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La Sombra Del Olvido

La Sombra Del Olvido

Status: En proceso
Genre:Casos sin resolver
Popularitas:1.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Camila Vegas

En un remoto pueblo donde la niebla nunca se disipa, se encuentran vestigios de un antiguo secreto que atormenta a sus habitantes. Cuando Clara, una joven periodista, llega en busca de respuestas sobre la misteriosa desaparición de su hermana, descubre que cada residente guarda un oscuro pasado.

NovelToon tiene autorización de Camila Vegas para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 3: El Límite de la Realidad

La niebla se espesaba a medida que Clara se acercaba al bosque, y el aire se tornaba más frío y denso. Las sombras se alargaban como dedos ansiosos, invitándola a cruzar el umbral entre el pueblo y el misterio. Se detuvo un instante antes de entrar, sintiendo la presión del silencio a su alrededor. En el fondo de su mente, las advertencias de la anciana resonaban con fuerza: "No sigas las voces."

Sin embargo, la necesidad de respuestas era más poderosa que el miedo. Con un último vistazo a la plaza vacía, Clara se adentró en la espesura de los árboles. A medida que avanzaba, el sonido de sus pasos se ahogaba en la tierra húmeda y cubierta de hojas, y la luz del día se desvanecía, dejando solo una penumbra inquietante.

Los árboles estaban cubiertos de musgo y líquenes, sus troncos retorcidos parecían observarla con ojos antiguos. Clara se sintió como si estuviera en un lugar donde el tiempo había perdido su significado. Respirando hondo, sacó su teléfono y encendió la linterna. La luz temblorosa iluminó un sendero estrecho que se perdía entre la maleza.

Mientras caminaba, comenzó a escuchar un murmullo en la distancia. Primero, pensó que era el viento, pero pronto se dio cuenta de que había algo más: voces. Susurros que se entrelazaban en una melodía inquietante. Clara se detuvo y se concentró, tratando de distinguir las palabras.

“Clara…”

El susurro sonaba como el eco de su propio nombre. Su corazón se aceleró. La voz era familiar, cálida y dulce. La voz de su hermana. Sin poder evitarlo, dio un paso hacia adelante, atraída por el sonido.

“Clara, ven… ayúdame…”

Las palabras eran un canto suave que le hacían olvidar su miedo. Clara se dejó llevar, caminando más profundamente en el bosque, siguiendo la voz que parecía flotar entre los árboles. Cuanto más se acercaba, más clara se volvía la imagen de su hermana en su mente, su risa, su luz. Se olvidó de las advertencias, del tiempo y del peligro.

Sin embargo, a medida que se adentraba, el ambiente se tornaba más oscuro, y la niebla se espesaba a su alrededor. Las ramas de los árboles parecían moverse, como si intentaran detenerla, pero Clara seguía adelante, guiada por la voz que la llamaba.

Entonces, de repente, la voz se desvaneció, y un silencio aterrador llenó el aire. Clara se detuvo, el pulso retumbando en sus oídos. Fue entonces cuando escuchó un crujido detrás de ella. Se dio la vuelta, iluminando la oscuridad con su linterna, pero no había nada. Solo árboles y sombras danzantes.

Una sensación de inquietud se apoderó de ella. ¿Había estado realmente escuchando a su hermana? O era la sombra jugando con su mente, atrayéndola hacia un destino desconocido. Clara decidió que era hora de regresar, pero el sendero que había seguido parecía haber desaparecido, tragado por la niebla.

La desesperación comenzó a apoderarse de ella. Clara giró en círculos, intentando encontrar alguna señal de su camino de regreso, pero todo se veía igual: la misma penumbra, los mismos árboles.

“¡Clara!”

La voz, esta vez más fuerte y llena de angustia, resonó entre los árboles. Clara sintió que el aliento se le cortaba. No era su hermana; era otra cosa. La sombra. Y estaba cerca.

Rápidamente, se volvió hacia el sonido, solo para encontrar una figura oscura y borrosa entre los árboles, apenas iluminada por su linterna. Clara sintió un frío helado recorrer su cuerpo.

“¿Quién eres?” gritó, aunque su voz temblaba de miedo.

La figura no respondió, pero los susurros comenzaron de nuevo, envolviéndola, llenando su mente con promesas de conocimiento, de revelaciones. Clara, aterrorizada, retrocedió.

—¡No! —gritó, intentando resistir la atracción de la voz. —¡Déjame en paz!

Con cada palabra, la figura se acercaba, formando contornos que parecían moverse y retorcerse. Clara se dio la vuelta y comenzó a correr, sus pasos resonando en la tierra blanda, sus latidos resonando en su pecho. El bosque pareció cobrar vida a su alrededor, las ramas y las sombras moviéndose, intentando atraparla.

Corrió sin rumbo, guiada por su instinto. Tras unos minutos que parecieron eternos, tropezó y cayó al suelo, sintiendo la tierra fría en su cara. Se levantó rápidamente, buscando la linterna, y cuando la encendió, vio un claro a unos metros.

Sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia él, sintiendo cómo la sombra parecía disminuir a sus espaldas. Al llegar al claro, se detuvo, el aliento entrecortado, su corazón martillando con fuerza.

Allí, la niebla se disipaba un poco, y Clara pudo ver la luna llena iluminando el cielo. En el centro del claro había un altar antiguo, cubierto de musgo y flores marchitas. Clara se acercó, sintiendo una extraña atracción hacia él. Era un lugar olvidado, como si hubiera sido el escenario de rituales antiguos.

Entonces, la voz volvió a llamarla, esta vez con un tono desesperado.

“Clara, por favor…”

Ella miró hacia la oscuridad, sintiendo que algo en su interior se rompía. La figura oscura se acercaba de nuevo, pero esta vez Clara no estaba dispuesta a ser atrapada. Con una determinación renovada, se dirigió hacia el altar y comenzó a examinarlo, buscando alguna pista, algo que la ayudara a entender lo que estaba sucediendo.

Mientras lo hacía, se dio cuenta de que había inscripciones grabadas en la piedra, símbolos extraños que parecían pulsar con una energía oscura. Clara, ignorando el peligro que la rodeaba, se inclinó para examinar los símbolos más de cerca, cuando de repente, la sombra detrás de ella se lanzó hacia adelante.

El mundo se desvaneció en un torbellino de oscuridad y frío, y Clara supo que su tiempo se estaba acabando. Pero no estaba dispuesta a rendirse. Con un último esfuerzo, gritó:

—¡Muéstrame la verdad!

La figura se detuvo, congelándose en el aire, y Clara sintió una ola de energía recorriendo su cuerpo. Era como si la sombra hubiera escuchado su súplica, como si su desafío hubiera resonado en lo más profundo de su ser.

En ese instante, el bosque cobró vida, los árboles crujieron y las sombras se agitaron, formando visiones distorsionadas del pasado. Clara vio destellos de su hermana, riendo y jugando en el bosque, pero también visiones de oscuridad, de tristeza y de un sacrificio olvidado.

Mientras las imágenes la envolvían, Clara comprendió que había llegado al límite de la realidad, donde el pasado y el presente se entrelazaban, y donde la sombra había estado acechando desde el principio. Con el corazón en la mano, supo que debía enfrentarse a sus propios miedos y buscar la verdad, incluso si eso significaba confrontar lo que había quedado en la oscuridad.

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Francia Silva de Luna
Excelente
Aurora Liand
Excelente historia ❤️
karen B: Gracias 🙂
total 1 replies
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