojado la lengua, porque en sima de mis palabras dijo.
– De futuro novio de Bella...
Mi mirada asesina era fatal, si mi amigo hubiera estado en sus cinco sentidos de seguro que se hubiera asustado. Pero para mi mala suerte Max estaba demasiado alegre como para notar que había metido la pata hasta el cuello y que me había acabado de meter en aprietos.
De pronto escuché la voz de mi hermano a mis espaldas y tomando mis hombros dijo.
— A sí... cuéntame más de él, Max ¿Quién es el futuro novio de mi hermana?
Me levanté de mi asiento y tomando a mi amigo del brazo dije.
— Cómo dije nos vamos, Max ya no sabe de lo que está hablando.
Sin más empecé a caminar y a lo lejos pude escuchar a Estéfano decir.
— Espera Bella ¿dinos quien es el cuñado?
Apresure mi paso y apretando el brazo de Max dije.
— Amigo espero que tengas todos tus asuntos en orden, porque con lo que acabas de hacer eres hombre muerto.
Veo como Max sigue en su mundo y solo me sigue el pasó hasta salir del club. Cuando estamos por subir al auto, el custodio qué estaba con Max antes de que llegara, el tal Dylan dice.
— Señorita Isabela, entrégueme las llaves que yo conduzco.
Sonrió ante su demanda y subiendo a Max al auto le entrego las llaves, le doy la dirección de Max y agregó.
— Déjalo en su casa. Muchas gracias Dylan.
Veo como su cara cambia de golpe y al notar que dos camionetas negras me esperan para llevarme a casa sonrió al ver como unos motociclistas qué están estacionados en la entrada del club me miran fijamente. Camino rápidamente hacia ellos y digo.
— ¿Chicos quien de ustedes me lleva a casa?
Veo como todo me miran curiosos, pero solo uno dice.
—Sube.
Me apresuró a subir y colocándome el casco digo.
— Necesito perderlos, ¿puedes hacerlo?
Vemos como los hombres de seguridad de mi hermano se acercan a nosotros y el chico acelerando su moto contesta.
— Sujétate...
Sin perder más tiempo acelera y nos vamos de allí.
Al cabo de media hora llegamos a mi hogar y veo como el auto de mi hermano junto con el de mis primos me esperan en la entrada de mi casa. Golpeó el hombro del pobre chico y digo.
— Oye amigo es mejor que me dejes aquí y te vaya...
— ¿Qué?
— Frena...— El repentino grito lo hace frenar y desgraciadamente mi hermano logra vernos. Bajo rápido de su moto y sacándome el casco digo.— Vete, o te irá mal.— Veo como me mira confundido, pero al ver como mi hermano se acerca a nosotros enciende nuevamente su moto y vuelvo a decir. — ¿Qué esperas? Vete... Por cierto... gracias.
Veo como su rostro se frunce, pero aun así acelera y doblando en U se va por donde veníamos. Pronto escucho los alaridos de Marco y poniendo mi mejor cara de satisfacción digo.
— Dijiste que tus hombres estaban bien entrenados.
Marco termina de llegar junto a mí y tomando mi brazo dice con los dientes apretados.
— ¿Qué demonios pasa contigo?
Frunzo mi rostro al sentir dolor producto de su agarré y digo.
— Suéltame Marco, me duele...
— Me importa una mierda Bella. ¿Cómo se te ocurre subirte a la motocicleta de un desconocido?
– Qué me sueltes carajo.
Al ver que ambos parecíamos perros y gatos, Estéfano y Gian decidieron intervenir.
— ¿Chicos porque no nos calmamos un poco?
— Sí hermano, tranquilo...
Veo como Marco suelta mi brazo, pero aun así me mira furioso.
— Bella no debiste subirte a esa moto.
— No debieron ponerme niñeras en primer lugar.
Veo como Marco se acerca a mí nuevamente, pero Gian se para frente a mí y dice.
— Bella es por tu seguridad.
— No necesito guarda espaldas, mientras más rápido lo entiendan más rápido terminaremos con esta discusión.
De pronto la voz de mi padre se escuchó cerca de nosotros, y dijo.
— Pues yo estoy desacuerdo con ellos, voy a estar más tranquilo si se que la familia te esta cuidando.
Mire mal a mi padre y al ver como Marco sonrió agregue.
— Muy bien, espero que puedan manejar la frustración, porque están locos si creen que ustedes van a poder controlar mi vida.
Sin más camine por entre medio de todos ellos e ingrese a mi hogar. Odiaba esta parte de ellos, podían ser todo un dolor de cabeza si se lo proponía.
No paso mucho cuando mi padre ingresó detrás de mí y al verme cruzada de brazos al pie de las escaleras dijo.
— No me mires así, ellos quieren cuidarte y yo también creo que necesitas protección.
— ¿Ahora si quieres su ayuda?
— Mi relación con la familia es complicada Bella, pero no por eso voy a negarte a ti su protección. No voy a perderte otra vez.
— Y era justo por esto que me caías mal. Nunca te pusiste de mi lado... siempre preferiste ser mi enemigo, ¿acaso no te importa lo que yo quiero?
— Espero que en algún momento entiendas que esto lo hago por tu bien.
Mire a mi padre enojada y subiendo las escaleras maldecí el momento en el que se me ocurrió ir a ver a mi hermano. Había olvidado lo mucho que me molestaba este lado de él...